Principios electorales y Códigos de ética Judicial en materia Electoral

Principios electorales y Códigos de ética Judicial en materia Electoral

Si bien el Código modelo de ética judicial electoral contiene principios generales de aplicación similar a la de otros órganos jurisdiccionales, como son la excelencia, objetividad, imparcialidad, profesionalismo e independencia; estos adquieren matices diferentes si se tiene presente que la materia electoral se rige por principios específicos que llevan a sus integrantes al buen actuar confirme a las exigencias propias de la materia y la institución, tales como el respeto al a constitución, la ley electoral y el orden jurídico vigente, neutralidad e independencia, transparencia, excelencia, minuciosidad y exhaustividad y actitud de servicio, traducidos a las necesidades propias del mundo electoral.

Principios de relevante importancia en la organización del Estado Mexicano, en una república, democrática, representativa y federal; que cuenta con un conjunto de normas específicas de carácter constitucional con contenido ético de vital importancia, sin los cuales no tendría lugar la organización política que conocemos y en torno a la cual estamos acostumbrados a operar el resto del derecho.

La razón estriba en que como señala Niño “democracia: forma de organización política que más disminuye las probabilidades de desvío morales”, en razón de ello es que los principios y valores en torno a los cuales se desarrolla el respeto a las normas electorales, adquiere relevancia superior en la medida que proporciona las condiciones propicias para que el derecho civil, mercantil, labora, etc, se conciba como lo justo y no solo como la expresión escrita del soberano.

De manera que si la democracia es la expresión de la soberanía popular y esta reside originalmente en el pueblo, entonces, no hay materia que se refleje en la misma dimensión tangible y evidente como la electoral, pues su propia naturaleza y repercusiones sociales hace innegable que de manera mediata se aprecie la legitimidad de las instituciones que lo operan, privilegio que también representa su fragilidad, pues precisamente como dice Jesús Orozco Enríquez “El pueblo, en tanto titular originario de la soberanía, hace uso del tal poder cuando se constituye en Estado jurídicamente organizado”, organización que se reflejará innegablemente en cada proceso electoral en mayor medida que cualquier otro tipo de proceso.

Es por ello que los principios que lo rigen adquieren trascendental importancia, pues tienen la función de respetar la lucha librada para lograr la consolidación del Estado, soberanía y por ende independencia reflejada innegablemente en la anhelada paz social.

Ello en el entendido de que la soberanía no se ejerce directamente sino por medio de los órganos legislativo, ejecutivo y judicial, de ahí lo relevante de la representación política, como elemento esencial de la democracia.

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