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REFLEXIONES ÉTICAS EN LA LABOR DOCENTE


Enviado por   •  9 de Mayo de 2018  •  Ensayos  •  584 Palabras (3 Páginas)  •  133 Visitas

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REFLEXIONES ÉTICAS  EN LA LABOR DOCENTE

“La formación ética es una demanda inaplazable, no sólo para los educandos, sino sobre todo, y prioritariamente para los educadores”. Francisco Altarejos.

Vivimos en la denominada era del conocimiento, donde nuestra sociedad se ha vuelto pragmática, donde los habitantes de las grandes ciudades viven de manera superficial, ya sea en el vestir, en la música, en el entretenimiento; por ello, muchas veces los valores han caído en desuso. Urge, por tanto, replantear las normas éticas y valores en nuestra sociedad.

La formación ética y el desarrollo de los valores deben partir desde la infancia en la familia y sobre todo es tarea titánica de los maestros, porque somos el ejemplo vivo para nuestros alumnos.

Para realizar una reflexión sobre la labor docente partimos de la noción de ética. La ética es el ideal de la conducta humana, orientando lo que es bueno y correcto y se consolida cuando se internalizan las normas sin que exista presión externa para su cumplimiento, así como guiando su vida hacia la relación con sus semejantes y buscando el bien común. La ética de un profesional se gesta desde la formación del mismo, por ello el docente debe actuar en esta etapa y para realizar esta labor tiene que conocer de ética, hacer un análisis reflexivo  y cómo debe ser su comportamiento como docente.

Actualmente, muchos docentes han perdido la ética en su labor profesional, quizás parta este comportamiento por las siguientes causas: desde la misma sociedad; desde los centros de formación pedagógica o los problemas económicos sociales. Si hablamos de lo primero, podemos decir que vivimos en una sociedad plagada de individualismo, donde se califica al hombre por su dinero, donde triunfan los corruptos porque no les pasa nada, donde se hace lo que les conviene. Si hablamos de lo segundo, podemos hablar de la baja calidad de los centros de formación que solo importa recibir dinero para mantener a los alumnos, o porque al Estado nunca le ha preocupado la educación. Si hablamos de lo tercero, podemos decir que muchos maestros no dan su tiempo completo a la enseñanza aprendizaje de sus alumnos por estar preocupados en sus problemas económicos, en buscar otro empleo u otra entrada económica, además el Estado no ha dado una verdadera valoración a la labor docente.

Estas posibles causas, por supuesto, no deben ser excusas para que todo docente se conduzca correctamente en su labor pedagógica diaria, debemos desechar el individualismo, el egoísmo, la corrupción, la injusticia, las grandes desigualdades, la violencia; educar para transformar nuestra realidad.

El desafío de los profesores no es sólo transmitir conocimiento, su profesión conlleva un desafío de enorme trascendencia moral: formar hombres y mujeres libres capaces de autonomía moral, pero también felices y en constante relación constructiva con los demás. Porque aunque la ética es en sí misma primariamente personal, esta primacía no conlleva una indiferencia hacia una “ética social”. En esta doble perspectiva, estrechamente ligada a la educación en valores, es donde deben situarse los cometidos sociales de la profesión docente. En ellos, se asienta mucho de lo que justifica su presencia y relevancia en la vida de cada individuo, asociada a la prestación de un servicio público, con proyección y vocación pública. Es importante forjar una verdadera formación ética de carácter social, que inscriba el trabajo de los profesores en la senda de los intereses comunes de la sociedad.

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