Reflexión

A través de mi vida he tenido la oportunidad de conocer a una gran diversidad de docentes, tanto en el papel de maestros míos, así como en el papel de alumnos.

Los he catalogado, queriendo o sin querer en regulares, buenos y excelentes, de acuerdo a mi perspectiva.

Ha habido otros que no tienen cabida en ninguna de las categorías mencionadas, porque su actuación no dejó huella, o la dejó tan mala que prefiero no mencionarlos.

Mi práctica profesional actual, en el ámbito de la educación, se divide en dos sectores completamente opuestos, y que requieren a su vez de estrategias de enseñanza totalmente distintas.

Al atender, como Auxiliar Docente, a niños con discapacidades severas, me veo en la necesidad día a día, de implementar lo mismo enseñanzas tradicionales, así como constructivistas a fin de lograr un objetivo.

Por lo que se refiere a la práctica profesional con adultos, todos ellos profesionistas, con títulos de Licenciados en Educación, muchos con Maestría, y algunos hasta con Doctorados, reflexiono en lo siguiente:

• La edad cronológica de los maestros no es influyente en el tipo de enseñanza que practican.

• El grado educativo que ostentan no es sinónimo siempre de mayor capacidad.

• Una gran mayoría de los docentes muestra renuencia al cambio.

• La ética es un valor que debe ser aplicado en cualquier tipo de educación.

• El uso de herramientas tecnológicas favorece la educación constructivista.

• El pensamiento crítico debe ser desarrollado a partir del uso de la razón, y obviamente incrementado con el escalonamiento educativo.

• Se debe tener la mente abierta, ningún tipo de educación es malo, su enfoque es el que puede malinterpretarse.

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