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SEIS SOMBREROS PARA PENSAR


Enviado por   •  28 de Octubre de 2012  •  1.753 Palabras (8 Páginas)  •  817 Visitas

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SEIS SOMBREROS PARA PENSAR

Una de las principales cualidades del ser humano es la capacidad de racionar y pensar, somos capaces de interpretar cada suceso que ocurre en nuestras vidas y actuar de acuerdo a unos principios y valores que vamos adquiriendo con el pasar del tiempo. En el libro SEIS SOMBREROS PARA PENSAR encontramos una diversidad de pensamientos, los cuales están demarcados por sombreros de diferentes colores, cada uno con un significado especifico. Dependiendo del tipo de persona o situación en la que se encuentre se puede usar un sombrero, ya sea blanco, rojo, negro, amarillo, verde o azul, que son los colores que distinguen dichos sombreros, estos nos permiten pensar y decir las cosas de manera diferente, cosas que normalmente no diríamos sin arriesgar nuestro ego. Nuestros cerebros están diseñados para ser brillantemente no creativos, están diseñados para formar pautas estructuradas, fijas, y para luego utilizarlas en cuanta ocasión se presente.

Sin más preámbulo les hablare del papel que cumple cada sombrero y de la importancia que tiene para nosotros, utilizare palabras o frases del libro, las que considero es fundamental recordarlas y plasmarlas para tenerlas muy presentes. “Ser un pensador no implica tener la razón constantemente. En realidad, quien siempre cree tener la razón es muy posible que sea un pobre pensador (arrogante, sin interés por la investigación, incapaz de ver otras alternativas, etc.). Ser un pensador no implica ser inteligente. Ser un pensador implica querer conscientemente serlo”.

El sombrero blanco es neutro y objetivo, el pensamiento del sombrero blanco es una manera conveniente de pedir que las cifras y los hechos se expongan de manera objetiva y neutralmente.

Antes de actuar en base a un hecho o de ponerlo como base de una decisión, necesitamos verificarlo efectivamente. Por lo tanto, determinamos cuáles de los hechos "creídos" podrían ser útiles y después los juzgamos y verificamos.

Con el sombrero blanco podemos ver el mundo como es, y no como queremos que sea; los seres humanos somos una compleja mezcla de sentimientos, raciocinio, experiencia y aprendizaje. Todos estos elementos pueden brindar a una persona una percepción de la realidad que puede estar equivocada, cuando una persona no es objetiva, se centra en las circunstancias y no en los problemas, observa las cosas superficiales, pero no el fondo.

Es evidente que desempeñar el rol de sombrero blanco requiere algo de habilidad probablemente más que para otros sombreros.

La norma clave del pensamiento de sombrero blanco consiste en no presentar nada a un nivel más alto que el que corresponde realmente, cuando una afirmación se formula adecuadamente como creencia, entonces se la puede poner en circulación y uso. Entonces decimos que no hay nada absoluto en el sombrero blanco, este es solo una dirección en la cual nos esforzamos por mejorar.

El sombrero rojo sugiere ira, furia y emociones. El pensamiento de sombrero rojo se refiere a emociones, sentimientos y aspectos no racionales del pensar.

Para hablar de este sombrero es necesario conocer que son las emociones para el ser humano, las cuales están definidas como un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos de origen innato, influidos por la experiencia. Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Es un estado que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras. En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación; con el pensamiento de sombrero rojo nunca hace falta justificar o explicar lo que se siente.

Debe recordarse que un pensador, en la privacidad de su propia mente, puede decidir ponerse el sombrero rojo, esto le permite traer de manera legítima sus emociones a la superficie. En cierto modo, el sombrero rojo permite que alguien conecte y desconecte el modo emocional en pocos instantes, es decir, te pones el sombrero o te lo quitas.

Es totalmente innecesario adoptar formalmente este modo de decir cada vez que se expresa un sentimiento. Se lo debe usar cuando se expresa o se pide la expresión de un sentimiento de manera formal y definida.

El sombrero rojo hace legítima las emociones y los sentimientos como una parte importante del pensamiento, por eso cuando un pensador está usando el sombrero rojo, nunca debería hacer el intento de justificar los sentimientos o de basarlos en la lógica.

El sombrero negro es triste y negativo. El pensamiento de sombrero negro mira el lado oscuro o "negro" de las cosas, pero siempre se trata de una negrura lógica; con el sombrero rojo no se tiene que dar las razones de un sentimiento negativo, en cambio con el negro se debe dar siempre razones lógicas y relevantes, deben ser razonables no sólo cuando las presenta una persona de carácter fuerte en forma persuasiva, sino también cuando se las expresa con frialdad en un libro.

La tendencia de la mente a ser negativa es tan fuerte que tiene que dotarse con un sombrero específico, un pensador debe tener la oportunidad de ser puramente negativo.

El pensamiento del sombrero negro también tiene la obligación de señalar los riesgos, peligros, déficits y problemas potenciales que podrían surgir en el futuro.

Se puede concluir que el sombrero negro debería ser siempre el primero para poder rechazar con rapidez las ideas impracticables,

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