SUPERHÉROE: ¿ÍDOLO O ICONO?

SUPERHÉROE: ¿ÍDOLO O ICONO?

        Hace poco en una conferencia escuché que las criaturas siniestras y malvadas han poblado la literatura y el cine actual, y que son la imagen del hombre de hoy sobre la trascendencia. Pero ¿queda algo trascendente bueno? ¿Hay algún atisbo de la trascendencia luminosa que todos anhelamos? Si bien, es verdad que lo tenebroso venido del más allá se ha multiplicado, también es cierto que en estos últimos años la figura del superhéroe se ha desarrollado mucho (Thor, Superman, Capitán América, Batman, Spiderman,…). ¿Por qué? ¿Hay algo de trascendencia en los superhéroes o simplemente son personajes para niños y para adultos inmaduros?

        Nos damos cuenta de que el cine refleja el mundo en el que vivimos: si en el cine hay muchas películas con una trascendencia siniestra es porque realmente la gente piensa que el más allá es algo tenebroso; si en el cine aumenta la sensualidad es porque en nuestra sociedad ha aumentado la sensualidad. Pero si en el cine aumentan los superhéroes, ¿qué se sigue de esta afirmación? ¿Hay algo detrás de los superhéroes?

Los superhéroes son personas que han nacido con unos poderes especiales o que los han adquirido o recibido durante su vida. En casi ninguna película se hace referencia al origen sobrenatural de este poder. Esto, una vez más, es reflejo de cómo es la sociedad: hoy pocos se preguntan por el origen de las cosas, más bien hay una preocupación desmedida por su uso. No nos preguntamos de dónde vienen las cosas sino para qué son. Así mismo la pregunta sobre el origen del hombre parece haber perdido fuerza hoy en día en el pensamiento de las personas.

El no saber de dónde viene el poder de los superhéroes comporta un peligro: que pensemos que no hay nada más allá de ellos. Que ellos se conviertan en ídolos, que no nos llevan más que a ellos mismos, que el hombre crea que el culmen de la perfección es el superhombre y que no hay nada por encima de él. Así Hommer en un capítulo de los Simpons  dice: “hace mucho tiempo que no te rezo… Superman, ayúdame”; en el fondo está reflejando que el hombre no tiene a nadie que le ayude más allá de él mismo. Todos sabemos que estos superhéroes no existen en la realidad; pero el hombre puede pensar, viendo al superhéroe, que él también puede hacer grandes cosas por sí mismo, con sus solas fuerzas y que no hay nada ni nadie por encima de él: que él con su razón científica puede comprenderlo todo y controlarlo todo (el tan difundido cientificismo actual).

¿Hay algún aspecto positivo en ellos entonces? Sí, lo hay. Los superhéroes reflejan en el fondo el anhelo de todos los hombres. Todos queremos ser como ellos. Dejando de lado el hecho de que queramos ser amados, valorados por los demás, que queramos ser importantes para las personas que amamos (todo lo cual es bueno en su justa medida), hay algo más profundo. Todo superhéroe es llamado a una gran misión: sea cual sea esta, contiene el dar la vida por los demás, entregarse por los demás tan generosamente que no le importe arriesgar su vida con tal de salvar la de los demás. Quizás esta entrega gratuita de la vida por los demás nos resulte familiar. Así los superhéroes son felices. Si al superhéroe le arrebataran esta misión, no encontraría el sentido de su existencia como superhéroe. Del mismo modo todo hombre tiene una gran misión y solo es feliz cuando entrega gratuitamente su vida para salvar la de los demás, cuando se da por completo por los que quiere.

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