Sillón presidencial

La carrera por ocupar el sillón presidencial está bastante avanzada. Después del apoyo del PPD, Eduardo Frei ya se siente como candidato de la Concertación, José Miguel Insulza está feliz de aparecer en las encuestas como el candidato con menos rechazo y Ricardo Lagos suena y va a seguir sonando hasta el final. Incluso, el ex mandatario se dio espacio para encarar al candidato de RN, Sebastián Piñera, para que mostrara su programa de gobierno. Así, el mapa presidencial se empieza a aclarar y, dentro de él, Piñera corre con cierta ventaja. Primero, porque encabeza las encuestas y todas lo dan como seguro ganador. Segundo, porque lleva más de un año trabajando con diferentes grupos de asesores, preparando un posible desembarque en La Moneda. Actualmente son más de 700 personas las que integran los grupos “Tantauco”, brazo técnico de su programa, que debieran entregar el 31 de octubre los informes que han estado elaborando. Hoy están funcionando con la lógica de un “gobierno paralelo”, donde las diferentes comisiones actúan como ministerios, simulando soluciones a los problemas actuales. Por ejemplo, ahora están todos de cabeza analizando el presupuesto entregado por el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, y haciendo las correcciones para ajustarlo a su idea de gobierno. Felipe Morandé, Felipe Larraín, María Luisa Brahm, Harald Beyer y Rodrigo Vergara, son los encargados de coordinar todas estas acciones, además de Piñera, que está encima de todo. Sostienen reuniones constantemente, a las que el candidato llega con sus carpetas y revisa el estado de avance del programa. Voces al interior de estos grupos han asegurado que es imposible “pasarle goles” a Piñera, ya que el empresario suele estar al tanto de todo. Asimismo, se reúne periódicamente con su equipo de asesores personales en las oficinas de Apoquindo 3000, hasta ahora su cuartel central. Ese es el segundo grupo, que lo guía de manera personal y tomando las directrices más políticas. Al igual que la mesa de RN, que es el tercer apoyo que Piñera tiene con miras al 2010.

Desde estos equipos y desde la UDI, saldrán muy probablemente las cartas para llenar, en caso de triunfo, los más de dos mil cupos que requiere la administración pública.

La idea, dicen integrantes de estos estamentos, no es desvestir un monje para vestir otro, en referencia a no levantar mucha gente del Congreso para llevarlos a los ministerios. Así, de a poco se dan algunas luces de lo que sería un posible gabinete de Piñera, juntando sus dos mundos y tratando de formar un equilibrio que asegure un mandato que permita más gobiernos de la Alianza. Hay algunos nombres que se dan como fijos, otros sólo como posibles y unas tantas apuestas. De todas maneras, la palabra la tendrá Piñera y ese puzzle no lo resolverá antes del verano de 2010, victoria mediante.

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