Sistema Literario
valeali23 de Febrero de 2013
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Aproximaciones a la noción de sistema literario.
La propuesta, a continuación, consiste en presentar uno de los ejes interrelacionados a partir del cual armamos el corpus para el dictado del curso: la(s) Otredad(es), los sistemas de representación y el sistema literario. Desde una perspectiva general, proponer una serie de aproximaciones que tienen como objeto la construcción teórica de una noción de alcance macro como la de sistema literario.
LA(S) TRADICIÓN(ES) EN EL MARCO DEL SISTEMA LITERARIO.
Al abordar los puntos de contacto y articulación que permiten establecer las relaciones entre el sistema literario y las tradiciones desarrolladas en su marco, nos detendremos a definir conceptualmente la noción de sistema literario, sus características generales, para luego establecer los posibles vínculos entre esa definición y las consideraciones sobre las tradiciones estéticas.
La noción de sistema tiene su origen en el arsenal teórico del Formalismo ruso, en donde fue planteada fundamentalmente por Tinianov. A su vez, es difícil pensar el auge del concepto fuera de los límites conceptuales que la Lingüística le proporcionó a los estudios literarios. Es en la década del 20´ cuando se empieza a desplazar la separación saussureana entre sincronía / diacronía por los nexos que permiten vincular ambos términos. Estas preocupaciones de los estudios lingüísticos, en particular su propuesta de una evolución sistemática, impactan sobre las teorizaciones literarias del momento. La concepción de una obra particular como un sistema en su estructura interna, tanto como la serie literaria en su conjunto, exhiben su matriz lingüística, en la medida en que se las piensa “diferencialmente”, o sea, acentuando la oposición de términos. A su vez, puede observarse también un fuerte impacto, en la construcción del concepto de sistema, de las teorizaciones marxistas imperantes en la Rusia de los años veinte, que conciben la historia como una dialéctica de la contradicción. De esta forma, la idea de sistema literario implica contradicción, supervivencia de viejos elementos, coexistencia de funciones nuevas con otras arcaicas y cambios de funciones (etc.).
En qué sentido puede hablarse de un sistema literario, entendiendo que ésta es una noción macro, de gran alcance, que pretende dar cuenta de un conjunto amplio de obras literarias.
Comenzamos nuestro abordaje por un integrante del grupo teórico conocido como “formalismo ruso”, llamado Juri Tinianov. La propuesta es interesante porque desnaturaliza o pone en tensión una imagen que suele ser extendida a todo ese grupo de críticos: la idea del estudio de la literatura como la búsqueda de su especificidad, búsqueda que, por lo tanto, debe construir su objeto acotando los límites estrictos de forma tal que se omitan las posibles relaciones entre lo literario y aquello que se encuentra en su periferia (la historia, la cultura, la política, la filosofía, etc.). El planteo de Tinianov parece desmentir, o al menos relativizar, la imagen “inmanentista” que suele sintetizar el espíritu crítico de los formalistas al plantear las relaciones entre la serie literaria y las otras series[1].
El artículo de Tinianov se llama “Sobre la evolución literaria” y en su principio plantea un diagnóstico de los estudios literarios, llamando a la realidad actual del momento de escritura -1927- “territorio colonial”. Con esa denominación se alude a la falta de autonomía de los estudios literarios a raíz de su dependencia del psicologismo que explicaba los fenómenos literarios en función de los problemas de la psicología de los autores. Por lo cual, el ensayo tiene un rasgo muy marcado: constatar las dificultades teórico-metodológicas de los estudios literarios a los fines de proponer las características que la historia literaria debería asumir como propias y, así, deponer el estatuto colonial del momento. En ese marco de diagnóstico y propuesta de modificación, hay una serie de conceptos a ser reconsiderados a los que el autor le otorga suma significación: la evolución literaria, la sustitución de sistemas y el problema de las tradiciones.
En primer lugar, menciona la tradición como una noción fundamental para la historia literaria que se practicaba previamente, es decir, aquella destinada a ser objeto de revisión. En tanto concepto clave de la vieja historia literaria de la época, la tradición es considerada críticamente por el autor como una “abstracción ilegitima de uno o varios elementos literarios de un sistema en el que se emplean y donde desempeñan determinado papel. Se le otorga valor idéntico a elementos de otro sistema donde su empleo es diferente. El resultado es una serie unida sólo ficticiamente, que tiene la apariencia de entidad” (Juri Tinianov en Tzvetan Todorov (comp.), 1970: 90-91). Lo que se pone en cuestión es una traspolación mecánica de elementos de un sistema literario a otro, sin tener en cuenta que el rol o función de esos elementos en otro sistema puede variar. Para aclarar esta cuestión hay que establecer ciertas bases: en primer lugar, la literatura es un sistema, tanto una obra independiente como toda la serie literaria constituyen sistemas que establecen correlaciones entre sí (la obra en su interior, entre sus propios elementos, y la misma obra con otras obras de la serie literaria, por ejemplo, a partir de su género, etc.). Además, las correlaciones se desarrollan entre la serie literaria y otras series extraliterarias (social, política, cultural, filosófica, etc.). Postular que la literatura es una serie sistemática implica, para Tinianov, poner la noción de función como eje vertebral sin la cual todo estudio literario sería un conjunto caótico y heterogéneo: “La existencia de un hecho como hecho literario depende de su cualidad diferencial, (es decir de su correlación, sea con la serie literaria, sea con una serie extraliteraria); en otros términos, depende de su función. Lo que es ´hecho literario` para una época será un fenómeno lingüístico dependiente de la vida social para otra, según el sistema literario con referencia al cual se sitúa este hecho” (Ibidem, pág. 92). Se distinguen, posteriormente, dos tipos de funciones: una función sinónima o constructiva según la cual un elemento de la obra puede entrar en relación con otros elementos de la misma obra-sistema y una función autónoma en la cual un elemento de la obra literaria entabla relación con otros elementos semejantes pertenecientes a otras series, a series extraliterarias.
Luego de definir el sistema a partir de la relación correlativa o diferencial para su constitución, el autor procede a explicar la forma en que concibe el juego dinámico gracias al cual se produce la evolución de la serie literaria. El principio de desarrollo y cambio está pautado por la relación dinámica entre forma y función. Los términos de esta relación pueden ser sumamente complejos, desde funciones que carecen y esperan alguna encarnación formal, hasta formas que persisten sólo al precio de cambiar de función. En este sentido, estudiar los cambios dentro del sistema literario o entre distintas etapas del sistema literario deberá atender, principalmente, las posibles variantes funcionales de los elementos formales. De esta manera, por ejemplo, un uso léxico que en un estado del sistema cumpliría una función destinada a vincular ciertas obras a la capa restringida de las “obras elevadas” oponiéndose a la literatura de masas, en otro momento del sistema, al cambiar su función, el mismo uso del léxico puede encarnar una función paródica, etc. Entonces, el desarrollo y el cambio entre fases o etapas distintas de un sistema literario macro estarán dados a partir de los vínculos complejos entre la forma y su función.
En consecuencia, la noción de sistema literario implica tomar distancia de una concepción que aborde las obras literarias como objetos cerrados sobre sí mismos. En este sentido, tomamos la exposición conceptual que realizan Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano basándose en planteos pertenecientes a Yuri Lotman. Los autores sostienen que “el concepto de función requiere pensar a un texto en relación con otros y permite la descripción más general de la literatura como sistema. `Cualquier artificio compositivo, escribe Lotman, se convierte en portador de significado si está inserto en contraposición con un sistema que lo contrasta. Allí donde el texto está contenido en un plano único, ese plano no puede, en términos generales, percibirse (…) ´” (Yuri Lotman, 1972 - 80: 309 en Altamirano y Sarlo, 1983: 24). Entonces, por un lado, se vuelve explícita, como dijimos, la matriz lingüística de la noción de sistema, en tanto y en cuanto es la diferencia el rasgo que define la relación de los textos entre sí, y el sistema, a su vez, entendido como estructura interna a la obra. Partiendo de estos principios, “el sistema no es un campo de textos al que las nuevas obras se van incorporando en una pacífica acumulación, sino el conjunto de posibilidades para la producción y la lectura de la obra literaria. Es un espacio productivo (tal como lo define Tinianov) y no un depósito de obras, motivos, temas, al que el escritor acudiría como a un mercado o una biblioteca. A diferencia de la biblioteca, el sistema es una regulación de lo que está simultáneamente presente, organizado según pautas literarias y extraliterarias que establecen relaciones de jerarquías” (Ibidem, pág. 25). Es decir, las líneas hegemónicas y las subordinadas son principios de organización que actúan como normas estéticas y sociales de la producción literaria y, también, como parámetros o pautas de lectura.
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