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Consolidación de Sistemas Literarios Nacionales: Chile en el concierto hispanoamericano

Karla ZamoranoEnsayo15 de Abril de 2018

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Ensayo

Consolidación de Sistemas Literarios Nacionales:

Chile en  el concierto hispanoamericano

Docente:                     Claudio Godoy

Estudiantes:               Karla Zamorano

Fecha:        11 de diciembre, 2017

“Compañías universitarias en Chile: la resistencia de las tablas en dictadura”

por Karla Zamorano Arellano

De mi garganta salen voces largo tiempo calladas,/ voces de largas generaciones de prisioneros y de esclavos,/ voces de ciclos de preparación y crecimiento,/ voces de desesperados y de enfermos,/ voces de ladrones y de enanos,/ voces de cuerdas que conectan las estrellas, / voces de matrices y de gérmenes paternos…/”  Canto a mí mismo, Walt Whitman (Whitman, W. 1973. p 63)

El arte del eterno presente, del juego y de la mentira; de aquellos que viven en ensayo, que pintan con sus cuerpos la tela blanca del escenario; la materialización del show, don’t tell de Hemingway, el lugar donde confluyen todas las artes; concepto que contiene al dramaturgo y su poética, al actor y su entrenamiento, al director, escenografía, luces y aplausos… el teatro.

Los orígenes del teatro se remontan al enfrentamientos de dos tradiciones: occidental e indígena, sin ser necesariamente antónimas la una de la otra, pues compartían rasgos en cuanto a las formas de la representación misma. Sin embargo, la coyuntura que las hacía distantes radicaba en los “para qué” de las funciones de cada una.

 Las representaciones mítico-sagradas del periodo precolombino respondían a rituales que se vinculaban con la naturaleza,  con el apego experiencial a esta, con una cosmovisión que buscaba homogenizar la comunidad con respecto a creencias, entonces su función es trascendental para fundar, y mantener, la identidad de un pueblo.  Al llegar los españoles, y al establecerse con ellos la cultura occidental, el desarrollo de lo que exponencialmente podrían haber sido los orígenes de una tradición artística única (distinta a la europea), se ve interrumpido. Es decir, en la mayoría de las regiones colonizadas se instaura una cultura que no pretende incorporar (por lo menos no voluntariamente) las tradiciones y creencias provenientes de los pueblos indígenas, debido al carácter bárbaro y no civilizado de estos, entonces se les entrega a los habitantes instrucciones para adquirir, y practicar, una nueva cultura supeditada a intereses políticos, económicos y sociales (con un fuerte predominio de lo eclesiástico).

El arte en general, el teatro en particular y como el correlato de la historia, adopta formas, estructuras y procedimientos cognitivos que se configuran a partir de las necesidades de una sociedad determinada, se escribe como se está pensando y hablando, algo así como un idiolecto figurativo propio de cada tiempo, y también al servicio de las artes.

 Es así como el teatro se solidifica en Chile, pasando por etapas didáctico-moralizantes; también de un corte más político; otras veces popular; otras, no tantas como quisiéramos, social y experimental; elitista, intelectual, academicista, inerte, fatuo, o tan profundo como metateatro, Luigi Pirandello, Artaud “cruel hacia mí mismo”, etc. Adaptándose como un camaleón al pensamiento imperante, como un “medio” que no había logrado superar a la narrativa, y menos a la lírica, en el periodo de esplendor chileno: las varnguardias. El teatro como el hermano pobre que seguía a tientas los pasos de los hermanos mayores.

La configuración del sujeto social, las revoluciones, el grito anarquista resonando en algunos rincones, y los periodos de izquierda en la presidencia durante la década del 30, catalizaron el surgimiento de compañías teatrales que buscaban un giro particular y profundo. Entonces el camaleón se transforma en la denuncia obrera de una mayoría empoderada, un pueblo que después de más de 400 años de silencio soterrado comienza a sacar un ruido desde las profundidades que se creían olvidadas, un ruido desconocido que va in crescendo, gutural y lírico, un contrapunto de todo un continente al unísono, y  la voz del arte como tenor, soprano y barítono al mismo tiempo.

 En el año 1934, donde el escenario es más bien romántico, surgen compañías como CADIP (Centro de Arte Dramático del Instituto Pedagógico), y la Orquesta Afónica, ambas dirigidas por Pedro de la Barra. Estas daban luces del cambio de paradigma hacia un teatro social establecido dentro de la academia artística. Pues en las universidades de Europa ya se impartía el método de Stanislavski, y se tenían algunas nociones de Grotowski. Pero sin duda, quien convulsionó la escena teatral fue el teatro épico y crítico de Bertolt Brecht, su denuncia explícita, la gran confesión del teatro.

Teatro social, que indaga sobre las condiciones de vida y de relación entre las distintas clases sociales y cómo éstas determinan a los individuos, da a conocer las percepciones del mundo de estos protagonistas; muestra su entorno y toma partido por los más pobres, destacando sus anhelos de humanidad (Acevedo Hernández, 1982. p 33).

Otra influencia todavía mayor, pues se contaba con su presencia y acción directa, fue la del español José Ricardo Morales. En 1939, el Winnipeg descarga en el puerto de Valparaíso refugiados de la Guerra Civil Española, esto durante el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda y con la voluntad imperiosa de Pablo Neruda (cónsul en España).

Al amanecer del día 3 de septiembre del mismo año (1939), haciendo parte de este grupo de desterrados, desembarcan en Valparaíso: Abelardo Clariana, Héctor del Campo, José Ricardo Morales, aportando su experiencia en la construcción de un teatro “popular” que no renuncia a una aspiración estética. (Pradenas, L. 2006. p de)

Entonces, Pedro de la Barra y Belgica Castro, entre otros, junto a José R. Morales, iniciaron el proyecto que se concretó en 1941, el Teatro Experimental de la Universidad de Chile (Teuch), poniendo en escena el esperpento, creado por Valle- Inclán, y al clásico Miguel de Cervantes, en una transfiguración contextual. En 1947 la casa de estudios le brinda apoyo económico, y dos años más tarde pasan a ser funcionarios. Estableciendo las bases para las sucesivas escuelas de teatro. El grupo se fija metas con un alto grado de responsabilidad social.

Al alero de estos impulsos artísticos un grupo de estudiantes de arquitectura de la PUC, en el año 1943, inicia el Teatro Ensayo de la Universidad Católica (Teuc). Así, las dos principales casas de estudio del país envían un mensaje claro: el teatro debía ser un espacio serio que reclamara su lugar en las artes y que buscara una identidad artística. Dos años después, en 1945, se crea el Teatro de la Universidad de Concepción (TUC) en la misma ciudad. Al norte del país el panorama teatral no es ajeno a lo que sucede en la capital, entonces un grupo de estudiantes de la Universidad de Chile, Sede Antofasta, forma la compañía El Teatro del Desierto, quienes al realizar giras iban a salitreras y a las ciudades más apartadas.

El teatro se profecionaliza gracias al trabajo de muchos participantes activos con un fin común, siendo Pedro de la Barra el mayor impulsor y gestor para la creación de dichas escuelas y, sucesivamente, compañías independientes. Es así como en el año 1955, luego de la consolidación de las escuelas de teatro. Surgen compañías divergentes dentro de la misma universidad. Se crea la compañía teatral Ictus, conformada por estudiantes de tercer año de la Teuc, quienes deciden separarse debido a la censura dogmática de la universidad. También, la compañía de Teatro Aleph que nace a fines de 1960, por el impulso de un grupo de estudiantes del Instituto Nacional y del Liceo 1 de Niñas, grupo que será connotado debido al enfoque en la creación colectiva y en cuanto a innovaciones en recursos teatrales.

Sin embargo,  la situación cambia radicalmente cuando Augusto Pinochet inicia el Golpe Militar en el año 1973. Siendo así, que en la historia el teatro se ve violentado repetidas veces por los cambios políticos. En el momento de mayor auge y desarrollo es interrumpido por la dictadura, exilio, detenidos desaparecidos, allanamientos, Pedro de la Barra exiliado a Venezuela, fragmentación de las compañías debido al miedo, a la tortura e incredulidad por parte de algunos actores. El esplendor del teatro, la luz candente que estaba adquiriendo, fue enviada a un sótano, al último círculo de Dante, para que iluminara a quienes buscaban solo entretenerse y no apreciar el arte que significaba la bandera de lucha de todos quienes llevaron el teatro a la profecionalización.

El día martes 11 de septiembre, las actividades en la Universidad comenzaron de manera tradicional, a las 8:00 de la mañana los estudiantes ingresaron a sus clases; sin embargo, con el transcurrir de los minutos, la comunidad universitaria se fue percatando del movimientos de tropas en la ciudad y de manera particular en el barrio universitario. La Universidad de Concepción fue rodeada desde temprano por efectivos del Ejército, los cuales instalaron ametralladoras en algunos cerros circundantes. Los edificios fueron ocupados en el transcurso de la mañana; lo propio aconteció con la mayor parte de los locales situados fuera del campus, caso de la Radio Universidad de Concepción. En las sedes de la Universidad ocurrió otro tanto (Valdés, 2006. p 103-117).

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