Soy Maestra

DOCUMENTO DONDE LOS PARTICIPANTES SIGNIFICARAN, ATRAVEZ DEL RELATO Y DEL DIALOGO SUS PROPIAS EXPERIENCIAS AFECTIVAS Y SUS SENTIMIENTOS EN EL PROCESO EDUCATIVO.

SOY MAESTRA

Desde cuando soy maestra no lo sé pero si retrocedo parte de mi historia personal quizá soy maestra desde el momento en que de mi aprendieron los seres que me procrearon a ser padres, o desde el momento en con mis experiencias deje en mis semejantes aprendizajes que les servirán en el trayecto de su vida.

Y maestra de educación en el momento en que tomo mi rol como tal, y hago conciencia que en mis manos pasaran un sinfín de pequeños que por mi responsabilidad tengo que ser parte de su formación y desde luego en el preciso momento que le encuentro el amor a mi trabajo.

Recuerdo muy bien el primer día que inicie mi labor docente fueron demasiados sentimientos encontrados que se apoderaron de mí, angustia, emoción, temor, sentimientos con el paso del tiempo fui asimilando, emoción por qué me sentía productiva y autosuficiente aunque no del todo, angustia de ver demasiadas caritas y mascaritas en un salón de clases, temor porque me enfrentaba a un reto más de mi vida que era muy importante para mi.

Mis mayores satisfacciones como docente han sido demasiadas puedo enumerar varias de ellas pero las más latentes en mí son cuando atendí por vez primera un grupo de primero en una escuela bidocente y mis niños aprendieron a leer en escasos cuatro meses quizá fue por que traían los conocimientos necesarios para tener acceso a otros más.

También viene a mi mente el caso de Fabiola una niña con discapacidad intelectual a la que atendí un ciclo escolar en primer grado fue una experiencia que dejo en mi un aprendizaje que en lo posterior me ha servido demasiado para comprender otras situaciones que se me han presentado en mi práctica docente, pero lo más hermoso es que en mis nueve años de servicio he trabajado con niños de todas las edades a los cuales he sido guía para desarrollar sus habilidades para un mejor desempeño en la sociedad.

Puedo describir una historia muy particular de un alumno que tuve hace algunos años con un niño llamado patricio al cual me conmovió tanto porque era un niño inseguro de sí mismo, agresivo con todos no le gustaba estar en el salón de clases, maltratado por sus padres y hermanos por lo consiguiente tenía problemas de conducta. Recuerdo que para que entrara al salón de clases tuvieron que pasar tres semanas se paraba en la ventana del salón y de ahí observaba y escuchaba la clase hasta que por fin decidió entrar.

Le di la libertad hasta que sintiera la confianza para estar dentro del salón después de ahí asistía puntualmente a la escuela y empezó a socializar con sus compañe-

ros teniendo una aceptación en el grupo aprendió a leer y le gustaban las matemáticas hasta la fecha siento que me gane su aprecio por que aunque este en otro grado me sigue demostrando su aprecio hacia mí y cuando puede me visita en mi casa. Noto que hace falta más trabajar en su autoestima pero en lo que cabe veo que ha tenido avances y me pregunto con cuantos patricios me he de tropezar en mi ardua actividad docente ojala sean muchos porque me sentiré feliz de poder ayudar a niños así.

Lo cual no puedo opinar de la misma manera con algunos maestros que tuve yo cuando era niña y cursaba mi educación primaria, la forma en que me trataron no fue la adecuada pero no los culpo por que la formación que recibieron fue esa, bueno pero dejemos eso atrás y recordar lo bueno también. Claro que no todo fue incorrecto hubo muchas cosas bellas de mi infancia como alumna recordando a mi maestra gorgonia con edad avanzada pero muy cariñosa y atenta conmigo me tuvo tanta paciencia.

Ya que yo era una niña con algunas dificultades para desarrollar conocimientos pero eso si muy habilidosa para otras cosas, mi

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