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Subjetividad en riesgo: Herramientas para su rescate


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2021  •  Resúmenes  •  9.963 Palabras (40 Páginas)  •  385 Visitas

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UNIDAD I

Subjetividad en riesgo: Herramientas para su rescate

Reciudadanizar al sujeto

Nuestras acciones no deben reducirse a la incorporación de los jóvenes a la vida pública, sino también a su reinclusión. Reinclusión implica –además de permanencia- la reciudadanización de los chicos y de los sectores de los cuales ellos forman parte.

En la actualidad, los nuevos modelos de reordenamiento de socialización de los chicos no pasan solamente por la familia en el sentido tradicional, sino también por la forma en que la sociedad civil reabsorbe los restos del despedazamiento que hemos padecido durante estos últimos años.

Uno de los ejes que establecimos es la idea de lo traumático y qué lugar había que darle. Mediante la idea de traumatismo nos referimos a la insuficiencia de las herramientas para resimbolizar la realidad, o para poder producir, de alguna manera, representaciones capaces de capturar la realidad cuando la subjetividad se ve amenazada por la ruptura de significaciones previas que permitían su aprehensión.

Los modos del sufrimiento que nos aquejan

El primer tema que abordaremos es la cuestión del traumatismo.

Han cambiado los miedos en nuestro país. Los tiempos de paz son tiempos en los cuales uno puede volver a los miedos privados. En tiempos de paz podemos temerle a la vejez, a los animales, o a quedarnos sin casa, a perder el amor de los seres queridos, a la soledad… Por el contrario, en tiempos que no son de paz, también los miedos son colectivos. Y nuestro país hace muchos años que no nos da tregua como para que nos permitamos los miedos privados: le tenemos miedo a la agresión del otro, a que nos maten por error, a viajar en transportes públicos.

Las nuevas formas de subjetividad

El segundo punto que abordaremos son las nuevas formas de subjetividad y las nuevas formas de enlace –amoroso o de odio- al semejante. Ha habido cambios en los procesos de subjetivación y esto acarrea nuevos modos de conducta, en particular modos brutales de relación entre los chicos que antes solo tenían lugar como productos fantaseados o como deseos reprimidos.

Por el otro lado, los nuevos métodos de enlace, en este caso ligador y no destructivo, deben contemplar algo que señalamos al comienzo: las formas diferentes con las cuales se establecen los nexos de ensamblaje que reemplazan a las antiguas formas familiares, tradicionales, de agrupamiento. El problema es recomponer el concepto con el que articulamos la noción de familia.

La función central de la familia consiste en la protección y cuidado de los más débiles para garantizarles un lugar en el mundo y un desarrollo que no los deje librados a la muerte física o simbólica. En razón de lo cual debemos comenzar a pensar que hay una enorme cantidad de niños que no provienen ya de familias desintegradas, sino de nuevas formas de agrupamiento, de las cuales debemos rescatar la función que cumplen y ayudarlas a ejercer del mejor modo sus tareas.  Familias con nuevas formas de organización, familias integradas por grupos diferentes; rompiendo así con los viejos criterios de familia integrada o desintegrada, que remiten a la forma clásicamente acuñada y se tornan insuficientes ya de todos los ángulos para comprender la realidad.

Identidades en tránsito, familias en tránsito

Hay gente que durante cierta época de la vida logra armar un núcleo que le permite sostenerse, o niños que son sostenidos en ciertos núcleos. Estos núcleos luego se desarticulan y se arman otros, o no. Teniendo esto en cuenta, es preciso redefinir si un niño tiene familia o no sobre la base de otros términos. Y es necesario para ello recuperar ese término que la antropología acuño: el de “filiación”. Una familia que no la constituye una pareja estable –cuya relación sería de alianza-, sino que la constituyen dos generaciones con cierta estabilidad en el ejercicio de sus funciones. Esto quiere decir que, en la medida en que hay un adulto capaz de cuidar a un niño, y un niño capaz de ser cuidado por un adulto, tenemos una familia. Así, familia significa alguien que respalde y alguien que se siente respaldado. Es decir, que se estructuren los roles de tal manera que permitan que aquel que respalda sea quien se siente responsable de la supervivencia y desarrollo simbólico, de la evitación del sufrimiento del respaldado, en los términos que las posibilidades de vida que puede sostener le brinden.

Inteligencia y cuidado de la vida

La única manera de aprender a preservar la vida se sostiene en la antecedencia del saber del adulto sobre el saber del niño, lo cual es la condición misma de la supervivencia inicial. El aprendizaje de la vida se produce, en principio, por transmisión de otro humano. La información genética es absolutamente insuficiente e incorrecta para la vida humana; es decir, es correcta para la vida animal del ser humano, pero no para la vida humana del ser humano.

La humanización es perturbación de la función. Esto, que parece una perturbación, es en realidad el origen de la vida simbólica. Es precisamente esta perturbación la que abre todas las vias de la vida social.

Los seres humanos antropomorfizamos algo que, siendo del orden de la naturaleza, mediante y por esa antropomorfización es introducido en el orden de la humanización; esto es lo que hacen las madres con los bebés y lo que permite que se empiecen a establecer representaciones que no son puro reflejo de la realidad.

Nosotros no sólo manipulamos códigos, sino que los creamos; no sólo manipulamos objetos, sino que los creamos, aun cuando no tengan ninguna viabilidad en lo real, sino como objetos que, siendo producto de la imaginación, al ser transmitidos forman parte de esa realidad tan particular que constituye la cultura.

Esta explicación sirve a los efectos de plantear que el ser humano no solamente tiene una inteligencia capaz de manipular lo real, sino de producir nuevas realidades.

El problema que quiero señalar es que la inteligencia se construye en una antecedencia del otro. Y no se constituye para que el ser humano pueda simplemente mantenerse con vida, sino para que esa vida tenga un sentido.

El sentido de la vida no está en su totalidad, sino en la posibilidad de pergeñar algún tipo de pasado y de futuro, se va constituyendo en su sentido y va variando de sentido. Pero lo fundamental es que la vida humana no es pura inmediatez ni permanencia cotidiana, es posibilidad de proyectar un futuro. Esta es la diferencia, en mi opinión, entre “tiempo por delante” y “futuro”. Y el problema es que existen hoy generaciones enteras que tienen “tiempo”, pero no “futuro”.

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