TODO POR SER MI MADRE: UNA PELÍCULA ESCULPIDA EN EL MÁRMOL

TODO POR SER MI MADRE: UNA PELÍCULA ESCULPIDA EN EL MÁRMOL

DE LA TOLERANCIA

Para todos aquellos que gustamos del cine de acción, es normal que la película: “todo por ser mi madre”, nos parezca aburrida, pues en ella la acción fue proscrita y tengo que confesar que hubo un instante en el cual, la fuerza de mis párpados casi ponen fin a la cinta.

Sin embargo, y después de finalizada la película y una vez nos disponemos a repasar en el libro de nuestros pensamientos cada uno de los episodios de la cinta, encontramos que en ella está inmersa la tolerancia y el perdón, como elemento esencial; basta con realizar un estudio pormenorizado de cada uno de los personajes que hacen parte de la cinta, para encontrar tan nobles sentimientos.

Muy seguramente, quienes lean este ensayo se preguntarán: ¿Dónde se vislumbra la tolerancia?

En primer lugar, la tolerancia se observa en la hermana Rosa, mujer dedicada a servir a los más necesitados, inclusive estaba dispuesta a viajar a El Salvador, con el fin de socorrer a quienes la injusticia social los ha marginado de vivir acorde a la dignidad humana. Ella era amiga de las prostitutas e inclusive no dudó un instante en ayudarle a Manuela e intentó conseguirle trabajo en la propia casa de su señora madre; luego sin mayores elucubraciones es fácil inferir que en la hermana Rosa confluía la tolerancia, pues no cualquier persona es capaz de invitar a una prostituta a trabajar en la casa de sus padres.

En segundo lugar, si analizamos las actuaciones de Agrado, encontramos en ella la tolerancia como elemento de su personalidad, y esto se refleja que dicha “mujer” a pesar de haber sido golpeada salvajemente, es capaz de prestarle toda su colaboración a su agresor e inclusive le indica que vaya a donde Úrsula, una de sus amigas, con el fin de que le preste los primeros auxilios.

Pero sin lugar a duda, donde más se palpa la tolerancia e inclusive el perdón es en Manuela, basta con mirar su duro trasegar, para ver que en ella al igual que en el mármol, esculpieron la tolerancia y hasta el perdón.

Es que ver a una mujer, reencontrarse con las actrices “Nina y Uma”, aquellas que no quisieron darle un autógrafo a su hijo Esteban, lo cual lo motivó para que persiguiera el taxi, donde ellas se movilizaban, encontrándose de una manera absurda con la muerte; y no recriminarles nada, sino que al contrario, les tendió su mano amiga muy a pesar de su dolor que acechaba a su corazón.

Aunado a lo anterior, habrá que hablar de su desprendimiento; mujer que acepa, recibe y cuida como a una hija a la hermana Rosa y sin querer ocupar el lugar de la madre de ésta última, se convierte en su consuelo para tan dolorosa enfermedad.

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