Talavera, tradición actual del siglo XVI
quiela1Ensayo11 de Febrero de 2012
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TALAVERA, TRADICIÓN ACTUAL DEL SIGLO XVI
Los historiadores afirman que la cerámica es originaria de los países árabes, quienes la llevaron a España durante las invasiones, y de ahí, al resto de Europa. En ese entonces, las piezas eran blancas y barnizadas con estaño. A mediados del siglo XVI grupos de frailes procedentes del Viejo Continente trajeron lozas a la Nueva España, las de Talavera de la Reina, una población española; en especial a una ciudad muy importante: Puebla. Aquí fundaron las primeras fábricas de lozas. La influencia en los diseños era claramente morisca y fue cuando empezó a decorarse de azul cada pieza blanca. Pero pronto llegarían a la colonia figuras distintas: la porcelana china. Así, los loceros comenzaron a tomar un poco de cada una de las culturas, además de colocar su sello personal en las creaciones. En cada pieza, lo árabe, lo español y lo mexicano aparecen sutilmente hechos técnica y dibujo del barro, herencias mudas que nos hablan por la vista y el tacto, con una gran dosis de paciencia ya que cada pieza es trabajada en forma individual y tarda en promedio tres meses para su terminación. De ahí su gran valor artístico y comercial.
En uno de los talleres más importantes de Puebla: Talavera de la Reina, en Cholula, su proceso de fabricación es ¡Sorprendentemente la misma técnica utilizada en el siglo XVI! Este es un requisito indispensable para obtener y conservar la Denominación de Origen.
En nuestro país, la Talavera sólo se puede hacer en Puebla porque aquí se extraen los dos tipos de barro: el barro blanco –que es sumamente resistente a las altas temperaturas- y el barro café –material sumamente maleable-.
La mezcla con agua de ambos barros se cuela, se criba y se hace reposar para secarse a temperatura ambiente, lo que tarda de dos a tres semanas en promedio, para posteriormente ser compactada y amasada con pies y manos, dándole así una mayor elasticidad y consistencia.
La magia empieza con la habilidad -heredada por generaciones- de cada artesano, quien le da forma al barro ya sea en tornos o en moldes. Cada pieza tarda en secar de tres a cuatro semanas, para posteriormente hornearse a una temperatura de 850 grados centígrados durante ocho horas en promedio.
Una vez limpia, cada pieza se sumerge en una mezcla a base de plomo, estaño y arenilla sílica para lograr el vidreo, que es la capa de color claro sobre la cual se pintan las piezas.
Otra de las características de la Talavera original, es que los colores básicos –rojo, amarillo, azul cobalto, verde, negro y azul fino- se fabrican a base de minerales fundidos a altas temperaturas, molidos y mezclados con agua.
Ver a los pintores acariciando con sus manos cada pieza, recorriendo con sus pinceles las maravillosas figuras, trazos y líneas previamente concebidos por el diseñador, es todo un espectáculo.
El brillo final lo adquiere cada pieza al volverse a hornear durante nueve horas, quedando lista para su venta. Es aquí en donde vemos que el diseño y detallado de cada pieza, es lo que le da un valor único en el mercado a Talavera de la Reina.
La Talavera de Puebla está presente lo mismo en cocinas, iglesias, escuelas, museos, edificios públicos, azulejos, casas y conventos, que en vajillas, jarras, vasijas, escudos, anuncios, fruteros, centros de mesa, logotipos, etc.
Así, la Talavera se constituye, al igual que la escultura, en un arte espacial, pero tiene además un componente interno: la imaginación representada con formas caprichosas sobre la superficie.
La Talavera es sin duda una de las expresiones artísticas más creativas, finas y sensibles de la alfarería mexicana. No debemos olvidar que históricamente la alfarería es al mismo tiempo la más simple y la más complicada de todas las artes. Simple porque es elemental y complicada porque es la más abstracta. Es además una
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