Tecnología, Humanismo y Antígona
patricmadTrabajo25 de Junio de 2012
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Son muchos conflictos sociales y morales los que propone la lectura de Antígona, sin embargo el diálogo de la protagonista con Creonte es la cumbre máxima a la que llega Sófocles en su intento de demostrar que el hombre por sí solo es más intenso que aquel que es moralista. No se trata de un mero reflejo del sentimiento del desacato sino conmover, mediante la agonía del ser humano por esencia, a un espectador pasivo y ciego ante las súplicas de miles de Antígonas que han dejado este mundo desde los tiempos de Sófocles hasta nuestros días. Estos son los fundamentos a la tesis de la doble razón que propone el libro: Antígona, la razón del ideal y la ley divina; Creonte, la razón del orden, la razón de Estado. Sin Antígona, no habría poesía ni revolución; sin Creonte, no habría ley ni orden. De Antígona hacia delante sigue la literatura. De Creonte hacia delante sigue el derecho político.
Pero la verdad más sutil es que no termina en tablas esta dualidad. Al final de Antígona, Creonte va admitiendo su ceguedad y sus errores, y en cierto modo se reconoce como el heredero de aquel destino o ananké, entendido como una fuerza ciega que zamarrea a los descendientes del linaje de Layo, padre de Edipo, vislumbrándose, en un nebuloso anticipo, la idea del pecado original.
Tecnología, Humanismo y Antígona
Diariamente escuchamos en la prensa, a veces con asombro y otras con preocupación, los constantes avances y progresos de la ciencia en lo que se refiere a las nuevas tecnologías. Sin embargo el empleo de este último concepto es estimado por la mayoría de los científicos simplemente como una técnica superior o más refinada que la de tiempos anteriores. No obstante, ¿cómo llamar tecno-logía a una técnica sin lógos o razón alguna, destinada, en muchos casos, a la aniquilación de la vida planetaria, ya sea por vía directa o indirecta?
Contrariamente, si recurrimos a los filósofos que establecieron rigurosamente el concepto de “técnica” en la Antigüedad, encontramos que a la técnica no la concibieron sólo como la instrumentalidad necesaria para obtener aquello que se quiera. Más bien, desde sus definiciones iniciales, la técnica quedó entendida como tecnología, en un sentido mucho más riguroso que actualmente se le asocia al término. Por ello dice Platón en el Gorgias, poniéndolo en boca de Sócrates: “Yo no puedo tener por técnica (o arte) a una práctica sin lógos”(465, a 6). Debido a esto, en un pasaje previo, califica despectivamente a la actividad carente de lógos, tildándola de práctica sin fundamentos, empirismo. Con semejante propósito, Aristóteles, en su Ética a Nicómaco sostiene que “toda técnica (o arte) versa sobre el llegar a ser, y sobre el idear y considerar cómo puede producirse o llegar a ser algo (...), cuyo principio es el que lo produce y no en lo producido”. Además, fortalece la posición de Platón, al reiterar que “la técnica (o arte) es una capacidad productiva conforme a una razón verdadera”.
El relato comienza cuando Ignacio Vélez hermano de Antígona deserta de la civilización y se une a los indígenas. En la contienda, mueren ambos hermanos Ignacio y Martín Vélez. Después de la muerte de ambos a Martin Vélez le hacen todos los ritos y lo entierran honorablemente mientras que al traicionero de Ignacio Vélez, por pasarse al lado de los indígenas, lo habían dejado sin entierro por las órdenes de Don Facundo Galván. Después Antigona se encuentra con su hermana Carmen y le dice Antígona que quiere enterrar a Ignacio y Carmen no quiere tener nada que ver en esto, y le dice a Antígona que no va
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