Teoría GAIA

¿Una teoría más o un ser vivo capaz de regularse por sí mismo?

Para despejar nuestras dudas o por lo menos aclararnos un poco más a cerca de lo que la teoría Gaia nos dice, tememos que dejar de pensar como individuos aislados organizados en masificados grupos transcontinentales y ver el todo como un mismo y único ser viviente. Siendo pues partícipes de la gran evolución que la Tierra ha sufrido desde hace millones de años y que si nosotros mismos queremos podrá seguir haciendo por muchos millones de años más.

Esta teoría toma su nombre, en honor la diosa de la tierra “Gea” como se le conocía en la mitología griega. Y fue acuñado por primera vez por el ingeniero químico y científico natural James Lovelock, el cual propuso dicha hipótesis según la cual, “la resultante de todos los procesos individuales de los organismos vivos, era un organismos mayor (en este caso la propia tierra), que a su vez los contenía y cuyas atribuciones, funciones y metabolismos, significaban más que todas las partes por las que estaba compuesto.”

Obviamente la idea de considerar a la Tierra como un ser viviente, para muchos expertos de aquella época consistió en algo descabellado e inimaginable; sin embargo en 1960 James Lovelock presentó sus ponencias sobre dicha teoría en unas jornadas científicas en la universidad de Princeton. Para la gran mayoría de los asistentes, la Teoría Gaia no significó más que un interesante ejercicio de imaginación, ¿Quién creería que nuestro planeta era un supe organismo que se regulase el mismo, por medio de procesos fisioquímicos, en donde todas sus partes interactúan para mantener un equilibrio con unas condiciones idóneas para la vida?

Por un lado dicha teoría, no solamente ponía en contradicción otras teorías precedentes, sino que ponía en tela de juicio la intocable y santísima teoría darwiniana, donde a lo largo de la historia la vida se ha ido adecuando a las condiciones de su propio entorno fisioquímico. Para Lovelock Gaia significaba justamente todo lo contrario, era la biosfera la encargada de generar, mantener y regular sus propias condiciones medioambientales. Lo que básicamente se decía era que no era la influencia del entorno lo que influenciaba la vida, sino ella misma es la que ejerce un influjo sobre el mundo inorgánico, para así poder crear una coevolución tanto de lo biológico como lo inerte.

Según los estudios de nuestro científico, sobre el concepto de que la tierra no sólo posee vida, sino que es un ser vivo es si mismo, podría ser cotejado en los mismos parámetros que Humberto Maturana, en su libro “El Árbol del Conocimiento”, donde se definen los organismos autopoieticos, los cuales se caracterizaban por producirse literalmente a sí mismos. Para que nos hagamos una idea simple y lo que caracteriza a todo este laberinto de análisis bioquímico es que

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