Trabajo final de graduación

Objetivo general

• Generar instancias de reflexión y encuentro a través de una propuesta de intervención  para prevenir, sensibilizar y erradicar las conductas relacionadas con la violencia dentro del ámbito escolar, generando ambientes favorables de aprendizajes, con los diferentes actores involucrados del I en el año 2021.

Objetivos específicos:

• Generar momentos de encuentro y participación con los diferentes actores de la comunidad educativa para la reflexión y discusión en torno a los acuerdos de convivencia escolar presentes en el .P.E.M. Nº 193 José María Paz.
• Implementar prácticas educativas que fortalezcan el compromiso de los estudiantes para generar confianza, buen clima de convivencia y aprendizaje.
• Diseñar una jornada institucional, junto a docentes y alumnos, que involucren diversas actividades creando un ambiente propicio para el aprendizaje basado en el respeto y buena convivencia.

Fundamentación

La escuela es un espacio donde se producen múltiples interacciones que adquieren gran significado para sus miembros y en especial para los estudiantes porque ocupa un prolongado periodo de su vida y es en este ámbito donde se producen los procesos de sociabilización secundaria. Sin lugar a dudas, cobra gran relevancia para todos los que transcurren en ella. Por este motivo, la calidad de las interacciones es fundamental en la formación de los estudiantes, es un lugar de desarrollo social y personal.

En los últimos años, el acoso escolar, también conocido como “Bullying” es una de las forma de violencia que más se ha propagado entre nuestros niños y adolescentes, adoptando facetas de agresividad y además, se han vuelto masivas. Es una problemática que requiere de un gran trabajo y esfuerzo por parte de la sociedad en general, y mucho más de los educadores. Además debemos considerar  que es una dificultad que afecta directamente al desarrollo de una persona durante la adolescencia, y que dicta su futuro y su forma de ser, siendo esta etapa determinante para el futuro de cada uno.

Diversos estudios centrados en esta problemática y han demostrado que los niveles de aprendizaje de los alumnos guardan una relación en cómo los alumnos viven su cotidianeidad, los vínculos que forjan y la resolución de los problemas. Herrera (2006 p.2) afirma que "un ambiente de aprendizaje es un entorno físico y psicológico de interactividad regulada en donde confluyen personas con propósitos educativos", lo que evidencia la necesidad de contar con un ambiente educativo que promueva el aprendizaje y el desarrollo integral de los estudiantes.

Este plan de intervención propone fortalecer la participación de los diversos actores escolares, impulsando un rol protagónico de todos los miembros de la comunidad educativa, considerándolos sujetos de derecho y para ello generar instancias de diálogo y participación para la resolución de conflictos en distintas situaciones que se presentan. Tiene como finalidad la  participación  y el compromiso para fomentar el bienestar de la convivencia escolar y como propósito primordial sostener los acuerdos de convivencia que estimulen el involucramiento y participación responsable, generando ambientes favorables de aprendizajes para los estudiantes.

Desde la escuela se debe trabajar intensamente con la prevención, sensibilización y erradicación de la violencia escolar a través de diferentes mecanismos que sirvan a los alumnos para la toma conciencia de que el maltrato entre iguales es un problema grave. Por eso no debemos esperar a que sucedan situaciones de violencia para ponernos a trabajar. La clave está en anticiparse a las situaciones y poder conseguir una buena convivencia a través de la prevención e intervención de todos los actores involucrados. Conseguir un clima favorable para la convivencia plural y democrática es, probablemente, una de las tareas que la escolarización actual tiene pendientes de resolver, y el bullying, presente en la práctica totalidad de los centros escolares, es un claro exponente de esta necesidad (Cerezo, Calvo, y Sánchez, 2011).

La implementación de la intervención tiene relevancia porque sus diversos aportes permitirán a la comunidad educativa del I.P.E.M. Nº 193 José María Paz adquirir las habilidades necesarias para resolver de forma constructiva, por medio de los Acuerdos Escolares de Convivencia, los problemas y desacuerdos que puedan aparecer en sus relaciones cotidianas, de manera tal que  tenga en cuenta la vital importancia de un clima escolar saludable que motive el desarrollo óptimo de las diversas relaciones sociales mediante los procesos de sensibilización y re-educación en el ámbito escolar.

Marco teórico.

Entender la educación como una herramienta al servicio de la convivencia democrática ha pasado de ser una máxima pedagógica a convertirse en un reto educativo. La educación del siglo XXI, no puede renunciar a construir ciudadanos participativos, críticos y responsables como así también potenciar el aprendizaje de los valores democráticos.

El sistema escolar se caracteriza por ser una estructura de autoridad jerarquizada que se regula por un conjunto de normas. En ella, los individuos ocupan puestos con responsabilidades y obligaciones definidas que inciden en la conducta de los miembros de este sistema social (Ruiz, Cerezo y Esteban, 1998). La escuela es el primer contacto directo y continuo del niño y del adolescente con relaciones sociales organizadas (Garnegski y Okma, 1996; Molpeceres, Llinares y Bernard, 1999), por lo que proporciona a los niños la primera oportunidad de aprender sobre los principios de regulación social (Rueter y Conger, 1995).

Por esto, es un espacio educativo en sí mismo, educa con todo lo que en ella se hace, con las actividades que realizan los educadores, con los sistemas de asunción de responsabilidades, con la valoraciones que se realizan, con los criterios de distribución de los tiempos y espacios, en definitiva, con las formas de organización y las relaciones que éstas propician (Pilar ballarin, 2007)

Para regular las relaciones que se establecen se formularon los Acuerdos de Convivencia Escolar. Estos se mencionan por primera vez en la Ley de Educación Nacional 26.206 como referencia, en el capítulo IV de Educación Secundaria, el artículo 30 apartado a) propone “brindar una formación ética que permita a los/as estudiantes desempeñarse como sujetos conscientes de sus derechos y obligaciones, que practican el pluralismo, la cooperación y la solidaridad, que respetan los derechos humanos, rechazan todo tipo de discriminación, se preparan para el ejercicio de la ciudadanía democrática y preservan el patrimonio natural y cultural”.

En 2009, el Consejo Federal de Educación bajo Resolución Nº 93, art. 4,establece la institucionalización de los Acuerdos Escolares de Convivencia dentro de la Educación Secundaria Obligatoria; cuestión que se replica en Córdoba con la Resolución Nº 149 en el año 2010. Esta referencia la construcción e implementación de los Acuerdos de Convivencia en las escuelas secundarias y establece que las provincias deben regular su propia normativa en pos de avanzar en procesos de democratización hacia el interior de las escuelas.

A partir de lo antes mencionado se produce una transformación en las formas de relación entre los distintos actores que tienen lugar en las instituciones educativas. La inclusión de todos hizo repensar las normas que regulan las relaciones fundadas en valores, que suponen derechos y obligaciones para todos los integrantes de la comunidad educativa, estas propician un buen clima escolar favoreciendo los procesos de enseñanza y aprendizaje.

El clima escolar hace referencia al conjunto de relaciones que se dan mediante la percepción de los actores que integran la institución educativa, en el que se desarrollan actividades y experiencias generadas por la interacción de los contextos del aula o de la institución; está comprendido por las normas, las relaciones y la participación de los estudiantes (Cere, 1993; Arón y Milicic, 2000; Cornejo y Redondo, 2001).

Muchas veces este clima se ve afectado por diversas situaciones  de agresión inquietando a los diversos actores involucrados. Bandura (1977) plantea, la  concepción de la violencia, como una construcción social, los niños aprenderían conductas agresivas, junto a diferentes aspectos, como consecuencia de la observación de modelos simbólicos.

Generalmente la convivencia se asocia con valores como el respeto, la tolerancia, equidad, igualdad, etc., es decir, se relaciona con algo positivo o idóneo, derivado de la relación entre los individuos. En las interacciones humanas siempre van a surgir conflictos, que pueden ser resueltos en forma positiva a través del diálogo o negociación o de forma negativa con agresión  o violencia, generando un clima desfavorable.

Conseguir un ambiente favorable para la convivencia, va íntimamente ligado a  formas de hacer específicas, tanto dentro como fuera del aula. Convivir según la RAE es vivir en compañía de otro u otros, cohabitar; es decir, compartir, y para avanzar en ese camino hay que fomentar la participación. Sólo en un clima social positivo surgen y se desarrollan fenómenos como el compromiso, la motivación e implicación. 

La educación, como se menciona en el informe Delors (1996), lejos de quedar solo al desarrollo de habilidades instrumentales, tendrá que sustentarse en cuatro pilares, aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos. Este último es uno de los principios en los que se debe fundamentar la educación, es decir, descubrir al otro desde una actitud de empatía, adoptando su punto de vista para comprender sus comportamientos y descubriendo las diferencias y posibles conflictos adoptando el diálogo y el intercambio de argumentos como herramienta para solucionarlos.

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