Tratar de dedicarse al fútbol

Tratar de dedicarse al fútbol

Dedicarse al fútbol es algo que todo niño sueña, sobre todo los que en su infancia no dejaban de jugarlo, además en México el fútbol es más que una pasión.

Muchos jugamos retas en el vecindario o en alguna cancha, aunque no se compara jugar de una forma amistosa a jugar en un torneo en donde te tomas en serio los partidos, sientes que estás jugando un torneo profesional y ni se diga de las liguillas, porque se siente como una Champions League, no quieres ni dejar de jugar, aunque te duela el cuerpo.

Recuerdo que después de un partido que era de liguilla, vomité de lo cansado que estaba, pero al menos lo ganamos. Después del partido, mi amigo que era de mi equipo y yo fuimos a jugar maquinitas y a comprar comida, después de ese partido merecíamos ese buen descanso.

Hay demasiados recuerdos jugando fútbol, uno de ellos es cuando me escapé de mi casa para ir a un partido importante con mis amigos. En ese partido recuerdo haber metido un gol que cambiaría la forma en que veía al fútbol. Todo comenzó con un contragolpe donde un amigo le pegó al balón y rebotó en el portero, la pelota se elevó y lo único que pensé era en pegarle al balón como fuera, me hice para atrás y le pegué al balón en el aire. Recuerdo que caí y pensé que lo había fallado, de repente escuché como la tribuna estallaba y mis compañeros corrían hacia mí, no podía creer que había metido ese gol, fue tan único ese momento que hasta el árbitro corrió hacia mí y empezó a hacerme reverencia. Todo era emoción hasta que llegó mi mamá enojada porque no le había pedido permiso, me fui del partido, pero cuando estaba en mi casa me di cuenta que se me olvidaron mis chanclas, así que regresé a la cancha y jugué el partido otra vez, lamentablemente perdimos, pero ese recuerdo nadie me lo quita.

Cuando llegué a Tijuana tenía el objetivo de entrenar para ser un jugador profesional. Me metí a una filial del Club León junto con un amigo, entrenamos durante 1 año, nuestro entrenamiento fue interrumpido por la pandemia.

Durante la cuarentena no entrenaba, no salía de mi casa, de vez en cuando tocaba el balón, pensé que no me afectaría tanto, pero perdí condición física porque me concentré en otras cosas.

El año 2021 fue muy difícil para mí, en los primeros meses me enfermé muy feo, esto provocó que aumentara mi ansiedad y surgiera un dolor de estómago que se convertiría en gastritis. Ya se había calmado la cuarentena, pero no podía hacer tanto movimiento porque me dolía el estómago, así que no podía jugar.

Cuando se me calmó el dolor decidí meterme al equipo de la escuela, entrené solo dos veces porque en el segundo entrenamiento

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