Técnicas En La Arquitectura

La arquitectura es posible gracias a la habilidad técnica, requiere el esfuerzo técnico pero también impulsa el desarrollo acapara en este gesto las fuerzas disponibles y las modifica. La técnica es esencialmente una forma de obrar, que define la humanidad y que marca su punto de partida hacia el dominio del medio originario que es la naturaleza. La forma de obrar técnica se abre en el instante mismo en que se define la humanidad, forma parte del modo peculiar en que el hombre habita el mundo.

Los mitos sobre el origen de la técnica

La técnica empina al hombre hacia la condición de los dioses, por ella los mismos dioses le temen. El hombre pre técnico es un ser dominado, no un ser que domina. También en el mito de Prometeo se encuentra descrita la capacidad técnica como riesgo.

Dado que el problema de la técnica es su límite, las condiciones de su utilidad que engendran la posibilidad de destrucción.

La técnica en el tiempo de los artesanos

En la realidad histórica el inicio del hombre en la técnica fue lento. El primer gran logro técnico fue apropiarse del fuego, pero transcurrieron más de 500 000 años hasta que el hombre en condiciones no solo de conservarlo sino de producirlo.

En el ámbito constructivo se puede señalar que los primeros ladrillos secados al sol se realizaron hacia el 600 a.C.

Por otro lado antes de las comunidades urbanas y el descubrimiento de la escritura, los hombres ya eran capaces de utilizar instrumentos y dar sentido simbólico a sus construcciones, apenas podían conducir el cambio técnico y dirigir sus movimientos de perfeccionamiento.

La interrupción de las comunidades urbanas da la señal de partida a la carrera técnica: la rueda y el arado, las técnicas de escritura, la plomada y la escuadra, la fabricación del vidrio, la posibilidad de medidas y pesas comunitarias.

Cada una de estas técnicas abre el universo de experiencias y de figuras del futuro.

Las expectativas del desarrollo técnico en la edad de las ciudades, en la edad del artesano, ya no se encuentran en la deriva del azar. Las posibilidades de cambio se encuentran en el mismo perfeccionamiento de las técnicas.

La larga edad de la técnica del artesano supone la preparación de la etapa científica. A ella pertenecen los modelos estables de la arquitectura, perfeccionados siempre y perfectibles. El saber del artesano es un saber normativo. El templo dórico se estancó en el tiempo de una técnica sin solución de continuidad.

Pasada la época clásica, en la expansión de la colonización griega que llego a término Alejandro Magno, las obras monumentales de las ciudades griegas se refinaron ornamentalmente y se aligeraron de dimensiones. En términos evolutivos la arquitectura griega llegó a un callejón sin salida: el de la viga recta y el del marcado por la división en grandes bloques constructivos.

Los sistemas constructivos de la civilización Romana, mucho más variados, mucho más dinámicos en su cambio, también se encuentran garantizados por su estabilidad de la técnica artesanal.Por otro lado, los sistemas de las formas posibles se multiplican en la arquitectura romana gracias a materiales más complejos. El sistema constructivo de la arquitectura romana es un sistema dirigido a la eficacia: economía del tiempo, recursos de medios.

La arquitectura romana se apaga primero en su fuerza creativa, deteriorándose lentamente después de su gran legado constructivo, especialmente tras la caída oficial del imperio. Mientras la arquitectura occidental se deteriora y paraliza el avance técnico. Los modelos bizantinos funden la herencia romana con tradiciones muy arraigadas en tierras orientales: en concreto fue determinante la tradición matemática enraizada en las primeras escuelas físicas de la Antigua Grecia.

La Edad Media

La arquitectura durante la Edad Media desbloquea el estancamiento de los sistemas constructivos romano y bizantino a través de nuevos impulsos, de nuevas direcciones de aplicación, que posibilitan el cambio radical de marco de la cultura y de la ideología representando por el cristianismo de Occidente.

El fin del imperio romano de Occidente supuso un tiempo de dispersión de los sistemas culturales que lo habían consolidado.

Las formas constructivas consolidaron la imagen de una arquitectura civil y defensiva que se había mantenido débilmente presente. Formas pesadas y estructuras de masas pétreas, ordenadas en plantas de trazado geométrico riguroso, centrales y básicos.

Superado el milenio la vida en un territorio Europeo se organiza, se rehace los sistemas de convivencia que son las ciudades occidentales, en las cuales lo gremios de artesanos pueden instalarse libremente, tras haber permanecido vinculados a la vida monástica o a la vida herratica de los caminos. Los requerimientos de la arquitectura cristiana supieron extraer una tradición estable que soldaban los recuerdos de Roma con las formas vernáculas, todos los recursos técnicos que embrionariamente contenían.

Inseminadas por aportaciones dispersas, apenas inventaríales, como algunos datos remotos del ámbito bizantino, traídos por la memoria de los cruzados, a partir del siglo XI, o visibles en la arquitectura Italia oriental.

El gótico

La concepción técnica que hace posible el gótico no es más que culminación de este proceso de diferenciación de los elementos estructurales emprendidos del siglo XI y XII, la especialización de cada uno de ellos según su geometría y su ubicación en el conjunto.

En el siglo XII ciertos elementos que ya eran visibles en las estructuras románicas: nervaduras para las bóvedas, trazados de geometría precisa para la planta radical, grandes ventanales que vaciaban la súper estructura de coro y abrían paso a luz.

El gótico, estilo urbano, se especializo en estructuras de grandes y altas naves que prácticamente doblaron su estatura en un siglo de tanteos constructivos, a través del uso de bóvedas fragmentadas, de nervaduras de arbotantes externos que sustituían los pesados contra fuertes y grandes ventanales de formas asociadas entre si para cubrir en progresión la casi totalidad de los planos murales inertes.

La revolución técnica a finales de este proceso que podrá abarcar todo el desarrollo de la arquitectura cristiana occidental, resulta ser una revolución del concepto estructural: consiguiendo una estructura de líneas de fuerzas y no de masas inertes.

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