UN ASUNTO DE ÉTICA PROFESIONAL.

UN ASUNTO DE ÉTICA PROFESIONAL.

INTRODUCCIÓN.

La ética es “la ciencia filosófica de la moral; disciplina práctica que trata de erigir o justificar normas de conducta.”

La ética estudia la conducta humana, sus normas, derechos y deberes respecto a la sociedad en que se da y señala lo que “debe” o “no debe” hacerse.

Asimismo, el diccionario Henry Pratt define la ética social como el “punto de vista sobre las cuestiones morales que busca, sobre todo, una orientación práctica respecto a los problemas concretos de la sociedad y que por eso incluye las cuestiones que se plantean en la vida política (administrativa), en la económica y en la sexual.”

LA ÉTICA Y EL MOMENTO HISTÓRICO.

El tiempo y las circunstancias modelan los valores morales. Estos valores se han ido tejiendo de muy distintas hebras de tradición cultural. Nosotros, los latinoamericanos, hemos heredado normas de comportamiento social arraigadas entre los españoles, quienes las recibieron a su vez de los judíos , los árabes y la influencia grecorromana. Por otra parte hemos recibido tradiciones éticas de las culturas autóctonas.

En la antigüedad ciertas prácticas comerciales fueron consideradas como antiéticas, sin embargo, ahora en el mundo industrial la comercialización y la publicidad son elementos básicos para la supervivencia y el desarrollo de las organizaciones sociales y muchas prácticas que en la antigüedad no fueron aceptadas, en este momento son vitales.

Una de las preocupaciones más antiguas del hombre es el origen del bien y, como consecuencia, del mal; en torno a esta cuestión, los grandes filósofos han hecho diversas especulaciones. Para unos, el origen del bien y del mal radica en las valoraciones que la sociedad dominante estableció en la antigüedad, como correcto e incorrecto. Para otros, el origen del bien y del mal surge al establecerse las primeras sociedades que pretendían, obviamente, el beneficio mutuo. Para tal efecto hubo que establecer normas que señalaran lo que “debía ser”. Como consecuencia del progreso, cayeron en contradicciones (“hecha la ley, hecha la trampa”) y el hombre se encontró atrapado en una red que él mismo había tejido. De hay que había que violar la ley para alcanzar un objetivo social, lo que significaba actuar mal o sacrificarse.

Otros autores afirman que el mal y el bien se encuentran en la estructura psicológica del hombre, al igual que el temor y el amor. Bertrand Russell dice al respecto: “Hay dos clases de santos: el santo por naturaleza y el santo por temor. El primero tiene un amor espontáneo a la humanidad, hace el bien porque el hacerlo lo hace feliz. El santo por temor, como el hombre que se abstiene de robar sólo por miedo a la policía, seria un malvado si no se viera refrenado por el pensamiento de los fuegos del infierno y por la venganza del prójimo.”

En el sentido contrario también existen dos tipos de perversos: los que sólo hacen el mal por hacer el mal y los que lo

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