Un Lugar Para Imagunar

“UN LUGAR PARA IMAGINAR”

Imagina un lugar donde hay aromas exóticas, combinadas y conocerás el mercado que se encuentras ubicado en la calle 19 N° 25-04 conocido mas comúnmente como la plaza de Paloquemado es una de las principales minorista de Bogotá un lugar donde encontramos variedad de colores, de frutas, verduras, tubérculos, diferentes tipos de olores como a pescado, carne, pollo, hierbas, inciensos, flores, comida cocinada, estiércol de gallo y gallinas entre otras, en este sitio encontramos tantas aromas agradables y desagradables para el olfato, que en ocasiones causan malestar por tantos olores combinados.

Es un lugar que es público, pero en realidad no es tan así, allí hay que pagar un arriendo aproximadamente entre trescientos mil a un millos de pesos mensuales dependiendo el sitio que tenga para vender cada producto, no tiene acceso todo tipo de personas ya que hay seguridad privada por lo que el habitante de calle no puede ingresar entonces donde queda la noción de lo público si hay restricciones; por decirlo de alguna manera la plaza es un monopolio que busca es un desarrollo y una recepción monetaria alta para así poder seguir creciendo y volverse una gran empresa sin importar esa noción de lo público.

Al entrar a un lugar como este encontramos tantas personas diferentes se esperaría que hubiera un trato equitativo y no fuera tan notable una jerarquización, aquí el patrón solo supervisa, recibe el dinero, o no esta, se percibe ese trato de opresor- oprimido aunque hay una remuneración económica; sería muy interesante vivir un día como trabajador y otro como patrón para tomar conciencia de que todos somos “iguales” sin importar el puesto o la cantidad de dinero que tengamos.

Dando un recorrido por algunos lugares de la plaza encontramos que la cantidad de población infantil que transita es alta, encontramos a los hijos de los empleados así como también a niños que trabajan para conseguir dinero para ayudar a sus familias, he aquí una problemática social donde se encuentra un alto porcentaje de explotación infantil ya que algunos patrones no pagan lo justo por un exhaustivo día de trabajo.

Los trabajadores provienen de todas partes del país en nuestra visita encontramos a una señora procedente de Choconta, Cundinamarca quien su función dentro de la plaza es vender rellena, papitas criollas, chicharrón ella nos contaba que se necesitaba y cómo se preparaban las cosas que ella vendía, algún día si visitan este lugar conocerán a esta señora y comerán un deliciosa rellena.

Así también encontramos la sección de hierbas y de productos esotéricos donde se tienen grandes supersticiones con las plantas y cosas que en este sector se venden, por ejemplo una de las empleadas nos contaba que habían diferentes tipos de riegos para los negocios y para las personas, por ejemplo el riego lluvia de plata que sirve para sacarle la sal a los locales, o bañarse con las siete hierbas que realmente no me acuerdo para que servían, entre otros productos, es impactante ver como esas creencias las aplican muchas de las personas que transitan por este lugar y tal vez muchas de nuestras familias.

Hay algo que no puede faltar donde hay personas provenientes del altiplano cundiboyacense una tienda de cerveza y rocola, una ruana para el frio y sin son de avanzada edad un bordón, este espacio donde asisten todos los trabajadores para compartir sus experiencias o para hablar carreta con sus amigos y compañeros.

Al salir del mercado nos damos cuenta que el ambiente que se tiene dentro de la plaza no se tiene en ningún otro lado de la ciudad un espacio con un gran calor humano y con grande experiencias que nos pueden aportar a nuestra convivencia como ciudadanos y como parte de una sociedad.

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