Un regalo para la mayoría de edad

UN REGALO PARA LA MAYORÍA DE EDAD

Publicado en: Revista TEMAS.

Bucaramanga, Departamento de Humanidades,

Universidad Santo Tomás

Por: Manuel José Acebedo Afanador^[1]

Al cumplir mi mayor edad, años atrás, recibí el más valioso y caro de todos los regalos, caro y valioso precisamente porque no era costoso, no tenía precio, era un legado de afectos expresados como un evangelio de vida para guiar cada paso del adolescente que se asomaba curioso por la puerta de entrada a la época madura del humano transcurrir.

Este adolescente que quedó atrás, años ya sin cuenta, quiere compartir algunos fragmentos de esta noble expresión de amor con los que hoy apenas llegan o comienzan a transitar por este etapa del camino; como un testimonio de vocación humana para trascender a la fragilidad de las cosas, de los principios y de los valores desechables que se venden por ahí; y  una interpelación a la sociedad de consumo que convierte la vida después de la adolescencia en una trágica carrera en que se mide la dignidad, el valor humano y la realización personal por la cantidad de cosas acumuladas en casa, convirtiendo en inútil y ridícula cualquier elevación espiritual que conduzca a las personas a ser en plenitud humanos con todo lo que ello implica.

En fin, “el que tenga oídos para oír que oiga”:

“ Al cumplir tu mayor edad creo prudente, acaso conveniente, una carta-mensaje de tu viejo y amante padre, como una campanada de alerta en los indecisos pasos que puedan guiarte, como una invitación al sacrificio incruento que impone la vida, y como discreta, afectuosa y piadosa consejera que tu sabes con cuanta intensidad te dirijo.

Querido hijo: tienes un doble compromiso serio, muy grave contigo mismo: doblegar el destino a tu favor. Un compromiso con tus viejos padres que vislumbramos entre las impolutas nubes de tu vida una imagen siempre triunfadora, ya sea con un cáliz en tus manos, con una toga doctoral, un bisturí, un compás o un azadón. Un compromiso con tu familia, porque tu orgullosa raza espera con razón recoger su mejor cosecha con un exponente ilustre en su escudo de armas. Y un compromiso con tu pueblo que muy de veras necesita soluciones de sus mejores hijos para honra y prez de la Patria.

Uno no dispone de su suerte jamás. Pero creo que tienes una vocación para la grandeza. Primero del alma, y la elevación de ideales y la nobleza de sentimientos emanan de ella. El triunfo en la vida no es de mediocres, como no es mediocre elevarse milímetro a milímetro sobre los plintos de la sabiduría, como no es vulgar hacer de nuestros corazones mástiles donde se engarcen nobilísimos ideales de grandeza.

La pequeña caravana de los tuyos y tú ha sufrido los reveses de la huída a Egipto, pero la Sagrada Familia va a tener en el hogar un cielo anticipado con Jesús en medio y la santidad respirada como ambiente hogareño.

...