Una Familia Felis

Una familia unida

Hubo una familia que vivía en una gran casa de madera con techo de chapa si tunada en una colina de la ciudad de Sudáfrica. Para llegar hasta el portón de la entrada primero tenemos que subir los 125 escalones que había desde la carretera principal del valle. Esos escalones conducían a un caminito rodeado de arbustos que daba a un portón de hierro. A un lado del porton se hallaba el santuario de mi abuela lleno de cuadros e imágenes de dioses. La abuela decía que yo era una hija del templo y que había nacido gracias a los dioses que adorábamos. Frente al santuario había un tramo de escalones rojos encerados, que llevaban a a la puerta principal. La casa Hera muy grande, tenía un pasillo muy largo una gran cocina con fogón de carbón, siete dormitorios y una edificación anexa con un dormitorio más. Allí vivimos 27 personas: mis abuelos paternos mi padre, mis tres hermanos menores, mi hermana menor, y pectivas familias No era fácil entender las necesidades de tantas personas. Pero vivir juntos nos motivo unidos y nos proporciono muchos recuerdos los cuatro incluida mi madre gloria cruz, compartían las tareas del hogar turnándose para cocinar y la limpieza. Mi abuelo era el jefe de familia y cese ocupaba de comprar alimentos para todos en otras palabras nos mantenía. Cada miércoles mis abuelos iban al mercado y traían carne, fruta, y vegetales es para toda la semana salíamos a esperar a que volvieran del mercado sentados en la sombra de un pino en el borde de la colina que daba al valle. En cuanto los veíamos bajar del autobús con sus grandes cestos, bajábamos corriendo los 125 escalones para ayudarlos a subir las compras a casa.

En nuestro jardín teníamos una palmera muy alta habían echo su nido unas aves llamadas golondrinas, alas que veíamos volar de un lado a otro mi abuelo se sentaba en las escaleras de la parte principal y nos contaba historias, como si estuviera traduciendo los sonidos que acian las golondrinas. Tengo muchos bonitos recuerdos de la vida que compartimos en aquella casa. Nos reíamos, llorábamos, juagábamos, en fin disfrutábamos de vivir juntos como una gran familia y más importante aun fue donde empezamos a prender sobre nuestro creador jeova yb su hijo Jesucristo.

Nunca olvidare la mañana del lunes 22 de agosto del 2005. Estábamos todos sentados para el desayuno y yo tuve algo importante que anunciarles a mi familia. Mi vida corria peligro por que tenía un tumor cerebral de gran tamaño mi esposo carlos, hizo una oración y después yo le di un gran abrazo.

Antes de conocer a jeová, nuestra adoración incluiré muchos rituales diarios. Además solíamos organizaren en nuestra casa grandes celebraciones en las que invitábamos a los presentes que

Exactamente a media noche se hacían sacrificios de animales para apaciguarlos. Mi abielo también era muy conocido en la comunidad

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