Viajar reivindica cosmovisiones
Valentina PetroEnsayo15 de Noviembre de 2017
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Viajar reivindica cosmovisiones
Por: Valentina Petro
Programa de derecho
I semestre
Universidad de San Buenaventura
En el presente ensayo abarcare ampliamente la temática del viajar y como el ejecutar este verbo conlleva a íntegros cambios mentales, emocionales y espirituales.
Por lo tanto, veremos la repercusión del empoderamiento de viajar en los diferentes ámbitos de la vida. Veremos cómo nuestra cosmovisión se renueva a través del emprendimiento de viajes y como el viajar nos sacude de nuestro adormecimiento cultural y nos empuja al florecimiento integral del ser humano en un contexto social e individual. Aprenderemos una fresca concepción del significado viajar, en última estancia observaremos como algunas culturas nos impregnan de su cosmovisión, y por ende comprobaremos que para viajar no se necesita más que un alma antevasin y un espíritu sediento con ganas de empaparse en la multiculturalidad y pluralidad de los contextos y paisajes.
Viajar. Solo seis palabras bastan para inundar el alma de una oleada fresca de travesía a lo desconocido pero reminiscente. Viajar va más allá que un verbo accionado en un presente o futuro incierto, es más que seis insípidas letras, más que un verbo análogo a excursión y descubrimiento, viajar es escudriñarte a ti mismo en lugares diferentes en la variabilidad del tiempo, es embriagarse de aires nuevos. Viajar es la mayéutica de la vida.
Viajar es disfrutar cada segundo deparador de la vida, es descubrir nuevos paisajes escondidos en un sol de venados, es respirar aires nuevos, inhalar tradiciones y exhalar fundidos alientos de vivacidad, libertad y plenitud.
El florecimiento de esta gran aventura empieza desde el momento en que se toma la efímera, pero oportuna decisión de abandonarse así mismo en mente, corazón y espíritu, para luego entregarse con una mente abierta, un espíritu sediento y un corazón drenado listo para ser rebosado de todas aquellas emociones, sentimientos y sensaciones abrazadoras del destino al que se eligió.
Viajar emancipa la mente de los frívolos prejuicios personales y sociales en los cuales está sumido el individuo respecto a otras culturas y sus diferentes maneras de percibir la vida, tal como lo afirma Carlo Goldoni(1707-1793) : “El que no sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios”.
El salir de nuestra confort y abalanzarnos al descubrimiento de nuevos horizontes, es todo lo que hace bien a la desenvoltura integral del ser humano en la sociedad, debido a que a medida que los viajeros van explorando, sumergiéndose y empapándose en otras culturas se van resquebrajando fútiles prejuicios y estigmas adquiridos por la desinformación cultural
Por ende, viajar renueva mentes encerradas en la ignorancia y las hace libre de las falsas fachadas pintadas de estigma, prejuicio y estereotipo cultural, tal como lo afirmaba el escritor y orador Mark Twain(1835-1910): “Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”.
Muchas personas viajan para reencontrarse a sí mismas, otras para conocerse profundamente en diferentes contextos, y otras por el simple y mero placer de mojarse el alma y el intelecto de nuevas experiencias y conocimientos.
La edad nunca será un límite para cumplir sueños como el viajar alrededor del mundo: “Todo el mundo puede viajar, nunca se es demasiado viejo para descubrir nuevos lugares”. recuperado de http//www.lifeder.com/articulo/desarrollo-personal/frases-de-viajes
hacer parapente en alguna playa de México, escalar una montaña asiática, dejarse besar la piel por rayos hindúes o decidir ser agradecido en un viaje de voluntariado, por lo tanto es de principal relevancia viajar por vocación, por qué se siente, se quiere y se anhela; hacer las cosas que le mueven el alma para luego no sentirse infeliz en su vejez por cosas que no hizo pero que le fuese gustado hacer. Libere los miedos y abrace la aventura, tal como afirma Mark Twain (1835-1910): “Dentro de veinte años estarás mas decepcionado de las cosas que no hiciste que de las que hiciste. Así que desata, amarra y navega alejándote de los puertos desconocidos. Explora. Sueña. Descubre”.
A medida que los pies vayan avanzando y las limitaciones territoriales entre países vayan siendo cruzadas, así mismo la mente se impregnara de la multiplicidad de conocimientos y experiencias que se adquieren a través de la travesía en tierras ajenas, tal como postulaba la felicidad por medio de viajes y adquisición de conocimientos, el escritor peruano Julio Rybeiro (1954): “Ser el eterno forastero, el eterno aprendiz, el eterno postulante, he allí una forma para ser feliz”.
Vemos que según Ribeyro, viajar se fundamenta en tener alma y espíritu forastero pero para poder tener una mejor experiencia, primeramente debemos de despojarnos de nuestros miedos, aquellos que nos carcomen y nos limitan a ser unos auténticos forasteros, por lo tanto el viajar nos motiva a crecer como persona, nos empuja a decidir encarar los miedos para así convertirlos en miedos derrotables. Así mismo, como el nobel de literatura André Gide (1869- 1951) afirmó: “El hombre no puede descubrir nuevos océanos al menos que tenga el coraje de perder de vista la costa”.
Para alcanzar este estado ideal de forastero debemos empoderarnos de la palabra en sánscrito antevasin, la cual hace alusión a una persona que vive en la frontera, aquella que se despoja del afanado mundo y se abalanza a un leve estado nómada de erudición, y aprendizaje continuo, aquélla persona que reside en la frontera de lo desconocido pero que siempre está en un continuo estado de ser saciada por el insondable mundo desconocido.
Así como los viajes nos retroalimentan cultural e intelectualmente, estos nos despiertan del adormecimiento en el cual se está sumido como es el de valorar nuestras raíces, tal como afirmaba Samuel Johnson (1709- 1752):
Todos los viajes tienen sus ventajas. Si el viajero visita países que están en mejores condiciones, él puede aprender cómo mejorar el propio. Y si la fortuna lo lleva hacia peores lugares quizá aprenda a disfrutar de lo que tiene en casa.
Y como echar a la borda la renombrada y corta pero reveladora frase de Carlo Goldoni (1707-1973):“El que no sale de su tierra está lleno de prejuicios” o Hipolito Taine (1828-1893): “viajamos para cambiar, no dé lugar, sino de ideas”. Y entre muchos otros escritores y eruditos podemos resaltar su cosmovisión a cerca del viajar y como esta repercute en nuestras mentes y percepciones culturales, ya que al viajar reivindicamos erróneas percepciones a cerca de diversas culturas.
Por lo tanto si se quiere dar una sacudida a los prejuicios en los que se está enfrascado no hay opción más fortuita que viajar para emancipar estigmas.
Cuando nos atrevemos a abalanzarnos en desconocidas pero maravillosas culturas, decidimos aceptar las reglas, normas y costumbres que residen en esta, es decir, nos enajenamos de nosotros mismos para mojarnos el alma de sus tradiciones, platos típicos o trajes representativos.
Es la entrega absoluta de absorber la cultura y respirarla sin tapujos, miedos y prejuicios, así como lo afirmaba James Michener (1907-1997): “si rechazas la comida, ignoras la vestimenta, temes la religión y evitas a las personas, quizás sea mejor que te quedes en casa”. Por ende está de más recalcar que se viaja para olvidarse efímeramente de uno para así contemplar con vehemencia la multiculturalidad de diferentes lugares.
Al decidir abalanzarse a nuevos y desconocidos lugares, nos empoderamos de la esencia del lugar, se respira las cosas natas del paisaje y no queda más que contemplar la sublimación de la naturaleza. Cesar Pavese (1908- 1950) nos dice:
Viajar es una brutalidad. Te obliga a confiar en extraños y a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y tu casa. Estás todo el tiempo en desequilibrio. Nada es tuyo excepto lo más esencial: el aire, las horas de descanso, los sueños, el mar, el cielo; todas aquellas cosas que tienden hacia lo eterno o hacia lo que imaginamos como tal.
Muchos viajan para encontrarse, tal como afirma Lawrence Durell (1912- 1990):”viajar puede ser una de las formas más recompensante de introspección”, otros para aprender Lance Morrow (1939): “La gente viaja porque aprenden cosas que no podrían aprender de otra forma”. Pero lo cierto es que se viaja sea para redescubrirse a uno mismo o para sacudirse del adormecimiento cultural, por lo tanto podemos observar que el ensanchar horizontes nos vivifica el intelecto y a modo de repercusión aviva la búsqueda en nuestro fuero interior.
El ensanchar nuestra mente como consecuencia de empaparse de la multiculturalidad, origina un esclarecimiento y contextualización respecto a nuestra cosmovisión en general, pero aquel que se limita y vive carcomido por sus miedos y no decide enfrentar y abalanzarse a lugares desconocidos para su mente y espíritu, se ve sumido en la convincente pero ignorante posición del conformismo y de no decidir ir más allá de lo que se le dice que puede ir Martin Yan(1948): “Las personas que no viajan no pueden tener una visión global, todo lo que ven es lo que hay en frente de ellos. Esas personas no pueden aceptar nuevas cosas porque todo lo que conocen esta donde viven”.
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