Viajes De Exploracion Cientifica
cartelman19 de Mayo de 2013
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LOS VIAJES DE EXPLORACIÓN CIENTÍFICA
La historia de las exploraciones ha sido la historia de la búsqueda y del encuentro con lo desconocido. Podemos ubicar sus más remotos inicios hace aproximadamente un millón y medio de años, cuando nuestro antecesor, el Homo Erectus, abandono África iniciando la lenta colonización de Europa, del Cercano Oriente y Asia. En él podemos detectar el germen de una actitud que se prolongaría a lo largo de toda la historia evolutiva de la humanidad: el deseo por conocer, explorar y controlar aquello que está más allá del alcance de la mirada. Esa curiosidad fue la que nos hizo humanos.
A lo largo de la historia de Occidente se distinguen tres etapas en relación a los viajes.
En la primera desarrollada hasta el siglo XIII, conocida como la “Revolución Comercial”, recuperar el Santo Sepulcro y crear bases comerciales para el contacto con el Cercano Oriente eran los objetivos más explícitos.
El segundo momento expansivo se inició a partir de los siglos XV y XVI y corresponde a la época de los Grandes Descubrimientos, inaugurada por Cristóbal Colón. En aquella circunstancia, el destino fue el recientemente descubierto Continente Americano y hacia él se dirigieron las naos de la conquista y la colonización ibérica, impulsadas a buscar en tierras americanas aquellas riquezas, poder y prestigio que ya no podían encontrar en España.
La gran y última expansión sobre el Globo se registró desde mediados del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX, en lo que se ha dado en llamar la “Era del Imperio”(1870-1914). Este expansionismo se enmarcó en un contexto de grandes avances tecnológicos y científicos. La época de las grandes expediciones marítimas, que iniciaron los viajes científicos del siglo XVIII con personajes como Charles de la Condamine (1735), o el célebre Capitán James Cook (1768), había terminado y en oposición a ella, comenzó una nueva era de exploraciones que perseguían alcanzar el interior de los continentes; en su mayor parte, inexplorados y misteriosos. Con ello surgen las Sociedades Geográficas, privadas y nacionales, encargadas de conocer, catalogar y controlar esos “otros mundos”.
EXPLORACIÓN GEOGRÁFICA.
Las exploraciones geográficas. en los siglos XIX y XX son una continuación de los descubrimientos geográficos, que se prolongan hasta el siglo XVIII inclusive, aunque ya en muchos viajes de esta época se explora también lo descubierto y se reconocen tierras de las que se tenía alguna noticia. Reconocer, confirmar la existencia de lo que se sabe, abrir nuevas rutas, avanzar hasta puntos no alcanzados, es el objetivo y el contenido de las exploraciones geográficas. En esta aventura colectiva, emprendida por la audacia de los más arriesgados, con medios de penetración más perfeccionados que en los siglos anteriores, participan las grandes potencias que bien podríamos llamar exploradoras: Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Rusia, Suecia y Noruega, entre las principales. Están casi totalmente ausentes España y Portugal, otras potencias descubridoras. Las exploraciones responden, por una parte, al «clima» romántico en que vive Europa; por otra, al imperialismo de las grandes potencias, unido al afán de conocimiento y de expansión del hombre, que fomentan las sociedades geográficas de la época y las publicaciones de evasión.
Las exploraciones geográficas en los siglos XIX y XX se dirigen al interior de los continentes (África, Asia, América y Australia) y a las regiones polares, tanto del Polo Norte (tierras boreales o árticas) como del Polo Sur (tierras australes o antárticas). También tienen interés las exploraciones en las regiones insulares de África (Madagascar), Asia (Indonesia y lapón) y Oceanía (Polinesia y Melanesia), pero su exposición resultaría prolija. En todos estos viajes se parte de un supuesto descubrimiento, al que se añaden nuevos hallazgos, posiblemente no tan meritorios, aunque no por ello desmerezca la grandeza de su protagonista: el hombre. La psicología del explorador es muy compleja y digna de estudio; no sólo participan en la aventura geográfica propiamente aventureros, sin profesión determinada, sino también médicos, militares, geólogos, naturalistas, etc. Algunos de sus nombres permanecen en la toponimia de varios continentes. Por muchas razones, las exploraciones geográficas que aquí se reseñan, pueden considerarse la avanzadilla de la civilización occidental, que encuentra en los indígenas de cada continente una oposición más tenaz a veces que la del medio físico, aunque también es de justicia señalar la ayuda prestada en ocasiones por el elemento autóctono.
En un sentido amplio, pueden incluirse en las exploraciones geográficas los viajes oceanográficos de investigación del fondo del mar y de los movimientos de las aguas, así como la espeleología y el montañismo.
Interesante para los viajes de exploracion ha sido el estudio de las corrientes y de las mareas, el progreso de la navegación con el invento de la máquina de vapor y el empleo del sextante, la navegación aérea y la fotografía también aérea que permite estudiar con cierto detalle el terreno a explorar. Del barco de vela se pasa, en 1840, al barco de vapor, construido primero con madera y luego con hierro y acero. Las ruedas de paletas de los primeros barcos de vapor se sustituyen por hélices, cada vez más perfeccionadas. Barcos rompehielos permiten internarse en regiones polares de otro modo inabordables, a no ser mediante la aviación. Gran auxiliar de los navegantes ha sido y es la meteorología . El mundo, en fin, de las exploraciones que comienzan en el Siglo XIX es muy distinto del de los veleros descubridores, menos costosos pero no tan rápidos como los barcos de propulsión a vapor. El estudio de las rutas marítimas por el teniente de navío Matthew Fontaine Maury, a mediados del siglo XIX, permite reducir la duración de las travesías en un 50%. El vapor multiplica la velocidad de los barcos. Pero todo esto no cuenta en el interior de los continentes. Aquí es el mismo hombre de siglos pasados, con la misma insaciable sed de conocimiento, víctima también de intereses comerciales de las compañías que buscan expansión a sus productos, o nuevas y más abundantes materias primas. En la exploraciones continentales se evidencia el imperialismo de las, naciones y empresas que las financian. Los relatos de los viajeros constituyen la primera fuente para el conocimiento de estas e. y han enriquecido la literatura de los viajes.………………………………………………………………………….
1. África. En la exploración del interior de este continente, casi desconocido hasta el siglo XIX, han destacado los escoceses. Las principales vías de penetración han sido los ríos, cuyo estudio ha contribuido al avance de la hidrología en general y de la potamología en particular. Hasta entonces, la imagen del interior africano estaba falseada por una cartografía caprichosa y por las leyendas de los pueblos costeros, interesados en que el «hombre blanco» no penetrara en el interior para seguir ellos siendo intermediarios en el comercio de esclavos, pero, cuando este tráfico declina, comienzan a abrirse las puertas del África a la curiosidad del europeo. La fundación en Londres de la African Association (1788), después del viaje al Nilo del escocés lames Bruce (1768-73), estimula las e. El médico escocés Mungo Park recorre África occidental (v.) y llega al Níger (1795-96); en 1805 perece en los rápidos de Boussa (oeste de Nigeria). El mayor Dixon Denham, el teniente de navío Hugh Clapperton y el naturalista Walter Oudney descubren el lago Chad (v.; 1822) y entran en contacto con pueblos musulmanes hasta entonces desconocidos (peules o fulbes, entre otros). Esta es la primera expedición europea que atraviesa el Sahara (v. SAHARA, REGIÓN DEL). Richard Lander, que había sido criado de H. Clapperton, y su hermano John llegan a la desembocadura del Níger (v.; 1830), donde son atacados por los ibo, mercaderes de esclavos. Hacía tan sólo dos años que había comenzado a usarse el febrífugo quinina, pero tan sólo como curativo. De África ya comienza a conocerse algo más que sus costas y la desembocadura de sus ríos. Los relatos de los exploradores enriquecen las ciencias naturales, la etnografía y el acontecer histórico. Para mayor adaptación en las zonas de dominio musulmán, el explorador vive con frecuencia la misma vida que los africanos, aprende su lengua, viste sus ropas y hasta sigue su religión. ………………………………………………………………………………..
El mayor Gordon Laing consigue llegar a la ciudad de Tombuctú (1825) en la actual Malí, pero es asesinado; el campesino francés René Caillé alcanza Tombuctú (1828), habiendo partido de Guinea, y regresa a Tánger atravesando el Sahara. Hasta mediado el siglo, no se reanudan las e. en el África sudanesa (v.). Los alemanes Heinrich Barth y A. Oterweg cruzan el Sahara desde Trípoli al Níger (1849-53). Otros compatriotas suyos siguen su ejemplo: Gerhard Rohlfs va de Trípoli a Lagos (1865-67). Por este tiempo se utiliza ya la quinina como preventiva, lo cual aumenta la «fiebre» viajera. La obra científica de H. Barth la continúa el francés Henri Duveyrier, que da a conocer a los tuareg (1859-61). Zweifel y Moustier descubren las fuentes del Níger (1879). Oscar Lenz va desde Marruecos al Senegal, pasando por Tombuctú (1880).
Las exploraciones al África central comienzan con el británico Tuckey, que consigue remontar el río Congo
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