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A principios del siglo XVIII, Gran Bretaña o Francia eran países con poca población.


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2016  •  Tesis  •  5.426 Palabras (22 Páginas)  •  465 Visitas

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INTRODUCCIÓN.

A principios del siglo XVIII, Gran Bretaña o Francia eran países con poca población. La esperanza de vida de sus habitantes no superaba los 30 años. La mayoría de los ingleses y de los franceses trabajaba entonces en el campo. Cada agricultor producía pocos alimentos. Las ciudades eran pequeñas, en ellas los artesanos producían pocos bienes industriales. El comercio no era voluminoso y los medios de transporte eran básicamente rudimentarios.

Ya que existía una baja productividad de trabajo la producción y el consumo por habitante eran pequeños. A esta pobreza se añade el estancamiento el cual es producto de que las economías preindustriales no lograban aumentar la riqueza por encima de la población.

A causa del descenso de la mortalidad, a finales del siglo XIX, Gran Bretaña y Francia eran países con mucha población. Sólo una minoría de sus habitantes trabajaba en el campo, dedicados a actividades agrícolas, pero con pocos agricultores se producían muchos alimentos. Las ciudades habían incrementado su tamaño debido a que los que antes se dedicaban a la agricultura habían acudido a ellas para trabajar en la industria o en los servicios, y las fábricas producían productos industriales a gran escala. El comercio era voluminoso, y las mercancías se transportaban por medio del ferrocarril aumentó la producción de los buques de vapor.

Al incrementar la productividad del trabajo, la Revolución Industrial aumento la productividad y el consumo por habitante. Desde entonces la riqueza de los países industrializados ha crecido por encima de sus poblaciones. Esto último ha supuesto sin duda, el cambio más importante de la Historia.

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.

La Revolución industrial va a entenderse como el proceso por el cual las innovaciones tecnológicas se extienden las formas de producción de una sociedad. Esta transformación en las formas de producción permite aprovechar las economías de escala característica de la producción en masa para un mercado amplio, esto también significó un abaratamiento considerable de los costes respecto a las técnicas tradicionales.

La generalización de la producción mercantil significó la separación del productor con los medios de producción. Así nace la forma de producción capitalista, la cual en contraposición a la artesanal, separa la separación del trabajador directo de la propiedad de los medios de producción. Esta separación se plasma jurídicamente en la sociedad mediante las acciones, la sociedad anónima, esto permite reunir las grandes sumas necesarias para comprar el capital fijo[1] y limitar la responsabilidad al capital social.

La producción mercantil es ampliada por la Revolución de los Transportes al introducirse la máquina de vaporen los barcos y construirse los primeros ferrocarriles. Surgen nuevos mercados y mayores posibilidades de obtener economías de escala, así como la reducción de costes y el aumento de beneficios, los cuales a su vez significaron la posibilidad de seguir invirtiendo para conservar las ventajas tecnológicas de partida.

La Revolución Industrial surge con la nueva industria. Las dos industrias típicas de la Revolución industrial son el textil algodonero y la siderurgia, estas industrias irán robando los clientes a los talleres artesanales mediante la producción de grandes series a menores precios.

En el norte de Gran Bretaña, donde nace la Revolución Industrial, donde James Watt perfecciona el motor de vapor, la mecánica comienza a progresa impulsada por la necesidad de satisfacer las demandas de las grandes granjas.

El textil algodonero se basa en la sustitución de la seda y la lana por esta nueva materia prima importada de las colonias. Se da la evolución del telar manual, convirtiéndose en el telar con lanzadera mecánica, esto permite una mayor velocidad y la reducción de costes. En un principio la Industria textil surge, en buena medida, adosada a los molinos de agua de las grandes granjas y formando una sola unidad económica.

El establecimiento típico de algodón de agua consiste en naves de varios pisos cuyo techo esta surcado longitudinalmente por dos ejes, de los cuales se toma la fuerza, mediante poleas de transmisión, dos hileras con decenas de telares. Estos telares son difíciles de detener ya que el movimiento del molino es constante y hay que desenganchar la polea en movimiento, los operarios trabajan a un ritmo fijo y su destreza consiste en solucionar los enredos y atascos que surgen sobre la marcha, por esta razón los niños eran muy apreciados, ya que podían escurrirse debajo del telar.

Tanto la Industria textil, como la metalúrgica del siglo XVIII, dependía del reclutamiento de cantidades y de la mano de obra barata, tanto femenina como infantil. Algunas tecnologías y procesos fueron adaptados a la utilización de esta mano de obra, pero el cambio técnico que supone la mecanización genera en Gran Bretaña oleadas de resistencia a la maquinaria[2].

La tecnología algodonera siguió evolucionando durante la primera mitad del siglo XIX, Gran Bretaña conserva su preminencia, casi monopolista, en la exportación de tejidos de algodón, mientras se implanta la industria en el noroeste de Europa y Estados Unidos. El textil de agua deja paso a la atracción mediante calderas de vapor.

 El uso de la mano de obra femenina e infantil también fue frecuente en las industrias menos investigadas. Por ejemplo, cuando se instaló en 1842 la fábrica de papel con máquinas de producción continua, de 140 operarios, había en la esperanza 14 niños y 61 mujeres[3], en las minas inglesas era realmente frecuente introducir aprendices infantiles para que se entrenaran a moverse en la oscuridad, para lo cual, cuando salían del pozo, lo hacían de noche.

Las minas, como los molinos, son originariamente instalaciones situadas dentro de las grandes granjas, es decir, de las propiedades territoriales de la nobleza británica. Los mineros cobraban gran parte de su salario en fichas canjeables por productos artesanales y alimentos procedentes de la propia granja.

Para la corona las minas representan sobretodo una fuente sustanciosa de ingresos fiscales, coincidía por tanto con los intereses del propietario en lograr las máximas producciones el mínimo coste.

 En una mina de plata, el salario de un minero era aproximadamente la veinteava parte del sueldo del maestro alquimista.

 La primera aplicación como máquina industrial del vapor es achicar agua de las minas. El primer motor de vapor funciona elevando el agua por el efecto del vacío producido al condensarse el vapor. Thomas Savery patenta en 1698 “el amigo del minero”, ésta máquina no tiene émbolo y las válvulas se tienen que accionar a mano.

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