A proposito de Mantecani
EdmovaDocumentos de Investigación20 de Agosto de 2016
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El Diario
Sección “Opinión”
A PROPÓSITO DE MANTECANI
Antonio Edgar Moreno Valdivia
Sociólogo, docente universitario y especialista en violencia e inseguridad
A PROPÓSITO DE MANTECANI
Antonio Edgar Moreno Valdivia
Sociólogo, docente universitario y especialista en violencia e inseguridad
En el imaginario social de la mayoría de los bolivianos se tiene como importante referente de la economía nacional y los movimientos sociales a los mineros, pues han sido histórica y tradicionalmente el pilar de la economía nacional, los pulmones del país y la vanguardia sindical obrera. Es innegable que han desarrollado numerosos hechos históricos de suma importancia que han contribuido el desarrollo económico, social, político e ideológico del país, ahí están, entre otros hechos épicos, la conformación de la Republica de la plata y del estaño, la masacre de mineros en los distritos de Catavi y Siglo XX, la acción heroica de María Barzola, la conformación de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros como la organización sindical más poderosa y vanguardia del movimiento obrero y sindical, la elaboración y aprobación de la Tesis de Pulacayo para conquistar el poder político y establecer una sociedad más justa sin explotados y explotadores, la revolución nacional, la nacionalización de las minas, la masacre de San Juan, el apoyo minero a las guerrillas del Che, la conformación de la Asamblea Popular, la lucha contra la dictadura militar, la huelga de hambre de Domitila Chungara y la dramática Marcha por la Vida que pretendió evitar la relocalización de mineros y la privatización de las minas.
En esta movilización minera que llego desde Oruro a la ciudad de La Paz, los mineros fueron respaldados por un impresionante despliegue de solidaridad por parte de los paceños en términos de alojamiento, alimentación y atención médica, pues amas de casa, vendedoras de mercado, empleados públicos, trabajadores, obreros, campesinos, médicos, enfermeras, estudiantes y universitarios se pusieron a su disposición como expresión de adhesión a sus demandas de mejores condiciones de vida y de trabajo. Después vinieron otras heroicas movilizaciones mineras dirigidas a rechazar el ingreso de inversionistas extranjeros y que tuvieron como una de sus expresiones más trágicas la ejecución de la “Operación Gold” y la posterior masacre minera de Amayapampa y Capacirca, fueron enfrentamientos muy duros entre mineros, policías y militares.
Ya en los últimos años, fuimos testigos de enfrentamientos entre mineros y campesinos y paradójicamente entre los propios mineros, principalmente entre mineros asalariados y cooperativistas de los departamentos de Potosí, Oruro y La Paz. En este contexto de constante y marcada conflictividad minera, el pasado miércoles 10 de agosto, la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (FENCOMIN), resolvió llevar a cabo un bloque de carreteras indefinido pidiendo la modificación de los artículos 132 y 151 de la Ley 535 de Minería y Metalurgia, siendo uno de los lugares más complicados por el enfrentamiento entre policías y mineros las proximidades de la Estancia Mantecani en el departamento de La Paz.
A pesar de las opiniones encontradas que puedan existir considero que este conflicto entre Gobierno y cooperativistas que en un bando dejo el lamentable saldo de 100 efectivos policiales golpeados y muy mal heridos, no fue un hecho reivindicativo sino más bien un hecho criminal y delincuencial signado por varios delitos como ser secuestro, tortura, robo agravado, lesiones graves y tentativa de asesinato. Según relatos de familiares y de las propias víctimas al margen de secuestrarlos, les arrebataron cascos, escudos, uniformes, botas, celulares, anillos, relojes, billeteras e identificaciones. No creo que sea nada “combativo” y “revolucionario” emboscar y secuestrar a un policía y golpearlo entre 10 o 15 personas, con piedras, palos, adobes y lo peor aún en estado de ebriedad. Asimismo, se tienen imágenes de jefes, oficiales y policías desvestidos, golpeados, humillados, ultrajados y vejados no solo como uniformados sino también como personas. A pesar de que algunos esquemas ideológicos tienen la idea de que ahora los policías han recibido su “merecido” por ser los “guardianes” a través de los cuales la clase gobernante mantiene el orden establecido y reprime a los rebeldes es necesario tomar en cuenta que ellos únicamente reciben y acatan un mandato constitucional, no actúan de manera autónoma, en este caso no llevaron armas letales sino simplemente agentes químicos para enfrentar en clara desventaja a miles de mineros armados con piedras, hondas, palos, cachorros de dinamita e inclusive se habla de armas de fuego. Como alguien dijo “es una cosa mirar el aguacero y otra estar dentro del aguacero”. Además al margen de estigmatizar subjetivamente a los policías se debe considerar que no han sido formados para proteger a las “clases poseedoras” de los peligros ocasionados por las “clases peligrosas”, más bien se trata de hijos, hermanos, tíos, padres y esposos bolivianos que también desde su puesto de trabajo luchan por mejores condiciones de vida y trabajo. Por ello, no se puede entender como los mineros los agredieron con tanta saña y crueldad. Como bien lo expresa el Ministro Romero “esto no lo hubiéramos esperado ni de un enemigo de guerra”.
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