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Alto al bullying, cyberbulling y formas de acoso

Begoña del PilarEnsayo10 de Enero de 2023

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La percepción que tienen los estudiantes respecto a la existencia de bullying y sus repercusiones en los estudiantes de la USS. Sede Valdivia.

Anteproyecto

Begoña Salas Bahamonde

Facultad de derecho y Gobierno, Universidad San Sebastián

Lógica y Trabajo Social

Docente: Lucia Ergas Anwandter

24 de septiembre de 2022

          Tabla de contenidos

                                                                                          Páginas

Introducción                                                                              3

Problema de la investigación                                                                            5

Objetivos (general y específicos)                                                                     7Metodología                                                                           8

Conclusión                                                                          10                                                                                      

Referencias                                                                         12                                                                            

Introducción

Ortega (2006) releva al bullying como un fenómeno dinámico, proponiendo que la diferencia de poder (objetiva o subjetiva) que contempla el bullying, otorga un rol dominante a uno de los actores y obliga a adoptar, por la fuerza, un rol de sumisión al otro. Pudiendo conllevar daños tanto físicos, sociales y/o morales. Por ende, hemos notado el aumento del bullying en los colegios y liceos, pero no hemos seguido el estudio de cómo perciben los estudiantes del Bullying y sus repercusiones en los estudiantes de la educación superior.

En la prevención del bullying son de gran importancia las relaciones entre estudiantes, y entre estudiantes y docentes, ya que en muchas ocasiones cumplen un rol aún más decisivo que los elementos estructurales (Rodriguez, 2009). La detección temprana y apoyo de parte de la comunidad educativa puede hacer la diferencia en algunos casos de bullying escolar y prevenir problemas futuros asociados (Brunstein et al., 2015). Durante las primeras semanas que comienza el acoso escolar la víctima reconoce su situación y puede actuar pidiendo ayuda o cambiando sus vínculos sociales. Si la victima cuenta con apoyo necesario de sus pares y docentes puede detener el fenómeno (Ortega, 2010). Existe evidencia de que la acción de estudiantes espectadores a favor de la víctima logra poner fin a episodios de bullying escolar, además, se reducen los niveles de ansiedad, depresión y baja autoestima en víctimas con compañeras/os que les defienden (Salmivalli et al., 2011).

En Chile, según los resultados de la IX Encuesta Nacional de la Juventud del INJUV, uno de cada cuatro jóvenes dice que ha sido víctima de violencia psicológica o física en sus lugares de estudio. Asimismo, uno de cada cinco estudiantes ha sido objeto de acoso cibernético. El psicólogo Olweus ha sido reconocido como pionero en la investigación acerca del acoso escolar, proponiendo que el fenómeno del bullying se puede describir cómo “comportamiento agresivo o querer ‘hacer daño’ intencionadamente; llevado a término de forma repetitiva e incluso fuera del horario escolar; en una relación interpersonal que se caracteriza por un desequilibrio real o superficial de poder o fuerza” (Olweus, 1994, p.1173).

En ese sentido, se trata de reconocer a las juventudes como portadoras de diferencias y singularidades. Para recoger la riqueza propia de aquella pluralidad, se requiere de miradas caleidoscópicas hacia y/o desde el mundo juvenil que permitan un acercamiento a su complejidad constitutiva e irreductible; viendo a las y los jóvenes como sujetos con capacidades y potencialidades, considerándoles como actores en tiempo presente en las sociedades en que habitan (Duarte, 2000).

     

Para comprender la complejidad de los problemas que inciden en la salud de las y los jóvenes, es necesario identificar los factores de riesgo y de protección presentes en su ambiente físico y humano (Bronfenbrenner, 1979). Los impactos de estos factores de riesgo en la salud física y mental dependen de la capacidad de abordarlos mediante la activación y desarrollo de factores protectores que contribuyan a generar interacciones favorables con su entorno (Munist et al., 1998).

El agresor es quien lleva a cabo el bullying escolar, ya sean individuos o grupos (Olweus, 1993). No existe un patrón de comportamiento entre agresores y la mayoría logra crear a su alrededor un círculo social “que estimula, acepta o participa en sus comportamientos y actitudes” (Ortega, 2010, p.19).

Este tema cobra relevancia social debido a que los alumnos violentos tienden a seguir siendo abusadores en edades adultas, presentan problemas en el trabajo, y en la vida afectiva, son personas abusadoras en el trabajo (mobbing) y en la casa; mientras que las victimas tienen problemas emocionales tales como: depresión, ansiedad, trastornos del sueño, de la alimentación, manifiestan trastornos psicosomáticos, evitar ir al colegio y las secuelas tienden a permanecer hasta la edad adulta. Actualmente sabemos que todas las partes involucradas en una situación de bullying presentan efectos en su salud física y mental, no sólo mientras están viviendo la experiencia sino, incluso, hasta cuarenta años después. Al analizar estudios longitudinales acerca de las consecuencias para la salud mental de los adultos de que sufrieron bullying en su niñez y adolescencia, cuyos resultados demuestran que quienes han sufrido de bullying en su etapa escolar presentan mayores riesgos de tener problemas de salud mental en la adultez (Lereya et al., 2015).

La inquietud por este tema ha significado una serie de investigaciones sobre le fenómenos del bullying en la Enseñanza Básica y Media, pero sin embargo no existe mayor información respecto de este en la Educación Superior. En este sentido, si pensamos en la institución escolar como un espacio donde se producen múltiples interacciones, no solo entre alumnos, sino también con los profesores. Las y los docentes como parte de la comunidad escolar, también son afectadas/os por el bullying debido a que su trabajo se ve dificultado al estar en un clima social injusto, turbado y agresivo (Ortega et al., 2001).

Problemas de estudio

Actualmente, la aparición de escolares en los medios de comunicación es recurrente, lamentablemente no por sucesos decorosos, sino por estar expuestos a los constantes episodios de violencia en los centros educativos, lo que ha motivado a investigar la percepción que tienen los alumnos acerca del fenómeno y las repercusiones que el bullying en su desarrollo personal y en el ámbito académico. Hay que destacar también que los efectos negativos del bullying se pueden observar no sólo a nivel de individuos, sino también de comunidades educativas completas (tanto cursos como universidades), afectando no sólo el bienestar psicosocial sino también el rendimiento (Rodriguez, 2009).

Según Injuv (2020-2021), el bullying escolar podría definirse como un fenómeno social de origen multicausal, que consiste en agredir física o psicológicamente a uno de los miembros de una comunidad educativa, lo cual, impacta negativamente la salud física y/o mental del agredido y la sana convivencia escolar. Existen modalidades de acoso escolar, por ejemplo, tenemos el bullying tradicional y el Ciberbullying. La principal diferencia entre ambas radica en que en el primer caso la agresión se circunscribe al centro educativo y en el segundo la agresión se puede producir las 24 horas del día afectando a la víctima no solo en el colegio. Entre las posibles causas del acoso escolar tenemos: las de tipo instintivo como la necesidad de marcar una territorialidad, un dominio sobre el otro; las relacionadas con la socialización primaria cuando el agresor aprende a ser violento en el seno familiar o las que están vinculadas a experiencias traumáticas como el abandono.

El primer autor que definió este fenómeno fue Olweus (1982): “un alumno es agredido o se convierte en victima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos.

Literalmente, del inglés “bully” significa matón o agresor. En este sentido se trataría de conductas que tienen que ver con la intimidación, tiranización, aislamiento, amenaza, insultos, sobre una víctima o victimas señaladas (Menéndez, 2004). Este fenómeno suele incluir conductas de diversa naturaleza, origina problemas que se repiten y se prolongan en cierto tiempo, es provocado por un alumno apoyado por el curso, afecta a todos los actores, a la víctima; provocando miedo, rechazo, pérdida de confianza, y bajo rendimiento escolar, en el agresor; disminuye la cantidad de comprensión moral y de empática, en las personas que observan; produce falta de sensibilidad, apatía e insolidaridad, finalmente se reduce la calidad de vida, y aumento de problemas y tensiones en el entorno en que se produce. (Díaz-Aguado, 2007).

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