Amores Son Violencia
mikestate7509 de Marzo de 2015
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Síntesis ejecutiva
Proyecto:
Programa para la intervenir y mejorar los ambientes escolares en los planteles de nivel medio superior del Estado de México .
Estrategia:
Implementación de un proceso formativo y de capacitación para docentes y estudiantes, cuyos aprendizajes serán llevados a la práctica a través de un modelo de gestión denominado sociedades emergentes juveniles, el cual dará lugar a una intervención articulada y centrada en un enfoque preventivo y de investigación-acción que responda a las necesidades y al contexto específico de cada plantel.
Beneficiarios:
Docentes y estudiantes de 7 grupos del plantel.
Docentes y estudiantes de 18 grupos del plantel.
Periodo de implementación:
Enero-junio de 2014
Costo global:
$ 2,541,995.00 (Dos millones quinientos cuarenta y un mil novecientos noventa y cinco mil pesos, MN)
(IVA incluido)
CONTENIDO
I PROPUESTA TÉCNICA
1.- ENFOQUES Y PUNTOS DE PARTIDA
1.1 Perspectiva de género
1.2 La violencia en el noviazgo y en otras relaciones de pareja entre la población joven en México
1.3 Juventud y derechos humanos
1.4 Riesgo-protección
1.5 Investigación acción
2 DESCRIPCIÓN DE LA PROPUESTA
2.1 Propósito
2.2 Actores involucrados
2.3 Componentes
a) La formación
b) Sociedades emergentes juveniles
c) Acompañamiento presencial y en línea
d) Diagnóstico y seguimiento participativo
2.4 Alcances
II PROPUESTA ECONÓMICA
a) Presupuesto
b) Objetivos, productos y fechas de entrega
PROPUESTA TÉCNICA
1. Enfoques y puntos de partida
La propuesta “Amar sin violencia”, orientada a la prevención y atención de la violencia en el noviazgo, se sustenta en la perspectiva de género, de riesgo-protección y de investigación-acción.
1.1 La perspectiva de género
Es una herramienta para analizar y comprender las particularidades que definen a las mujeres y a los hombres, tanto en sus semejanzas y sus diferencias como en sus relaciones sociales. Esta perspectiva supone valorar las implicaciones que tiene para los hombres y para las mujeres los efectos de cualquier acción que se planifique, sea una propuesta legislativa, la formulación de una estrategia de formación o el diseño de un proyecto de intervención. Con su incorporación se pretende que las aspiraciones, preocupaciones y propuestas de mujeres y hombres sean consideradas de manera que unas y otros puedan beneficiarse de ellos igualmente y no se perpetúe la desigualdad . Esta perspectiva ha cobrado relevancia en los últimos lustros, debido a la evidencia de condiciones sociales y culturales que generan desigualdad entre hombres y mujeres en el ejercicio de sus derechos.
En nuestro país existe un marco jurídico que obliga el Estado mexicano a impulsar política y acciones para eliminar prácticas discriminatorias que impiden a las mujeres gozar de sus derechos y libertades y así estar en condiciones de igualdad respecto de los hombres , entre ellas la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres (LGIMH), de la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), así como los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, suscritos y ratificados por México.
En este marco, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979) (CEDAW, por sus siglas en inglés) reconoce que “los patrones socioculturales de género deben ser modificados a fin de eliminar los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basadas en la idea de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de mujeres y hombres” .
En razón de lo anterior, el acceso de la población joven a un proyecto formativo que permita generar nuevas actitudes, conocimientos, sistemas de creencias y patrones de comportamiento contribuye a concretar condiciones para el ejercicio de los derechos y la construcción de relaciones igualitarias y libres de violencia entre hombres y mujeres.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es necesario abordar la igualdad de género y la prevención de la violencia en las parejas a través de programas que contribuyan a cambiar los estereotipos y factores culturales que sostienen a la violencia. La igualdad de género es una condición indispensable para erradicar la violencia en el noviazgo, ya que se trata de una forma de ejercicio de poder, el cual se despliega de manera abusiva cuando existen desequilibrios entre hombres y mujeres.
La igualdad de derechos de hombres y mujeres se traduce en el conocimiento y reconocimiento de las condiciones, necesidades y punto de vista de unas y otros, y de las maneras diferenciadas en que la violencia de género se expresa en las relaciones al interior de la escuela y en las relaciones de pareja, por lo que las instituciones públicas tienen el deber de desarrollar acciones afirmativas para prevenir, atender y eliminar la violencia de género en todas sus manifestaciones y ámbitos.
Entre la población joven prevalecen prácticas discriminatorias basadas en la condición étnica, socioeconómica o preferencia sexual, que también podrán ser identificadas y atendidas con este proyecto, ya que constituyen prácticas de violencia que se suscitan en este grupo poblacional.
1.2 La violencia en el noviazgo y en otras relaciones de pareja entre la población joven en México
La violencia de pareja incluye a las parejas casadas o en convivencia, a las parejas de novios o de otra índole en donde existe una relación afectiva y sexual, sean o no del mismo sexo. De esta manera, entendemos aquí como violencia en el noviazgo “cualquier comportamiento dentro de una relación íntima que causa daño físico, psíquico o sexual a los miembros de la relación” . Incluye actos de agresión física, agresiones verbales y emocionales, y actos que atentan contra sus derechos sexuales y reproductivos. También constituyen violencia los actos para dominar a la pareja, acciones con el propósito de aislarla, vigilar sus movimientos y restringir su acceso a fuentes de información o asistencia, así como aquellos comportamientos que afectan económicamente a la otra persona, como hacerla depender o explotarla económicamente.
Aunque se sabe que la violencia en las relaciones de pareja en la adolescencia se expresa en acciones que van desde la violencia verbal y emocional hasta la agresión sexual y el asesinato, es un problema que tiende a ser invisibilizado y naturalizado: los jóvenes son capaces de describir e identificar las actitudes y comportamientos violentos en la pareja, pero no la reconocen como una práctica en su propia relación, aunque esté presente en ella. Como señalan Gontero y Guevara “en las escuelas de nivel medio las relaciones de pareja son frecuentes y, en muchas ocasiones, generan relaciones de convivencia conflictivas. Sin embargo, las y los adolescentes no identifican sus noviazgos como violentos, ni perciben las conductas violentas como tales. Por un lado, debido a la naturalización de estereotipos de género y mandatos culturales. Y, por otro, las relaciones afectivas no se condicen con las ideas que tienen sobre el amor. Estas prácticas, que no se perciben como violentas, son difíciles de entender, manejar y se expresan como socialmente aceptadas”.
En el año 2007, el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) y el (INEGI) realizaron la Encuesta Nacional de Violencia en el Noviazgo (ENVIN), dirigida a la población de 15 a 24 años, solteras y solteros, que no cohabitaran con su pareja. El estudio detectó la presencia de diferentes manifestaciones y grados de violencia. Un 15% habían experimentado al menos un incidente de violencia física en su relación de noviazgo, con diferencia de 3 puntos entre la población urbana y rural (16.4% y 13.2% respectivamente).
Este informe señala el fenómeno de invisibilidad de la violencia en el noviazgo, pues para muchas de las personas jóvenes, solamente se hace patente cuando la violencia es física y se manifiesta en agresiones corporales. Se reporta que la padecen más las mujeres (61%) que los hombres (46%).
En relación a la violencia psicológica, entendida como el “abuso emocional, verbal, maltrato y menoscabo de la estima hacia una o varias personas”, la ENVIN indicó que 76% de las y los jóvenes manifestaron ser víctimas de violencia psicológica. Se reporta que entre las y los jóvenes mexicanos los roles de género están ampliamente estereotipados en situaciones como la infidelidad, el cuidado del hogar, el rol con los hijos y la educación. Por ejemplo el 33.4% de las y los jóvenes cree que el hombre es infiel por naturaleza. Este dato es mayor en las respuestas que dieron las mujeres: el 36.8%.
En cuanto a violencia sexual, el informe recogió información referente a incidentes de violencia ejercida sobre las personas entrevistadas en algún momento de su vida. El resultado resalta que las mujeres constituyeron las dos terceras partes de las personas a quienes se forzó o se trató de forzar a tener relaciones sexuales, siendo el hogar el lugar predominante de la agresión. En cuanto a las relaciones de pareja, el 16.5% de las mujeres entrevistadas dijo haber sufrido un evento de violencia sexual por parte de
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