Amor-es Violencia
Lunamictlalli20 de Septiembre de 2012
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Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores Iztacala
Violencia en el noviazgo adolescente y juvenil desde el psicoanálisis.
Ensayo ¿amor-es violencia?
SELENE CHÁVEZ
ÍNDICE
Adolescencia y juventud --------------------------------------------------------------3
Identidad ----------------------------------------------------------------------------------5
Identidad sexual y de género --------------------------------------------------------6
Elección de pareja --------------------------------------------------------------------10
Amor y enamoramiento-------------------------------------------------------------- 8
Elección de pareja --------------------------------------------------------------------10
Tipos de pareja ------------------------------------------------------------------------11
Agresión ---------------------------------------------------------------------------------14
Violencia ---------------------------------------------------------------------------------15
Agresión y violencia en la pareja -------------------------------------------------16
Cómo se vive --------------------------------------------------------------------------18
Consecuencias en las víctimas de violencia -----------------------------------19
Prevención y tratamiento a víctimas de agresión y violencia en la pareja -----------------------------------------------------------------------------------------------19
A manera de conclusiones --------------------------------------------------------22
Referencias -----------------------------------------------------------------------------27
Adolescencia y juventud
Existen diversas teorías en psicología que distinguen el desarrollo del ser humano en etapas, siendo éstas: etapa prenatal, infancia, adolescencia, juventud, adultez, y, tercera y cuarta edades (López, y Cruz, 2008).
La adolescencia, según Castillo (1984) inicia aproximadamente a partir de los once años donde es llamada adolescencia inicial, la adolescencia media ocurre más o menos de los 13 a los 18 años y la adolescencia superior de los 16 a los 21 años
El paso de la infancia a la adolescencia es un momento coyuntural en la vida humana ya que ocurren diversos cambios evidentes en distintos niveles de la unidad que es el individuo.
Según estos autores, las tendencias afectivas que fueron presentándose en la infancia se expresan vehementemente y se fijan en la personalidad del adolescente; al inicio, el adolescente se siente incómodo pues aún no se ha familiarizado con su propio cuerpo, por ello es inestable e inseguro emocionalmente; es movido a observarse, de tal manera que se abstrae del mundo exterior y acaba descubriéndose y enriqueciendo su intimidad, posible este hecho gracias a que el niño está pasando del pensamiento concreto al manejo incipiente del pensamiento abstracto.
Las características de la adolescencia media son: introversión actica como modo de ejercer la reflexión, desmoronamiento de la personalidad, hipersensibilidad a las críticas, afectividad desbordada, demanda de compresión y cariño, avidez de experiencias, maduración mental (pensamiento abstracto), perfil vocacional; mientras que la adolescencia superior se caracteriza por el re-conocimiento de la intimidad y descubrimiento del yo, la recuperación del equilibrio, el progreso significativo en la sociabilidad y la superación de la timidez (si existía), existe una mayor tolerancia a la frustración, autodominio, capacidad para tomar decisiones, responsabilidad frente a los intereses profesionales.
Por lo común, la adolescencia superior se trata de un periodo de calma y recuperación del equilibrio perdido que da paso a la etapa de la juventud, reconocida por varios autores como el lapso entre los veinte y los treinta años de edad aproximadamente, ésta es una etapa es importante puesto que involucra el pasado de una persona expresado en la infancia y la adolescencia, explica el modo de ser del joven en el presente, constituye un proyecto para la adultez y la tercera edad (ibíd.); en las relaciones humanas hay quienes adoptan actitudes altaneras o displicentes, ya sea porque viven más de sus sueños de grandeza que de realidades o porque son sumamente inseguros y se ocultan en estereotipos.
Los adolescentes, según Didier (2003), son idealistas y apasionados; no se trata de un hecho que tenga qué ver con la estructura, sino con movimientos transitorios que pueden cambiar de objeto transformándose rápidamente en aversión, “Tienen aptitud para apasionarse, para idealizar y para amar tan pronto abandonan un objeto de investimento libidinal” (ibíd., p. 18).
El adolescente cae masiva e inmediatamente en una dependencia hacia el objeto nuevo porque se encuentra intentando encontrar el objeto menos inadecuado en esa búsqueda de sí mismo en el Otro, el apasionamiento adolescente tiene aquí gran participación ya que en ese pasaje, cada sujeto busca sus propias marcas, significantes propios que pudieran caracterizarlo; en la adolescencia se hacen presentes las inseguridades y, por lo tanto, las necesidades de aprobación. La identidad es buscada arduamente durante la adolescencia.
La identificación “es conocida por el psicoanálisis como la expresión inicial de un lazo afectivo con otra persona” (ibíd., p. 28), los adolescentes generalmente se inclinan hacia la transgresión, es decir, intentan salir del discurso social general, de ser únicos recuperando el eje central de lo deseable a partir de la identificación con alguien más, principalmente un grupo de amigos, música, entre otros. Puede ser esta la causa de la aparente rebeldía característica de la edad adolescente, no nos gusta ser parte de la norma social y queremos ir más allá, incluso, de la prohibición; esta barrera social (prohibición) es al mismo tiempo lo que busca el adolescente y lo que teme porque le impide el acceso a un goce sin freno.
Identidad
La identidad es una exigencia existencial de gran peso para el individuo, remite a una interdependencia, a la necesidad de ser reconocido por los otros, de “ser alguien” para otro, según Gómez y Patiño (2010), es durante éste periodo de búsqueda de identidad cuando podría surgir la búsqueda de la gratificación narcisista, expresada en el deseo de reconocimiento social, prestigio o estatus. Así, el ámbito de lo social aparece en el proceso constructor de identidad individual, refuerza la necesidad de la presencia del “otro”. Supone la unidad de individuos por medio de un algo común (común- unidad, comunidad), aceptación colectiva, y, principalmente, conlleva una potencialidad coercitiva que actúa en acto o por presencia, haciendo posible la cohesión social que garantiza la supervivencia de la comunidad (ibíd., 2010).
Darse cuenta de qué se tiene “en común” con el otro o qué lo diferencia, permite que el sujeto adquiera conciencia, ante todo, de la propia identidad (autoconsciencia), siendo capaz de diferenciarse de otros y al tiempo saberse perteneciente a una comunidad, es decir, en esta diferenciación producida en el proceso identificador también descubre la propia imagen (Gómez & Patiño, 2010).
La imagen que tenemos de nosotros es ante todo, dice Donostia (2007), un señuelo que nos permite poner al abrigo nuestro ser; se construye según dos ejes que se entrecruzan, uno imaginario y uno simbólico. En el imaginario, el yo se mira y se toma por la imagen del semejante como si fuera su propia imagen en el espejo; en el eje simbólico, el sujeto recibe las marcas del reconocimiento del Otro bajo la forma de un significante prototípico al que él tiene que adecuarse para ser amado. La identidad del sujeto procede del otro, del otro imaginario y del Otro simbólico. Con esa identidad, el individuo se siente ser alguien, una entidad única (ibíd.).
La identificación, según el psicoanálisis freudiano, es un proceso psicológico a través del cual un sujeto asimila una característica de otro y se transforma, sobre el modelo de éste. Esta noción (de identificación) conlleva reconocer una identidad, reconocer un conjunto (social) pero también a un individuo dentro del conjunto; en referencia, Lacan (1961) en su seminario sobre la identificación, evidencia este aspecto cuando habla de la necesidad de diferenciar la unidad que unifica y la unidad distintiva.
Identidad sexual y de género.
Pensar en identidad sexual es pensar en si una persona se siente a gusto, con bienestar y autorrealización en lo que implica ser hombre, o ser mujer (Álvarez, 2009), los principales elementos constituyentes de la identidad sexual son el sexo, el género y el rol de género.
Sexo y género son conceptos cuyos significados suelen confundirse, sin embargo, refieren aspectos diferentes del ser humano; por una parte, el sexo está determinado por la constitución física natural de los seres humanos, son las diferencias físicas propias del varón y la mujer expresados en la anatomía de cada cuerpo; por otra, el género involucra aspectos sociales, culturales y psicológicos de lo que se considera femenino y masculino.
De acuerdo al sexo, la identidad sexual, está determinada biológicamente de forma muy clara, de manera que constituye aquella parte de nuestra identidad que no se elige. Sin embargo la orientación y la conducta sexual (heterosexualidad, bisexualidad,
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