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Amparo Constitucional

1149467713 de Septiembre de 2012

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Tema 2

la configuración internacional del neoliberalismo imposición de un orden mundial crimen al legalizado

Se presentan las alternativas de construcción de nación que desde la escuela se puede contribuir a desarrollar. Con ello se dejará claro cuál es la posición del autor en este tema. Este ensayo tiene como hipótesis fundamental Cómo desarrollar desde las comunidades y desde las instituciones públicas de educación alternativas de cobertura en educación superior que pongan al país por encima del promedio de América Latina 35%, (total matricula/total jóvenes entre 15 y 24 años)- con criterios de equidad, calidad y pertinencia, vinculando a todos los grupos y colectivos sociales de la nación y, por ende, desde la óptica de la construcción de un proyecto de nación

Existe en el país la construcción de un proyecto de nación que nace desde diversos sectores intelectuales de nuestra academia. Se trata en el trabajo de investigación, de establecer a través de propuesta nacidas desde las bases comunales de la sociedad; desde las comunidades, los colectivos de barriada, de fábrica, de género, de etnia, de clase, etc. la opción de crear alternativas que enfrenten, en lo que a cobertura en educación superior se refiere y, desde la óptica de la educación pública, el grave problema de los bajos índices de ingreso a la educación superior y la débil permanencia en ella de los sectores más vulnerables de la sociedad.

Esto, porque en las actuales condiciones: infraestructuras físicas insuficientes y sobre-pobladas, procesos de mercadeo de la educación, predominio de la mercancía educativa sobre la acción pública del derecho a la educación, etc. Se hace necesario abrir nuevas perspectivas de cobertura con criterios nacidos de los colectivos y según, sus necesidades.

Después de esta mención se da desarrollo al quid del asunto en la presentación de primer capítulo. La conceptualización de los criterios de cobertura, equidad y calidad. Sin embargo, la profundidad puede ser tan despreciable como si no existiesen tales categorías. Ello depende, desde la óptica con que se desarrolle el análisis. Para un autentico conservador, la pirámide educativa es lo más acertado, justo y representativo del funcionalismo social. Solo las élites tienen derecho a llegar a la cúspide, después de todo, con ello se demuestra la dominación absoluta de los elegidos para preservar el estado actual de cosas.

Dentro de estos, algunos consideran el problema como una simple aplicación del mercado capitalista, la oferta y la demanda regulan la prestación del servicio, su calidad, su equidad y su pertinencia. Los programas e instituciones de mejor calidad capturan el mercado. Los programas seleccionados, lo son por la necesidad del mercado; y ello determina la pertinencia y finalmente, todos juegan con las mismas reglas; allí está la equidad o democracia del proceso. Todos pueden acceder al sistema, al programa que les interese, pero si se quedan en el camino no es problema del sistema sino de las imposibilidades personales e incluso de sus incapacidades. La oferta es la misma para todos, la demanda es lo que la sociedad requiere y; en una sociedad capitalista ideal se desarrollan armónicamente las categorías en mención como ocurre con cualquier mercancía, llámese pan, harina, muebles, educación, salud, -productos o servicios-.

Para controlar la funcionalidad del sistema se estable un proceso de acreditación institucional y de los respectivos programas alcanzando el máximo de objetividad en los logros de calidad. Otros, más preocupados por la no funcionalidad del proceso se interesan por alguna de las categorías descuidando las demás. Algunos privilegian la cobertura priorizando la universalización educativa de la primaria y la básica (supuesta democratización) sacrificando calidad y llevando a que se logre el ingreso, pero no la permanencia en la educación superior. Otros privilegian la demanda por vía de financiación -créditos blandos-, en algunos casos el privilegio está en la oferta (o la pertinencia de los programas). Los más demócratas, por lo menos se dan a la tarea de analizar las condiciones y particularidades del sistema educativo, de la educación y su papel y su compromiso con la sociedad, con el sector productivo, con las comunidades y desde allí, redefinen sus posturas frente a calidad, pertinencia y equidad.

Un recorrido por todas estas vertientes es el intento que se desarrolla a continuación con el propósito de abrir un debate que nos lleve a consolidar una propuesta educativa que nos dirija a construir la nación de los colectivos, los grupos y las comunidades

Nacionales que rebase las demandas del mercado y los requerimientos de la productividad burguesa y que haga realidad las conquistas de las negritudes, de las comunidades étnicas, de los campesinos, de los colombianos.

La cobertura en educación superior no es un problema relevante en la sociedad burguesa

Para la sociedad burguesa o capitalista lo fundamental esta en el intercambio de mercancías que generen ingreso o utilidades. En tal sentido, la Educación se convierte en un simple negocio o un simple fenómeno de mercado, tal y como ya ocurre con la salud, los servicios públicos y la vivienda.

El fundamento de la sociedad burguesa es la producción de mercancías, para con su intercambio obtener el máximo de ganancias posibles. En la presente fase del capitalismo, el neoliberalismo ya de por si cuestionado, por lo ocurrido con el sector financiero mundial- destacado por procesos de globalización e internacionalización, los Estados nacionales proceden a descargarse de sus responsabilidades básicas con sus conciudadanos y a convertirlas, sin el menor resquemor, en productos intercambiables, comercializables, en mercancías, en todo el sentido de la palabra.

La concepción neoliberal sobre educación ha sido formulada por Milton Friedman en libertad de elegir, con precisión en el capítulo

¿Qué falla en nuestras escuelas?

Se desarrolla su postura frente a la industria de la educación cuyo funcionamiento se determina por la competencia. La mercancía, educación, es consumida por padre e hijo y los productores son el maestro y el administrador de la escuela. En el mercado educativo deben competir las escuelas entre sí, da igual que sean públicas o privadas.

Sin embargo, la Educación Pública a cargo del Estado se ha centralizado logrando “una reducción de las posibilidades de elección del consumidor y un incremento del poder de los productores” con ello se restringe a los consumidores, pues así, la educación mercancía ofrecida- no les sirva la deben consumir, porque es un monopolio. Por ello, la educación privada debe constituirse en alternativa y, en palabras de Friedman, “Afortunadamente en las instituciones privadas (de educación superior) la situación es muy distinta”, los estudiantes reciben lo que su dinero les permite pagar, “en la universidad privada se vende enseñanza y los estudiantes la compran” a la medida de su capacidad de pago.

Al respecto dice Renan Vega en su libro Los economistas liberales: Nuevos criminales de guerra4: “En la lucha competitiva entre educación pública y privada, finalmente ésta se impone porque es inherentemente superior al operar de acuerdo con el criterio de la mano invisible que regula la acción del mercado, asigna recursos, satisface los intereses de los consumidores y porque las subvenciones estatales a la educación conspiran contra la sociedad”5. Según las reglas del mercado, la educación privada es más generosa en su comportamiento mercantil. En Colombia, el asunto ha sido efectivo, lo constata en sus estudios destinados al IESAL, Jorge Yarce: para el año 2001 las instituciones privadas constituyen el 70% de la cobertura en educación superior y solo el 30% en las Instituciones Públicas.

El proceso de estratificación muestra que los Institutos Técnicos Profesionales prácticamente se mantienen, en el sector oficial y decrecen levemente en el sector privado –de 50 a 42, una caída del 16%-. Las Instituciones Tecnológicas crecen en el sector oficial un 37,5% y un 48, 38% en el sector privado. Las Instituciones Universitarias decrecen en el sector oficial entre 1991 y1995 –pasando de 18 a 13, un descenso de 38,5%; de allí en adelante ascienden, hasta el 1999 logrando recuperar un 30,8%, de aquí hasta el 2001 sigue creciendo llegando a 23 instituciones, logrando crecer en un 27,77 % a lo largo de la década; entre tanto en el sector privado, su crecimiento es permanente, inician en 1991 con 44 y llega al 2002 con 65 –un crecimiento del 47,7% en la década-. Finalmente las Universidades crecen en el sector oficial de 30 a 45, es decir en un 50% -en la década-, mientras que en el sector privado, inicia con 43 y llega a 57, con un crecimiento del 33% en el mismo periodo.

En el total, lo que se muestra es que en el sector oficial de 74 se salta a 101, un crecimiento del 36,5 % en la década, en la privada en total se salta de 168 a 210, un crecimiento del 25%. Por otra parte, la relación del número de instituciones privadas frente al de las oficiales es de 161 a 74 o 2,2 instituciones privadas por cada oficial; a finales del 2002 la relación es de 210 privadas por 101 oficiales o 2,1 privadas por cada oficial, manteniéndose la relación por número de instituciones. Es decir, se mantiene la tendencia, independiente de la ley 30 de 1992 del año 90 al año 2001. Otra forma de decir lo mismo; como hace Yarce, es con base en los datos, identificar que en 1990 la participación de

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