Antecedentes de Salario Mínimo y Como influye la Canasta Básica y de Servicios México
Daniel CastilloTarea1 de Abril de 2019
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UAZ
UAZ Y AR
Materia: Comunicación Profesional
Ensayo Argumentativo
Antecedentes de Salario Mínimo y Como influye la Canasta Básica y de Servicios México
Elaborado por:
Rodolfo Badillo López
Daniel Castillo Gamboa
Cecilia Mireya de Luna Rivera
Ana Rosa de la Cruz Delgado
Grupo: D
1- De septiembre- 2018
ANTECEDENTES.
Durante la primera mitad del Siglo XX y como resultado de la revolución mexicana, los trabajadores tuvieron entre sus más grandes logros la incorporación en la constitución nacional un salario mínimo, con la finalidad de que éste cayera por debajo del mínimo necesario para satisfacer sus necesidades y las de sus familias. Durante el Porfiriato, si bien se había dado un crecimiento económico importante, la desigualdad e inequidad social fueron muy profundas. La economía se encontraba controlada y monopolizada en pocos grupos económicos y una gran parte de la población sufría carencias en cuestiones de alimentación, salud, educación, vestido, etc. Las condiciones de vida de los trabajadores y de aquellos grupos de población subyugados y no libres empeoraban de manera cotidiana, en contraste con la gran concentración de riqueza en pocos grupos económicos familiares que se asentaban en las nuevas ciudades y con grandes propiedades en las áreas rurales que funcionaban como haciendas con fines de exportación.
La revuelta social iniciada en 1910, logro la liberación de la fuerza de trabajo de las haciendas para fines de industrialización del país, así como el establecimiento de otras condiciones laborales, en las que los mínimos de bienestar y reproducción de la fuerza laboral fueran garantizados.
La promulgación de la Constitución Mexicana en 1917 como una legislación de vanguardia a nivel mundial, en un país donde formación económica y social estaba dominada por el capitalismo, tenía como objetivo el establecimiento de un techo mínimo que evitar regresar a la época del Porfiriato, en cual los salarios caían por debajo del mínimo necesario para satisfacer las necesidades de los trabajadores y su familias. Con ello, también se garantizaba que México pudiera entra en una etapa de industrialización, en la que con mayores salarios, la fuerza de trabajo pudiera ser más productiva.
En nuestra Carta Magna se establece que el salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural y proveer la educación obligatoria en los hijos.
En materia de normatividad internacional, la primera iniciativa sobre fijación de salarios mínimos fue el convenio 26 de la Organización Internacional del Trabajo, seguido posteriormente por los convenios 99 y 131 (Marinakis 2006). Según la misma organización el salario mínimo debe ser la suma mínima que deberá pagarse al trabajador por el trabajo o servicios prestados, dentro de un plazo determinado, bajo cualquier forma sea calculado por hora o por rendimiento, que no puede ser disminuida ni por acuerdo individual, ni colectivo, que esta garantizada por ley y puede fijarse para cubrir necesidades mínimas del trabajador y de su familia, teniendo en consideración las condiciones económicas y sociales de los países. Con ese objeto, comienzan a surgir en diversos países durante la primera mitad del siglo XX legislaciones sobre esta materia.
El objetivo del salario mínimo fue proteger a los trabajadores de más bajos ingresos estableciendo un piso salarial efectivo y digno. Para conseguirlo, en la medida que este instrumento es efectivo, redistribuye ingresos hacía los grupos de menor nivel salarial y de esa forma contribuye a reducir en parte la pobreza (Marinakis 2006). De manera particular, en países de América L atina como México la legislación en la materia tuvo un objetivo social para reducir la pobreza y la desigualdad mediante aumentos significativos al salario mínimo.
En México como en algunos países de América Latina, la manera de fijar esos salarios es mediante una Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) dependiente del Poder Ejecutivo, a diferencia de Europa, en donde las consultas realizadas con actores sociales se hacen en función del convenio 131 de la OTI, en México son los grandes grupos empresariales dominantes los que intervienen en la toma de decisiones importantes del país quienes en los últimos años han decidido los aumentos en los salarios mínimos. No obstante que la Conasami se integra con la representación formal de 11 consejeros del sector obrero y 11 del sector empresarial, las organizaciones gremiales, presuntamente representativas de los trabajadores, siguen respondiendo a una dinámica corporativa que tuvo su origen en el sistema de partidos de Estado con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por lo que estos grandes grupos económicos que concentran la actividad económica del país y tienen representatividad en esa comisión son los que al menos desde los años 80, establecen los incrementos a los salarios mínimos.
El corporativismo y la falta de un sindicalismo independiente que represente los intereses de los trabajadores en la Conasami, así como la falta de una clase empresarial con mayor visión de país cuyo objetivo se encuentra centrado en no perder espacio y participación en el reducido mercado interno del país, así como la rentabilidad y crecimiento de sus negocios fuera de México, han dado lugar a la precarización laboral y salarial que viven hoy millones de mexicanos.
En México el salario mínimo es un tema que ha sido causa de debate en muchos sectores tanto académicos como políticos, empresariales, asociaciones patronales, sindicatos, etc. Se ha dicho que es un instrumento de la política económica para promover la igualdad y elevar el ingreso sobre todo en los trabajadores más pobres sin embargo el salario mínimo mexicano es el más bajo de América Latina, ha sido deteriorado durante varias décadas al grado de que su monto actual no cumple con las normas que establece nuestra constitución y no proporciona una solución a los trabajadores para salir del problema de la pobreza cabe destacar que México es un país con un índice de productividad muy alto.
En los últimos setenta años el salario mínimo ha evolucionado y ha tenido tres etapas que se asocian en alguna medida al desempeño de la economía mexicana. La primera etapa va desde la década de 1950 hasta la segunda mitad de la década de 1970, el salario mínimo se cuadruplico a la vez que la economía mexicana es decir vivió su época de oro, expandiendo el PIB real a una tasa media de 6% y leve inflación. El alza salarial perdió impulso con el boom petrolero y a partir de 1977 sus ajustes nominales se rezagaron ligeramente de la inflación.
La segunda etapa fue marcada por la crisis de principios de la década de 1980 detonada por el colapso de los mercados internacionales del petróleo y de la deuda junto con medidas políticas internas para combatirla. Las depreciaciones del tipo de cambio y su impacto en los precios internos, el debilitamiento sindical en un mercado laboral desfavorable ante la baja actividad económica y la preocupación del gobierno por corregiré las finanzas públicas y abatir la inflación acentuaron la política gubernamental de rezagar el salario mínimo compensándolo de manera muy insuficiente ante el alza de precios al consumidor.
A finales de la década de 1980 la actividad productiva en el país comenzó a repuntar y la inflación a estabilizarse en un bajo nivel. Pero la política de salarios mínimos siguió virtualmente como un instrumento de política antiinflacionaria, y traicionó su misión original en el campo laboral y de protección de los ingresos. Así en vez de colocarlo en un nivel digno la Comisión Nacional de Salarios mínimos sancionó ajustes nominales insuficientes que provocaron que el salario mínimo sufriera caídas recurrentes. Para 1995 había perdido 66% de su poder adquisitivo frente a su valor quince años atrás.
A partir de ahí comienza la tercera etapa que perdura hasta 2014, en ella el salario mínimo en términos reales sigue una pauta descendente pero a un ritmo menor que antes y parece estabilizarse en años recientes. Esta política de extrañamiento del salario mínimo de toda consideración del mercado laboral seguida ya casi por cuarenta años ha ejercido un efecto grave sobre su poder adquisitivo. Su deterioro sistemático le coloca hoy en día y desde tiempo atrás como uno de los salarios mínimos más bajos medido en una moneda común, en América Latina.
De los veintidós países latinoamericanos para los que se contó con información para 2011 del salario mínimo, el de México –equivalente en ese entonces a us$112.2 –fue el más bajo, superado ligeramente por el de Nicaragua y Bolivia y equivalente a 40% del salario mínimo de Guatemala o de Honduras, cuyo PIB per cápita ésta muy por debajo del mexicano, y menos de la tercera parte del salario mínimo, en dólares en Costa Rica y Argentina.
Su bajo nivel respecto al resto de la región se manifiesta de manera más aguda al tomar en cuenta los montos medidos tomando en cuenta el poder adquisitivo de cada país. Así, podemos observar que el salario mínimo mexicano sigue siendo el más bajo de la región y su monto así medido queda ahora también mucho más alejado del de los salarios mínimos de Nicaragua, Bolivia, y Republica Dominicana.
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