Autonomía Universitaria En México

La autonomía universitaria constituye un instrumento fundamental contra "el pensamiento único" que los poderes establecidos imponen a partir de distintas creencias y filosofías. En países como México la historia de la autonomía forma parte de una lucha contra la dependencia del creer y el saber metropolitano, contra la dependencia del creer y el saber de las clases dominantes y sus mediadores o personeros.

La lucha por la autonomía de la universidad está vinculada con la lucha contra la privatización, la desnacionalización y la usurpación de las instituciones públicas y nacionales para convertirlas en empresas mercantiles, lo que dio lugar al movimiento reformista iniciado principalmente por estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) en 1918, impactando a las universidades latinoamericanas en las primeras décadas del siglo XX. El movimiento reformista, se planteó como una medida necesaria para sacar a las universidades de la inmovilidad que generaba su relación con el poder. Este movimiento tuvo una proyección nacional y continental, por ejemplo, en varios países de América Latina (Argentina, Perú, Cuba, Venezuela, México, entre otros) las universidades fueron el escenario de una lucha por el reacomodo de las fuerzas políticas, económicas y sociales en general. Sin embargo, la autonomía y su aplicación no tuvieron los mismos resultados en los distintos países latinoamericanos.

Después de todo el movimiento reformista, se constitucionalizo la autonomía universitaria entre octubre de 1979 y junio de 1980. En la fracción VIII (actualmente VII) del artículo 3º, quedaron establecidas las garantías o atribuciones autonómicas. Las atribuciones se refieren a la asignación de ciertos deberes y facultades que entrañan prerrogativas dirigidas a construir un estatuto determinado. Las garantías, por su parte, implican medios o instrumentos para el efectivo ejercicio de las facultades asignadas.

Estas atribuciones y garantías autonómicas se refieren:

a) a la capacidad de autorregulación y autogobierno de las instituciones universitarias;

b) a la realización de los fines propios de las universidades (docencia, investigación y difusión de la cultura);

c) a la libertad de cátedra e investigación y el libre examen y discusión de las ideas dentro de las universidades como medios para realizar sus fines;

d) a la facultad de las universidades de determinar sus planes y programas;

e) a la facultad de las universidades para fijar las condiciones de ingreso, promoción y permanencia del personal académico;

f) a la capacidad de las universidades autónomas para administrar su patrimonio.

La autonomía universitaria implica hoy oponerse a

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