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Buen Samaritano


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2012  •  603 Palabras (3 Páginas)  •  2.137 Visitas

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Parábola del Buen Samaritano

De todos los relatos que contó Jesucristo, la parábola del buen samaritano se cuenta entre los que más influencia ha tenido en nosotros. Se la contó a un hombre que le había preguntado: “…Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?”. Jesús le respondió con una pregunta: “… ¿Qué está escrito en la ley?”. El hombre contestó: “…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo”.Cuando Jesús prometió “haz esto, y vivirás”, el hombre replicó desafiante: ¿Y quién es mi prójimo?”. En respuesta a las preguntas de aquel hombre, Jesús relató la parábola del buen samaritano.

El relato de Cristo acerca del buen samaritano ilustra la gloriosa realización lograda por el Salvador en su sacrificio. Hizo algo fantástico por "todos los hombres", una justificación que es universal en su efecto. También los no cristianos deberían estar agradecidos por cuanto Él hizo. La historia registrada en Lucas 10:25-37 nos cuenta cómo un doctor de la ley quiso justificarse a sí mismo, y cómo un despreciado samaritano salvó a un hombre medio muerto.

Nuestra tendencia natural es la de identificarnos con el buen samaritano. Éste ayudó a alguien que "cayó en manos de ladrones, que lo despojaron, lo hirieron, y se fueron, dejándolo medio muerto". El buen samaritano "vendó sus heridas, y les echó aceite y vino. Y poniéndolo sobre su cabalgadura, lo llevó al mesón y lo cuidó". Hasta pagó un adelanto por todos los cuidados adicionales de la desamparada víctima. ¡Ciertamente, nos gustaría hacer todas esas buenas obras!

Realmente el relato de la parábola del buen samaritano me hace reflexionar y me pone a pensar que vivimos una historia similar en los días de nuestra vida. A quien no se le ha presentado la situación de tener que prestarle la ayuda a alguna persona, un amigo, o hasta de su propia sangre y que por discriminación o por creer que nos va a suceder lo mismo o algo peor decidimos no tenderle la mano al prójimo. Es que se evidencia en cosas tan absurdas como cuando le negamos una tarea ha algún compañero de clases, sabiendo que la tenemos la entendemos y que esa persona la necesita y que por el egoísmo o a veces por maldad decidimos no compartirla.

Otro ejemplo bastante cotidiano, y que es muy evidente en el trajín de todos los días. Cuando miramos que alguien roba a nuestro prójimo y somos incapaces de ayudarlo sencillamente porque pensamos en nosotros primero, en que si me meto ayudarlo me van a matar a mi y voy a perder mi vida por una persona que ni conozco, que no le aviso a la policía porque puedo quedar como el chismoso y si el ladrón me ve puede tomarla contra en contra mía. Existen miles de ejemplos para observar que la parábola del buen samaritano nos da una enseñanza.

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