CRISIS MIGRATORIA VENEZOLANA EN ECUADOR

CRISIS MIGRATORIA VENEZOLANA EN ECUADOR

Para empezar, ¿qué es la migración humana? Este es un fenómeno tan antiguo como los seres humanos, se trata del desplazamiento de una persona o un grupo de personas de un determinado lugar, donde generalmente habitan, a otro. Es decir, es un cambio de residencia que puede ser temporal o permanente. En el caso de la salida de las personas de una región o país, se utiliza el término emigración, el cual implica la percepción de un cambio de vida con mejores perspectivas económicas, políticas o sociales. Desde el país de destino, este fenómeno se conoce como inmigración. Las causas de las migraciones humanas son: ecológicas, económicas, políticas y a causa de la guerra. En los últimos años el mundo ha sufrido varios casos de emigración humana. Actualmente una de las migraciones más grandes y preocupantes es la emigración venezolana.

Debido a las condiciones políticas bajo el régimen de Hugo Chávez, inicia esta emigración. Inicialmente empiezan a emigrar personas de clase “media alta” y “clase alta” pero, a medida que las condiciones del país empeoraron, tanto el ámbito económico, social, político como en la seguridad, las clases media y baja se unen a la “diáspora bolivariana”. Esta emigración aumenta significativamente durante la presidencia de Maduro, es decir, en estos últimos años, siendo los principales destinos en Sudamérica: Colombia, Perú y Ecuador. En nuestro país las cifras de inmigración venezolana han aumentado drásticamente en el presente año, llegando a mediados de este año a albergar a aproximadamente 164000 venezolanos. El flujo inusual de migración provocó una emergencia migratoria en las provincias de Pichincha, Carchi y El Oro, se estimó que ingresaban a país aproximadamente 4000 venezolanos al día. Actualmente las ciudades con mayor número de asentamientos  venezolanos en el país son: Quito, Guayaquil, Manta y Cuenca.

Esta ola migratoria es evidente en nuestro país, la mayoría de los ecuatorianos al menos en las ciudades antes mencionadas, hemos evidenciado la presencia extranjera. Hemos oído los relatos de aquellos que han tenido que soportar frío, hambre, calor y cansancio para llegar a nuestro país, en busca de mejores oportunidades. Muchos de ellos aún se encuentran en una situación precaria. Se puede observar a mujeres embarazadas, otras con niños en brazos, familias enteras, sosteniendo carteles en los semáforos de las calles, solicitando ayuda para poder estabilizarse en el país. Muchos en situación de mendicidad al no contar aún con un empleo en el país, otros por lo contrario siendo víctimas de explotación laboral. Aunque, también hemos evidenciado el marcado resentimiento de nuestros compatriotas hacia los ciudadanos de nacionalidad venezolana. Luego de denuncias sobre delitos cometidos por estos ciudadanos, comentarios despectivos hacia nuestra gente por parte de los mismos.

Respecto a los comentarios racistas, despectivos, etc. de estos ciudadanos hacia nuestros compatriotas, no deberíamos generalizar y juzgar a toda la población venezolana por ello. Muchos de estos ciudadanos demuestran con su dedicación y esfuerzo estar agradecidos con las oportunidades que el país les ha brindado, así como nosotros, ellos también se sienten indignados por la imagen que ese grupo reducido de venezolanos ha proyectado en el país. En cuanto a los argumentos sobre la delincuencia. Las cárceles de nuestro país están ocupadas en su mayoría por delincuentes ecuatorianos. Comparando con el índice porcentual de delincuentes venezolanos no se justifica la afirmación “los venezolanos son unos delincuentes” ya que este porcentaje no es representativo de la población venezolana en el país. Si así fuera, las cárceles de Ecuador estarían ocupadas en su mayoría por ciudadanos venezolanos. A esto podemos concluir lógicamente pero como siempre la ignorancia está por encima. La xenofobia no es más que la proyección de la ignorancia de las personas. Todos en algún momento habremos oído o visto las consignas “los venezolanos nos quitan nuestros trabajos”, “estamos mal por culpa de los venezolanos”. En lugar de concientizar sobre la actual realidad del país, realidad  que no tiene relación con la crisis migratoria. La realidad es que nuestro país vive un proceso de recesión económica aunque las cifras no sean tan evidentes, hay una menor liquidez económica, menores plazas de trabajo, menores ingresos, etc. Si bien, los venezolanos no llegan probablemente en el mejor momento de nuestro país, esto no quiere decir que son ellos los culpables. La ignorancia hace que nos sea más más fácil buscar culpables, convenientemente ahora, los más vulnerables: los inmigrantes. El objetivo como país, como sociedad no es detener la inmigración sino buscar una solución a esta crisis humanitaria que está viviendo el hermano país. Este es un tema entre humanos, no hay diferencias cuando se trata de una crisis de derechos humanos, deberíamos tratar a otros como nos gustaría ser tratados. Al final, somos humanos, somos hermanos, todos necesitaremos algún día del otro. Así que en lugar de victimizarnos, en lugar de dar rienda suelta a la xenofobia deberíamos cuestionarnos sobre cómo podemos ser parte de la solución a esta crisis, ayudarnos como hermanos, en lo que nos sea posible. Solo así nos construiremos como una sociedad justa, equitativa, una nación de hermandad donde importe más la humanidad que las diferencias, las banderas y las fronteras.

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