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Casa De Muñecas


Enviado por   •  22 de Junio de 2013  •  1.348 Palabras (6 Páginas)  •  320 Visitas

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“El que no dice su verdad, el que no puede decirla, por mucho que hable, es mudo, y por mucho que se agite, está muerto. Son infinitos los mudos que no hacen más que hablar, hablar, hablar para decir la verdad ajena” (Henrik Ibsen).

Hace poco comentábamos en una nota que éste es un año plagado de efemérides. También decíamos que, por suerte, este hecho servía para que aparecieran reflexiones, nuevas ediciones y traducciones, puestas en escena, relecturas y homenajes de los más variados. En este caso pasa todo esto y mucho más, ya que la embajada noruega auspició el año Ibsen 2006.

Henrik Ibsen nació en 1828 y murió en 1906. En ese lapso escribió una veintena de obras teatrales, poemas y ensayos, además de dirigir sus propias puestas. Consolidó las bases del drama moderno, que atravesaron al siglo y que hoy se ven diariamente no sólo en el teatro, sino, sobre todo, en el cine y la televisión. Pocas veces se ha vinculado su obra con el contexto histórico que le tocó en suerte, así que esta vez comenzaremos por ahí.

Noruega, tal como la conocemos ahora, es una patria casi tan joven como la nuestra. La zona estuvo dominada durante mucho tiempo por Dinamarca, hasta que a partir de la segunda década del XIX pasó a manos de Suecia. Recién en 1905 se acordó su independencia total. Como siempre sucede cuando alguien nace o renace, la primera preocupación es por la construcción de la identidad. Con la historia que acarreamos los argentinos, no hace falta dar ejemplos. Pero lo interesante es que lo mismo que sucede a nivel individual, pasa cuando hablamos de una sociedad. Noruega no fue una excepción: entre finales del XVIII y principios del XIX se editaron libros sobre folklore, mitos y leyendas nórdicas, se recopilaron antiguas baladas, se decidió que el noruego fuera un idioma y no un dialecto (recordemos que el idioma oficial de la región era el sueco), en fin: se intentó determinar la historia y la cultura nacional. Sólo para darnos una idea del movimiento de la época, basta decir que el noruego tuvo una reforma y que hoy hay en el país dos idiomas oficiales. No es de extrañar, entonces, enterarse de que Ibsen escribió en dinamarqués y noruego estando en su propia patria, incluso con una mezcla de ambos idiomas más el sueco, una lengua pan-escandinava, pero no como característica poética, sino como fruto del tiempo en el que vivió.

Podría decirse que la producción de Ibsen (como la de casi todos los grandes dramaturgos) consta de tres etapas: la primera, donde escribe desde la poética vigente; la segunda, donde el autor encuentra su propia voz y logra cambiar el paradigma; la tercera, donde rompe lo que constituyó en la etapa anterior y vuelve a experimentar en base a nuevos intertextos. En él podemos encontrar las tres fases. Durante la época de director del teatro de Bergen, sus obras se relacionan con la poética romántica y el interés folklórico. Empieza a ser conocido, aunque con muy escaso éxito. A partir de Brandt algunas cosas empiezan a cambiar: nace la figura del villano idealista, aquél que quiere hacer lo que considera moral y éticamente correcto, pero termina provocando una catástrofe. Esta figura va a encontrar su mayor exponente en Un enemigo del pueblo. Estamos aquí ante los “clásicos ibsenianos”: Una casa de muñecas, El pato salvaje, Las columnas de la sociedad, entre otros. En el siglo XIX, la novela era el lugar preferido de debate de la burguesía y es Ibsen quien introduce al teatro como foro de discusión social, consolidando, así, la estructura y la función del drama moderno. Y finalmente, a partir de Rosmerholm y Hedda Gabler entramos en una etapa de intertexto simbolista y expresionista. Su teatro estuvo, durante esta última etapa, asociado al movimiento de teatro independiente. El Théatre-Libre, fundado por André Antoine en 1887, lo introdujo dentro de este movimiento, con Espectros, en 1890. El Théatre de l’Oeuvre estrenó por lo menos 8 obras en Francia. En Rusia se introdujo mal y tarde. Sólo a partir de 1898, con la creación del Teatro

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