Casa Fuentes: habitar la metáfora
mluzcardenasEnsayo17 de Julio de 2024
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Casa Fuentes: habitar la metáfora
María Luz Cárdenas
1. La casa como texto.
A esta casa tan especial e inusual la he llegado a pensar como la única casa quizás posible dentro de un universo de relaciones tan polisémico y destrazado como el que caracteriza a la experiencia vivencial contemporánea. Incluso diría que más que un proyecto arquitectónico formal, Casa Fuentes es un proyecto de imaginación cultural. Hacia ella me asedia ⎯como una primera aproximación comparativa⎯, la idea de un texto abierto, que se desplaza de manera nómada y en múltiples direcciones, ya que su valencia primordial es la de comportarse como una metáfora habitacional: Casa Fuentes revela quiebres significativos con respecto a los modelos convencionales de narración y representación del espacio; la casa deja de ser un sistema regulado por las funciones demarcadas por los futuros recorridos del hecho doméstico, y se convierte en un juego de resonancias entre el ámbito, la representación y las asociaciones simbólicas que yacen a su origen. El resultado es un intertexto filosófico, estético y arquitectónico. Leyenda y fábula, imagen y mito, pasan a ser estructuras centrales de este curioso alfabeto arquitectónico.
Una clave de inicio permite afirmar la presencia de este itinerario no lineal ni levantado sobre estancos separados, y esa clave es el propio cliente, un singular nómada de fines de siglo que transita por el planeta en un ininterrumpido viaje, con la secreta ilusión de, algún día, fijar morada en una casa cuyas ideas y variaciones lleva siempre consigo dentro de una pequeña maleta: desea una casa compuesta por todas las casas que ha soñado, la casa convive en su mente como una casa pensada, la cual produce en él el íntimo efecto de ser capaz de montar su casa/tienda imaginaria dondequiera que se encuentre. El nómada lleva tras de sí sus recuerdos, sus referencias simbólicas, esa es su casa la cual, además cambia y se amplía constantemente: cada nuevo recorte/espacio ideal, conduce a la sensación de una nueva casa y, con esa casa libre y en asidua mutación, acudió a María Isabel Espinosa, arquitecto y alter ego que supo llevar esa casa soñada y cambiante a una realidad que, por supuesto, no se ajusta a la preceptiva moderna que nos obliga a planificar y habitar la vida doméstica en salas y habitaciones que inexorablemente corresponden a una función.
El reto sería, pues, no sólo resolver la casa para un nómada, sino la casa ajustable a la experiencia del vivir contemporáneo bajo los designios de una actitud nómada. Toda experiencia nómada transgrede los patrones convencionales de lectura, y si se aplica al espacio, éste se libera de las articulaciones gramaticales represivas y las ataduras formales que sugieren un antes y un después. Su destino invoca una opción infinitamente transferible, cuya vida se halla en las relaciones y enlaces de significado que cada quien establece con el espacio de la casa.
La primera solución de enfoque se acogió a un principio estético proveniente del Islam (pueblo de nómadas), que consiste en negar el esfuerzo estructural mediante la libertad aparente de las formas, lo cual niega, a su vez, la técnica de la construcción cerrada y pesada. El espacio nómada permite invocar a la noción de espacio de las ciudades musulmanas, que siguen la tradición de la mezquita fortaleza:
“Espacio introvertido
patio rodeado de pórticos
y sembrado de árboles
frutales como conservando
un paraíso, un oasis”
El resultado es un esquema amplio y desenvuelto, antípoda de las estéticas funcionalistas. Casa Fuentes está formada por ámbitos abiertos que desestructuran las líneas narrativas traducidas organizada y cronológicamente en sucesiones. Ningún ambiente se impone sobre los demás, sus fronteras no están definidas y, a pesar de tener un inicio y una entrada, la casa no exige recorridos obligatorios: cualquiera puede ser la vía de acceso ¾el medio o el final, pero ninguna en especial. En este sentido, el alcance del proyecto se comporta nomádicamente: es indeterminable, sus constelaciones de sentido son absolutamente plurales. Cada imagen, cada frase, cada ambiente, remite a otro y sólo son comprendidos dentro de esa mutante red de referencias. Esto permite instaurar posibilidades más dislocadas y desplazadas en la manera de proponer lecturas del hecho artístico y arquitectónico. Los reenvíos permanentes del texto impiden que cada componente siempre esté presente en sí mismo y no remita más que a sí mismo. Por el contrario, todo ambiente deberá remitir a otro ambiente.
Como esquema de apoyo de la casa, Espinosa escogió la solución de la tienda porque ésta, además de ser ¾junto con la alfombra¾ la vivienda prototipo del nómada, es versátil y cambiante: un edificio en tela, portante, generalmente circular, que señala protección y, a la vez, fortaleza, dominio. El nómada lleva consigo su tienda y su alfombra ¾su casa, su vida, sus espacios, sus símbolos. He ahí el primer detonante simbólico de la metáfora que serviría como eje conductor de la solución del proyecto: un conjunto de tapices que, en la historia de Occidente, revela una de las más interesantes y misteriosas síntesis cosmogónicas; los tapices alusivos a la historia medieval de La Dama y el Unicornio, expuestos en el Museo de Cluny, París. La casa es, pues, una tienda compuesta por tapices, que se levanta y se recoge en el momento que se desee, y en sus tapices está tejida la historia del mundo como una síntesis cosmogónica, narrada en imágenes. Ello hace de la historia del proyecto una historia bastante peculiar, una historia intertextual que nace de un diálogo creativo e incorpora los arquetipos más universales del habitar (el alma y la casa), integra la leyenda, los símbolos, la Religión, la Filosofía. Es una especie de Viaje Iniciático desde el cuerpo (los sentidos) al Intelecto Superior, tal y como lo designa el esquema alegórico concentrado en la leyenda de La Dama y el Unicornio.
2. La fábula. La Dama y el Unicornio: una concentración de imágenes y símbolos. La casa como experiencia creativa
La serie de tapices de La Dama y el Unicornio ha fascinado desde siempre por su enigmática composición y su llamado a lo sensible, por el secreto de sus atributos, por las situaciones que en ellos se entretejen, por el sentido profundo y la rotunda carga simbólica de sus imágenes, por las dificultades proporcionan sus claves para penetrar en el carácter emblemático de sus representaciones. La mirada es aturdida por la cantidad de información visual y su significación; pero lo más interesante acerca de cómo funcionan metafóricamente estos tapices es que trasmiten conocimiento en todos los planos: desde los más sensoriales a los más mentales y elevados. Funcionan a manera de acertijo y, por lo tanto, sostienen significaciones ocultas que inician al espectador en un misterio, funcionan como adivinanzas de un libro mágico, como fuente de revelación del viaje del Alma hacia su incorporación consciente y equilibrada con la Mente y el Espíritu. La imagen trabaja más bien al estilo de un ideograma, donde el grafismo sustenta más bien un valor jeroglífico. El conjunto está formado por siete tapices/etapas que en realidad son seis porque el primero se repite en el quinto como un llamado recomenzar el ciclo de iniciación. El viaje iniciático lleva el siguiente orden:
I La tienda (Mi único deseo)
II La vista y el olfato (El olfato)
III El tacto y el gusto (El gusto)
IV La música (El oído)
V La reflexión ⎯el reflejo⎯ (La iniciada en contemplación)
VI El tacto (La acción)
VII La tienda (recomienza el ciclo de iniciación)
La organización corresponde perfectamente a las imágenes eminentemente portadoras de valores simbólicos, cuyas figuras centrales (la Dama, el Unicornio y el León) encuentran la unidad esencial entre la mente y los sentidos: la dama es alma, el león es mente y el unicornio espíritu; la dama cuerpo, el león cabeza y el unicornio corazón; la dama emoción, el león razonamiento y el unicornio intelecto; la dama sentidos, el león conciencia y el unicornio esencia; la dama tierra/agua, el león fuego y el unicornio aire; la dama lo múltiple a la espera de la unidad, el león lo múltiple y el unicornio lo Uno conjugado con lo múltiple. Individualmente son portadoras de su propia significación: la Dama abre contacto con los animales y determina la relación entre las otras creaciones minerales, vegetales y animales (tierra, flores, árboles, monos, conejos, pájaros…), el plano de la conciencia y de los sentidos y el mundo exterior que ella gusta, huele, toca, entiende, ve, desea. El León, rey de los animales, simboliza la fuerza creativa, el esfuerzo vehemente, indomable y resistente que ejerce un poder guardián sobre la tierra. El Unicornio es el animal fabuloso por excelencia, ligero, su peor enemigo es el elefante y su mejor amigo la paloma. Representa el principio de la energía esencial de la materia y, como tal, es símbolo del espíritu libre ⎯y, en tanto espíritu libre, se conecta con la experiencia nómada, independiente, que muere en cautiverio, nunca sujetado a la fuerza y sólo domesticable por el alma pura de una doncella virgen.
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