Comercio Internacional

Teoria del Comercio Internacional: El sustento básico de las teorías antes expuestas era la existencia de competencia perfecta, que permitía, por la vía del libre comercio, aumentar el bienestar de los países. A finales de los años 1970 y principios de la década de 1980, surgieron algunos economistas como Paul Krugman, Avinash Dixit, James Brander y Barbara J. Spencer que esbozaron unas nuevas elaboraciones teóricas fundadas en la existencia de fallos de mercado que ponían en cuestión, no en todos los casos, la teoría clásica del comercio internacional de que los intercambios internacionales se fundamentan exclusivamente en la teoría de la ventaja comparativa y que la defensa bajo cualquier circunstancia del libre comercio y, de la no intervención estatal en esta área económica pudiera no ser la práctica óptima. En palabras de Krugman: el replanteamiento de la base analítica de la política comercial es una respuesta al cambio real ocurrido en el ambiente y al progreso intelectual logrado en el campo de la economía.

Estas nuevas teorías utilizan las herramientas de la teoría económica y la formalización matemática y suponen una crítica de mayor profundidad a las teorías neo-clásicas que las provenientes de otros campos de la economía como la sociología o la estructura económica. Asimismo, tratan de responder a dos cuestiones: la primera es por qué se comercia y la segunda, cómo debe ser la política según estas nuevas explicaciones.

Intercambio Desigual: Los detractores más enérgicos, los marginalistas, han puesto en duda y han demolido la obra de Ricardo, salvo el comercio exterior. La teoría de la proporción de los factores de Hecksher-Ohlin ha sido considerada como un complemento. No sólo las cantidades de los dos factores en que versan las dos teorías, gastadas en la producción las que determinan los valores de cambio de las mercancías, sino las demandas reciprocas de intercambio las que determinan los precios y por lo tanto, la remuneración de factores.

En una disciplina en la que las posiciones doctrinarias se definen por lo general, a partir de la posición que se asume en cuanto al valor de las mercancías, los adversarios irreconciliables de la teoría del valor-trabajo han visto materialmente, en la inaplicabilidad de la ley dentro del dominio del comercio internacional una suerte de reconocimiento de inaplicabilidad presentado por el fundador mismo de la teoría que parece muy a propósito para "llevar agua a su molino". Las ventajas que el mundo en su conjunto y cada país separadamente puede tener de una división internacional del trabajo originada por el libre comercio.

La categoría factor de producción se define por las relaciones de producción de la economía mercantil, y el legítimo derecho de participación en el producto económico de la sociedad.

Un impuesto directo es un ingreso secundaria, y en consecuencia no es un factor porque no influye en el valor de cambio de las mercancías y no está influido por el, salvo en algunos casos y de manera inmediata.

Por el contrario un impuesto indirecto es siempre un ingreso primario y un factor porque existe una correspondencia y su nivel, el valor del cambio de la mercancía a la que implica. En el marco de una economía de competencia pura la remuneración del trabajo y la utilidad del capital no son fijadas por un acto voluntario, sino por el mercado.

El equilibrio solo quedaría asegurado si las mercancías se cambiasen en proporción a la duración del trabajo necesario para producirlas. El precio de equilibrio es en el que se detienen completamente los movimientos de los factores que van o provienen de la rama en cuestión. Es pues, una situación ideal y constituye el lugar donde la remuneración de la unidad del factor es igual en todas sus aplicaciones. En los límites del marginalismo, no es la oferta y la demanda, sino simplemente la demanda la que determina el precio, pies s considera la verdadera elasticidad de la oferta no es la de las cantidades ya producidas, sino la de los costos de producción y reproducción. Es desequilibrando a la economía como la oferta y la demanda pueden actuar sobre la distribución de los factores y hacer que los precios puedan considerarse activos.

La ley arcaica de la oferta y la demanda con todos los refinamientos que la han añadido los economistas del siglo XIX: utilidad marginal, curvas de indiferencia, elasticidades etc. llega a ser aplicable. En cada momento el precio de equilibrio entre mercancías es la cantidad de trabajo para producirlas.

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