Comportamiento de masas

Jóvenes, adultos, niños y familias enteras con banderas y uniformes del equipo campeón, caminaron en procesión desde el estadio hasta la Minerva, deteniéndose en el Club Guadalajara para echar porras. Otros optaron por el camión y los de mejor suerte, viajaron en coche. No importaba el cómo, ni el quién, lo único que interesaba era llegar y juntos a una sola voz disfrutar de la fiesta del triunfo, sin importar la condición social de la gente que llegaba del sur, del este, del oeste o del norte de la ciudad. Tampoco importó que vinieran de otro estado o incluso de otro país o si habían asistido al estadio o no alcanzaron boleto y tuvieron que ver el partido en la televisión. Lo importante era irle a las Chivas y estar dispuesto a celebrar bajo un sol intenso el tiempo que fuera necesario. Luis Rodolfo Morán Quiroz, investigador del Departamento de Sociología del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), señaló que este tipo de manifestaciones masivas tiene que ver con una identidad local, regional y nacional. "Cuando formas parte de un grupo que habita un espacio y de repente tienes que partir, te llevas tus conocimientos, tu religión, el recuerdo de la catedral, del teatro Degollado, pero también te llevas tu futbol con todo y su estadio. ¿Por qué?, porque todo ello es parte de una construcción de identidad local y regional". Morán Quiroz reconoció que muchos de los elementos de la identidad nacional tienen que ver con el estado de Jalisco, como lo de ser charro o que el himno de las Chivas se toque con mariachi. "Después del campeonato, lo primero que pasó fue que tocó el mariachi. Si hubiese ganado Toros Neza, probablemente habrían elegido otro tipo de música. Esto tiene que ver con mitos que involucran otros factores: si las Chivas son Guadalajara y son Jalisco, entonces los mariachis también lo son. Lo que viene a convertirse en elemento de identidad hasta fuera del país, en Estados Unidos o en otros rumbos. Allá, como identificación de que se es mexicano, hay que ser Chiva, entender el mariachi y bailar el jarabe tapatío. Lo que habría que estudiar mejor, es por qué muchos de los elementos que tienen que ver con una cultura muy regional de Jalisco, se identifican en su totalidad con la identidad de una nación como lo es México". Al respecto, señaló que independientemente de cómo jueguen, no es lo mismo que en un partido amistoso fuera del país, en representación de México, vayan las Chivas, a que sea el Necaxa o cualquier otro equipo, debido precisamente a esta identidad con el país de origen, además de que sabemos que las Chivas es el único equipo de futbol en el que todos sus jugadores son mexicanos, lo que ha provocado que se prolongue la tradición de apoyar a los jugadores locales formados aquí. Respecto al compartamiento de las masas, Luis Rodolfo Morán Quiroz, destacó que siempre que somos más de uno: dos, tres o más, nuestro comportamiento es distinto al que tendríamos si estuviéramos solos. "Hay toda una visión de que los individuos cambiamos según el contexto. Las masas en el futbol, en las batallas, en las marchas se comportan de manera diferente a la individual. Adentro de la multitud uno se comporta de una manera, tiene una percepción, deja salir determinadas emociones y es más emocionante ver los goles de las Chivas en la Minerva, que en la televisión o escucharlos en la radio de su casa. Con la emoción de los otros, te puedes contagiar y se vale expresarse de esa manera". Sin embargo, el comportamiento en masa tiene sus riesgos y sus terribles consecuencias, como que los aficionados beban demasiado, agredan a quien no le va a su equipo y su energía se descargue en una pelea callejera que en ocasiones termina dejando algún muerto. Esto no solo ocurre en el futbol. "Recordaremos al muchacho del camión, que intentó asaltar a los pasajeros y éstos a su vez lo golpearon y mataron, o lo que ha llegado a suceder con una serie de violadores, a quienes queman y matan". La manifestación masiva, en el caso del futbol, reconoció el investigador, tiene que ver también con que fue en Guadalajara y no frente a otro igual, sino a Toros Neza, con un grupo de aficionados reducido: no hay pleitos como en Inglaterra, «aunque me tocó ver en la Minerva, que pasaron dos chavos con el uniforme del Neza y les dijeron fuera y muéranse, expresiones demasiado agresivas tratándose de una cuestión deportiva". Aseguró que el triunfo de las Chivas era muy importante para los tapatíos, "no solo por el tiempo que llevaban tras la disputa de un campeonato, sino que también fue muy importante para la entidad local, ya que antes habían sido campeones, lo que demuestra de manera tangencial lo poderosos que somos y lo sabio que somos y lo buenos que somos y lo deportistas que somos y lo ágiles y lo astuto y sagaces que somos todos, gracias a que lo demuestran los jugadores de las Chivas. Eramos nosotros frente a otros que están afuera y entonces hacemos la fiesta aquí en Guadalajara, como una forma de unión. No es una fiesta de oposición a los otros, sino de triunfo, porque todos ganamos frente a otro. Un triunfo con los dos elementos: nosotros y los otros, pero esta vez todos estamos contentos, porque todos somos tapatíos". Dijo que el hecho de que el ayuntamiento de Guadalajara organizara parte de los festejos, pudo sonar como un arma de dos filos: como una invitación a la convivencia o como una incitación al relajo callejero, pero eso no se puede medir". Definitivamente, esto no lo podemos controlar. Por una parte es bueno que exista una organización detrás estas manifestaciones populares, y por otra, nunca van a faltar quienes se aprovechen de éstas para hacer destrozo y medio en la ciudad: pintar bardas, orinarse en la calle, golpear gente o incluso asaltar un banco o un puesto del tianguis de Santa Tere, mientras se anotaba alguno de los seis goles del encuentro referido. Si no pasó esta vez, qué bueno, pero puede suceder en la próxima. Entonces sí se meterá un super goool, mientras que todos, incluyendo a nuestros gobernantes, disfrutarán de un plácido partido llenos de goles urbanos.

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