Cultura De Masas
carmeligstovar1 de Octubre de 2011
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Definición de Cultura de Masas
El concepto de cultura de masas es un concepto muy complejo que se ha desarrollado especialmente a lo largo del siglo XX para hacer referencia a un sinfín de fenómenos culturales que se apoyan en la llegada a una gran cantidad de la población que conforma una sociedad. La cultura de masas tiene mucho que ver con los fenómenos sociales y políticos que comenzaron a forjarse en Occidente en la primera mitad del siglo XX y que desembocarían luego en la segunda mitad en un fenómeno mucho más complejos y fortalecidos.
Cuando hablamos de cultura de masas nos estamos refiriendo a todos aquellos eventos culturales y sociales que llegan a una importante cantidad de la población, es decir, a las masas comprendidas como la mayoría de una sociedad. La cultura de masas surge a partir de fenómenos como los totalitarismos políticos (que basaban su poder en el apoyo de las masas) o como la aparición progresiva de los medios masivos de comunicación en la escena cultural, especialmente de la radio y la televisión.
La cultura de masas es un concepto que se asocia también con la noción de globalización ya que gracias a ella la cultura de los países dominantes como Estados Unidos o Inglaterra han llegado a una importante cantidad de regiones, siendo absorbidas en ellas como parte de la cultura original y anulando así elementos tradicionales de cada lugar. La cultura de masas es normalmente descripta como un tipo de cultura basada en el consumismo, en el acceso permanente a nuevos productos que van desde los más simples a los más complejos, en la unificación de conceptos o fenómenos culturales a nivel global, en la anulación de las diversidades, en el acceso a la cultura de una mayor parte de la población, etc. Todos estos elementos pueden ser considerados negativos o positivos de acuerdo a la postura ideológica de cada uno.
• CAPÍTULO III: CULTURA DE MASAS
Según Gonzalez-Anleo “la cultura de masas se ha presentado en el mundo occidental como otro magnífico producto de la sociedad de consumo. Cuando culminó la primera colonización industrial de las sociedades occidentales, en horizontal, se inició una segunda colonización industrial, en profundidad: la del alma humana, con todas sus producciones, imágenes y sueños.
La cultura, o lo que habitualmente entendemos por cultura, la vida privada, los estilos personales, las ideas, los sueños e ilusiones empezaron a ser fabricados a escala masiva. Y vendidos en el mercado. Este fenómeno es la cultura de masas, muy diferentes a la cultura popular.”(1) (2)
En efecto, el industrialismo rompió la unión de producción y consumo y separó al productor del consumidor. La economía fundida de la Primera Ola, en la cual personas y comunidades eran esencialmente autosuficientes, se transformó en la economía dividida de la Segunda Ola. Todo el mundo pasó a ser casi totalmente dependiente de los alimentos, bienes o servicios producidos por algún otro.
Esto trajo como consecuencia el predominio del mercado en la vida del hombre. “La vida se mercantilizó”(3). Pero “la muchedumbre”(según Ortega y Gasset) lanzada al mundo por la civilización industrial, necesitaba de más y variados productos.
Y para dar respuesta a esta nueva masa demandante, aparece la línea de montaje y con ella, producción en serie, dentro de la factoría y gracias a la nueva energía fósil. Como relata Toffler: “De los centros industriales fueron saliendo millones y millones de productos idénticos, camisas, zapatos, automóviles, relojes, juguetes, jabón, champú, cámaras fotográficas, ametralladoras y motores eléctricos”. (4)
Sin embargo, la producción en serie carecía de sentido si no iba acompañada de cambios paralelos en el sistema de producción. Así, aparece la distribución en masa y la comercialización en masa. En este sentido, Ortega y Gasset asegura que “Hoy se pueden comprar muchas cosas más, porque la industria ha abaratado casi todos los artículos”. (5).
Esta nueva civilización industrial se sostenía sobre seis principios interrelacionados que programaban el comportamiento de millones de personas. Estos principios, surgidos naturalmente de la escisión entre producción y consumo, eran:
• UNIFORMIZACIÓN: Las sociedades industriales crean millones de productos idénticos para consumidores idénticos. Este concepto afectó todos los aspectos de la vida cotidiana(Cultura de masa).
• ESPECIALIZACIÓN: Debido a la complejidad que adquiría el mundo del trabajo, fue necesario la aparición de los especialistas, conocedores de una pequeña proporción del universo cognocitivo (Ver Ortega y Gasset). Esta especialización fue acompañada por una creciente profesionalización, lo cual influyó en el tipo de educación. Ésta era supuestamente “producida” por el maestro de la escuela y “consumida” por el alumno.
• SINCRONIZACIÓN: Por razones de costo y tiempo, la producción fabril requería de una mayor sincronización. Surge la línea de montaje y con ella la producción en serie.
• CONCENTRACIÓN: El auge del mercado dio origen al principio de concentración, principio que afectó todos los aspectos de la vida social. La concentración de la toma de decisiones(del poder) propició el nacimiento del Estado Grande y con él, de su deformación, el Estatismo. De la concentración geográfica surge el fenómeno de urbanización.
• MAXIMIZACIÓN: Es decir, el apasionamiento por las grandes dimensiones y el desarrollo(aparece el concepto de Producto Bruto Interno-PBI-). Este principio, llevado a la industria, significaba producir más con un menor costo y en un menor tiempo.
• CENTRALIZACIÓN: El industrialismo requirió la centralización del poder, en todos los niveles, desde las pequeñas compañías y las industrias, hasta el gobierno y la economía. En este contexto, el gobierno fue asumiendo un creciente número de poderes y responsabilidades y monopolizando cada vez más los centros de decisión. Además, la centralización de la economía fue ayudada por un nuevo invento, producto de la Segunda Ola: el Banco Central.
Surge, como consecuencia de esta compleja realidad, el hombre-masa, un hombre anónimo, carente de conciencia individual, y psicológicamente caracterizado por tres rasgos a saber(6):
• Una impresión nativa de que la vida es sobrada y fácil, porque cuenta con un ámbito de posibilidades fabulosamente mayor que nunca, por tanto, cada individuo medio encuentra en sí una sensación de dominio y triunfo.
• Lo anterior, lo invita a afirmarse a sí mismo tal cual es. Este contentamiento consigo le lleva cerrarse para toda instancia exterior, a no escuchar, a no contar con los demás.
• En consecuencia, intervendrá en todo imponiendo su vulgar opinión según su régimen de “acción directa”.
Pero este hombre-masa necesitaba de instituciones para poder desarrollarse como tal. Necesitaba formas radicalmente nuevas de organización social. Surgen, como consecuencia, la familia nuclear, como modelo standard socialmente aprobado de todas las sociedades industriales; la escuela de corte fabril y la corporación gigante, nacida como consecuencia de la nueva tecnología y la producción en serie, las cuales se convirtieron en las instituciones sociales definidoras de todas las sociedades de la Segunda Ola.
En este punto, cabe destacar la tarea desempeñada por la escuela en el proceso de socialización de los niños, para que éstos puedan desempeñarse de la forma deseada en la sociedad industrial. (además de la labor primordial de la familia nuclear).
En efecto la Educación General, construida sobre el modelo de la fábrica, enseñaba los fundamentos de la lectura y la escritura, aritmética, historia y otras materias. Tal era su programa visible o descubierto. Pero, en el fondo, entrañaba un programa encubierto y mucho más simple; se componía de tres materias: puntualidad, obediencia y trabajo mecánico y repetitivo.
Por lo tanto, la función de la escuela en esta nueva sociedad industrial fue fundamental, pues formaba a la nueva mano de obra.
Finalmente, una sociedad que desarrollaba un sistema de producción y consumo de masa, necesitaba de medios para enviar mensajes en masa. Este vacío, que no pudo ser llenado por el servicio postal ni por los teléfonos, fue ocupado por los medios de comunicación de masas, con lo cual queda cerrado el círculo. En ellos, desde periódicos y radio hasta el cine y la televisión, encontramos también una encarnación del principio básico de la fábrica.
“Todos ellos estampan mensajes idénticos en millones de cerebros, del mismo modo que la fábrica crea productos idénticos para el uso de millones de hogares. Hechos estandarizados, fabricados en serie, fluyen desde unas cuantas y concentradas factorías de imagen hacia millones de consumidores. Sin este vasto y poderoso sistema para canalizar información, la civilización industrial no habría podido tomar forma ni funcionar debidamente”. (7)
Gonzalez-Anleo, por su parte, caracteriza esta cultura de masas de la siguiente manera(8):
• La industria cultural es un producto de la técnica y del ánimo de lucro capitalista, cultivado por los productores privados que se rigen por puros principios
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