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Crisis Del Campo Mexicano


Enviado por   •  8 de Febrero de 2012  •  869 Palabras (4 Páginas)  •  1.044 Visitas

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La técnica es, como se sabe, el motor del desarrollo económico, por cuanto que es el empleo de una técnica más perfecta en relación con sus competidores lo que permite a un empresario gozar, aunque sea temporalmente, de una tasa extraordinaria de ganancia. La técnica, a su vez, no es otra cosa que el fruto más acabado de la aplicación, con fines prácticos, de los resultados de la ciencia universal y de la investigación científica con propósitos específicos.

Y lo que es cierto entre los individuos en este terreno, es igualmente cierto entre los países. Hoy es ya un conocimiento del dominio público que el rezago general de las naciones pobres comienza y se enraíza en el rezago científico y tecnológico de la mismas; y que, por tanto, la diferencia entre ellas y las naciones ricas se hará cada vez mayor si no se hacen, por parte de las primeras, los esfuerzos suficientes por cerrar, o cuando menos acortar, el abismo científico y tecnológico que hoy las separa y enfrenta, cuando menos en el terreno económico.

México, no hay necesidad de repetirlo, alinea con las naciones pobres; formamos parte, nos guste o no, de los pueblos que aún no logran satisfacer a plenitud sus necesidades más elementales. La ciencia y la técnica mexicana exhiben la impronta de un país “tercermundista”, van rezagados varios decenios en relación con lo que se hace y se sabe, en estos terrenos, en las grandes metrópolis del mundo.

El resultado inevitable de esta situación es no sólo de baja productividad del trabajo y la insatisfactoria calidad de los productos del mismo (lo que los convierte en poco competitivos en el mercado mundial), sino también, lo que es mucho más grave, la severa dependencia del aparato productivo nacional respecto del extranjero, hasta para sus cambios y modernizaciones más insignificantes.

La necesidad de una verdadera revolución científica en el país no es, pues, a la luz de estas verdades elementales, capricho de nadie ni invento de politólogos en busca de propuestas llamativas para un discurso oficial. Se trata de una necesidad real fundamental y urgentísima, que no debería admitir ya ningún tipo de aplazamientos.

Ahora bien, soy un convencido de que una verdadera revolución científica, que de veras produzca los resultados que está requiriendo el desarrollo económico y social del país, tiene que comenzar, necesaria y obligadamente, por la enseñanza, por la educación nacional. Para una verdadera revolución científica, lo primero que hay que revolucionar es la educación: De aquí la profunda y estrecha ligazón entre educación y desarrollo económico.

Lo primero que habría que hacer, a mi juicio, sería cambiar de raíz el carácter individualista de la enseñanza. En la actualidad, el estudio no es otra cosa que un mecanismo para la solución de la problemática familiar, primero, y un camino

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