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Crisis Economica Chile


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  4.666 Palabras (19 Páginas)  •  383 Visitas

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Crisis bancaria de 1982 en Chile.

Derecho Económico II 2013

Nombre: Bárbara constanza Muñoz Rojas

Profesor: Eduardo León Troncoso

Indice:

• Definición de que es un banco

• Funciones de las instituciones bancarias

• Origen de la crisis

• Causas de la crisis

• Itinerario de la crisis

• Acciones para superar la crisis

• Medidas para aliviar a los deudores

• Costos de la crisis

• Reforma bancaria

• Conclusión

• Bibliografía

¿Qué es un banco?

Son entidades que se dedican a trabajar con el dinero: lo reciben y lo prestan al público obteniendo una ganancia por las operaciones realizadas.

Los bancos son entidades que se organizan de acuerdo a leyes especiales y que se dedican a trabajar con el dinero, para lo cual reciben y tienen a su custodia depósitos hechos por las personas y las empresas, y otorgan préstamos usando esos mismos recursos, actividad que se denomina intermediación financiera.

Para realizar la actividad de recibir dinero y luego darlo en préstamo, los bancos le cobran a quienes lo necesitan y piden préstamos; asimismo, a quienes les entregan dinero en depósito, les pagan por la confianza depositada. La diferencia entre lo que se les paga y lo que ellos pagan, es la ganancia que permite que el banco opere normalmente.

En Chile, la Ley General de Bancos, en su Artículo 40 define a un Banco como "toda sociedad anónima especial, que autorizada en la forma prescrita por la ley y con sujeción a la misma, se dedique a captar o recibir dinero o fondos del público, con el objeto de darlos en préstamo, descontar documentos, realizar inversiones, proceder a la intermediación financiera, hacer rentar estos dineros y, en general, realizar toda otra operación que la ley permita".

Funciones Instituciones bancarias

Estas instituciones tienen como función especial la custodia de dinero y el cambio o intermediación (esta es la más importante, se preocupa de captar los recursos disponibles en el mercado para dedicarlo con fines de inversión o de consumo); podemos señalar que el banco moderno tiene que cumplir tres grandes funciones: 1. La Intermediación de Crédito, 2.La intermediación de los pagos, 3. La Administración de los capitales.

La Crisis Bancaria

De 1982 en Chile

De acuerdo a sus funciones los podemos clasificar en tres grandes grupos:

* Banco de Emisión, llamados también bancos comerciales, tienen la capacidad exclusiva de emitir billetes de banco de curso legal o de curso forzoso, operan en régimen de monopolio legal y realiza además otras funciones tales como: Regular el Crédito, Mantener la estabilidad monetaria, establecer un sistema de redescuento y la de promover el buen funcionamiento de las instituciones bancarias.

* Bancos Comerciales, llamados bancos de créditos ordinarios, realizan sus operaciones de crédito a un término muy breve en régimen de libre competencia. Sus operaciones principales son las de depósitos y créditos que concentran el ahorro y el dinero disponible en el mercado para distribuirlo en actividades económicas de rápida evolución.

Estas son las únicas instituciones bancarias que se les permite recibir depósitos a la vista retirables mediante cheques y son las únicas instituciones privadas que suministran el sistema económico, un medio de cambio distinto a las monedas y a los billetes.

• Bancos Especiales, se caracterizan por las índoles de créditos que otorgan

Atendiendo a la forma de constituir su capital y administración puede clasificarse:

* Bancos Estatales.

* Bancos Privados.

* Bancos Mixtos.

Las instituciones bancarias privadas atendiendo a la autorización, para su constitución pueden ser de carácter nacional o extranjero dependiendo de las aportaciones de capitales que realicen los residentes del país o del exterior.

Orígenes de la crisis

Con la llegada del gobierno militar, los encargados de administrar el estado implementaron nuevas reformas. El anterior gobierno de la unidad popular había nacionalizado el sector bancario y otras empresas chilenas con la intención de utilizar ese dinero para gastos sociales.

En 1975, el gobierno militar comenzó a privatizar los bancos nacionalizados, con estos cambios el gobierno tuvo la oportunidad de ganar dinero con la venta de los bancos, y estructuralmente podía implementar una de las nuevas reformas del modelo neoliberal.

en 1973 la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) cuadruplico el precio del petróleo lo que provoco unas ganancias extraordinarias las cuales las depositaron en bancos internacionales. Para mantener ganancias en los bancos, estos tuvieron que dar créditos y hacer trabajar el dinero recibido.

Pero hubo muchos problemas y recesiones a consecuencia del incremento del precio del petróleo en las economías industrializadas, por eso no hubo una demanda para el crédito en los países industrializados. A la vez habían muchos países en vía de desarrollo como Chile y demandaron crédito, el crédito doméstico y préstamos externos permitieron un crecimiento durante los últimos años de los sesentas hasta 1982.

Después de la recesión en los primeros años de los setentas, hubo un gran crecimiento en materia económica por parte de chile. Chile se benefició de las ganancias de sus exportaciones afuera y al mismo tiempo el gobierno siguió con sus reformas neoliberales como la privatización de empresas y bancos estatales y la desregulación del mercado. Durante este tiempo, el crédito domestico se vio en un aumento considerable. En 1976, el crédito doméstico como un porcentaje del producto interno bruto (PIB) subió a 25%, y en el año 1982 representaba cerca del 64 % del producto interno bruto. Esto significa que hubo un gran exceso de Liquidez en el mercado financiero. Los bancos tuvieron mucho crédito para prestar que provenía de diversas fuentes externar y ellos dieron préstamos sin respetar o Analizar en profundidad el riesgo que asumían si los clientes no podían pagar Aquel crédito. Con pocas regulaciones efectivas, el riesgo de muchos de estos préstamos no fueron valorados efectivamente, por eso los bancos fueron en peligro de tener exceso de créditos con problemas de recuperación (créditos tóxicos). Al mismo tiempo por causas de pocas regulaciones efectivas, la concentración de los bancos estaban en manos de pocos dueños y además, el nivel de apalancamiento fue muy alto en estos bancos. Alrededor de 15% de los préstamos de los bancos en estos años fueron tóxicos.

Cuando el precio del petróleo aumento otra vez en 1979. Los estados unidos e Inglaterra implementaron políticas para reducir la inflación con tasas de intereses altas. Esta creo mucha cesantía en los estados unidos e Inglaterra y también origino una caída en la demanda de productos latinoamericanos. Los términos de intercambio no favorecían a Chile. Los precios de las exportaciones, por ejemplo el cobre, Fueron menores que los precios de las importaciones del petróleo. También las tasas de interés en el mercado afuera de chile donde existía mucha deuda chilena, fueron incrementando para reducir la inflación, a la vez, esto significo que los préstamos que los bancos habían tomado en los estados unidos para prestar dinero en chile fueron mucho más caros porque las tasas de interés fueron mucho más altas. Al mismo tiempo, muchas empresas no tuvieron los ingresos ni las ganancias para devolver su deuda con los bancos. Aquí empezó la crisis financiera en chile. La combinación de tasas de intereses altas , un mercado de exportación muy débil y tipo cambio muy flojo, inicio una recesión muy fuerte en chile.

Causas de la crisis

Las causas de la crisis no se reducen a uno o dos factores. Son varios los

elementos que contribuyeron o favorecieron su incubación, propagación

y desarrollo. Sobre la importancia relativa de cada uno de ellos se ha

discutido bastante. Sin entrar en ello, los factores o elementos que se han

mencionado son los siguientes:

Deterioro del escenario macro-financiero externo

A partir de 1981, las condiciones externas enfrentadas por la economía

Chilena se deterioraron significativamente. Las tasas de interés externas

Subieron, los términos de intercambio cayeron y el acceso a los recursos

Financieros se interrumpió. Como resultado de ello, el producto interno

Cayó 15% en el curso de dos años (1982-83). El gasto interno se contrajo

En una cifra aún más alta. El desempleo subió al 22% en 1983. La

Inflación que había sido del 9,5% en 1981, se elevó por sobre el 20% en

Los dos años siguientes, como resultado de la devaluación del peso. Los

Precios de los activos, en particular las propiedades y las acciones,

Cayeron significativamente. Los índices bursátiles acumularon caídas del

Orden de 60% en 4 años. Todo ello generó condiciones para el

Desencadenamiento y propagación de la crisis.

Deficiencias del marco de políticas macro

La política macroeconómica puso énfasis en mantener una política fiscal

ordenada, pero no prestó suficiente atención a la expansión del gasto ni al

endeudamiento del sector privado. La fijación del tipo de cambio

contribuyó a reducir la inflación, pero favoreció al mismo tiempo el 7

endeudamiento privado y, en particular, el endeudamiento en dólares.

Cuando cambiaron las condiciones externas, el régimen cambiario

impuso una enorme rigidez para materializar el necesario ajuste interno.

Finalmente, la devaluación resultó inevitable lo que provocó un serio

daño en la solvencia de las empresas.

Deficiencias en la regulación y supervisión

El proceso de liberalización no contempló un esquema de regulación

Prudencial. Se mantuvo el modelo de supervisión tradicional, de corte

más bien formal, y se dejó actuar a las instituciones financieras, bajo el

Predicamento de que el mercado conduciría a soluciones eficientes.

Ello se efectuó sin una evaluación de la solvencia de los propietarios ni de los

Capitales que éstos comprometían. Las deficiencias de este enfoque de

Fiscalización se advirtió tarde.

Deficiencias en la gestión

Bajo un régimen de supervisión más bien permisivo, los banqueros

Incurrieron en excesos. Se infringieron normas legales, como los límites

Individuales de crédito, haciendo uso de subterfugios y resquicios. Ello

Motivó posteriormente el inicio de acciones legales en contra de los

Banqueros involucrados. Los riesgos de crédito fueron manejados con

Laxitud. Los bancos, si bien mantuvieron posiciones de moneda

Cubiertas, no prestaron atención a los descalces en que incurrían las

Empresas. Pero la mayor deficiencia estuvo en la denominada cartera

Relacionada, que se originó mediante la auto-asignación de cuantiosos

Volúmenes de crédito para financiar las empresas industriales o

Comerciales de los mismos dueños de los bancos. Se estima que la cartera

Relacionada llegó a representar el XX% de las colocaciones bancarias

Itinerario de la crisis

Las primeras señales de lo que vendría después aparecieron en 1981. La

cartera vencida de los bancos, que se había mantenido en niveles

razonables, comenzó a subir, debido al deterioro en las condiciones

macroeconómicas y su impacto sobre los clientes del sistema. La

reducción de los flujos de caja y la caída en el valor de los activos

deterioró la posición financiera de las personas y empresas. Como

resultado de ello, la cartera vencida comenzó a subir rápidamente,

pasando del 2.3% a fines de 1981 al 4.1% en diciembre de 1982 y al

8.4% a fines de 1983. El monto de la cartera vencida no reflejaba, sin

embargo, la magnitud del problema enfrentado por el sistema financiero.

Las pérdidas superaban con creces lo reflejado en los balances. Tiempo

después se pudo comprobar que los créditos malos (créditos vencidos

más créditos de alto riesgo) alcanzaban al 18,3% en 1983.

Este fuerte deterioro de la cartera comprometió la solvencia del sistema

bancario. La cartera improductiva y de difícil recuperación neta de

provisiones por incobrables, que representaba un 15.2% del patrimonio

del sistema financiero en 1981, pasó al 45.7% en 1982 y saltó al 109.6%

en 1983.

Según estimaciones de la autoridad, a fines de 1984, las

Pérdidas de cartera no cubiertas por provisiones representaban el 200%

De patrimonio del sistema, lo que equivalía al 18% del PIB de ese año.

El sistema estaba quebrado.

En el curso de 1981 y 1982, la autoridad procedió a intervenir y liquidar

Un total de 11 instituciones bancarias, que representaban alrededor del

15% del mercado. Las pérdidas fueron absorbidas por los accionistas,

Quienes perdieron sus respectivos patrimonios, y el Estado, que brindó

protección a los depositantes y acreedores en general. Los activos y

pasivos de las instituciones más grandes fueron vendidos a bancos

extranjeros. En todos estos bancos se pudo detectar serias deficiencias en

su gestión, incluyendo una alta concentración de créditos en empresas

relacionadas a través de la propiedad y/o gestión. Con todo, los

problemas parecían todavía acotados o, por lo menos, así lo entendía las

autoridades.

En 1982, después del abandono del cambio fijo y de una significativa

devaluación del peso, la crisis se generalizó. A principios de 1983, las

autoridades intervinieron un conjunto de ocho instituciones, entre los que

estaban los dos principales bancos del sistema. Todos ellos mostraban

serias deficiencias en su gestión, incluyendo altos índices de cartera

relacionada. Con ello se hizo claro y evidente que la crisis era sistémica.

Las instituciones más débiles, tres de la ocho, fueron liquidadas de

inmediato. Sus depositantes recibieron el 75% del valor par de sus

depósitos. A los acreedores externos se les ofreció inicialmente el mismo

porcentaje de cobertura, pero finalmente recibieron la completa garantía

del Estado, a través de la renegociación oficial de la deuda externa del

país.

Las instituciones más grandes, incluidos las dos más grandes del sistema,

fueron intervenidas y mantenidas en operación con una administración

provisional designada por la autoridad. Mostraban también altos índices

de concentración de cartera en empresas relacionadas. Los depositantes y

acreedores externos recibieron la completa garantía oficial.

La crisis produjo una significativa desintermediación bancaria. Los

bancos y, en particular los intervenidos, perdieron depósitos. El Banco

Central los apoyó como prestamista de última instancia. Los créditos

vencidos y riesgosos fueron transferidos al Banco Central. Las nuevas

acreencias del Banco Central fueron financiadas mediante la emisión de

títulos negociables.

Junto con la intervención de las instituciones bancarias, numerosos

fondos mutuos entraron en crisis. Las autoridades decidieron cerrarlos y

liquidarlos. El Estado no garantizó las inversiones, de manera que las 10

pérdidas fueron asumidas directamente por los partícipes. Además,

varias empresas pertenecientes a los grupos entraron en cesación de

pagos y debieron pasar a manos de sus acreedores. Muchas de estas

empresas eran también emisoras de efectos de comercio, de manera que

los tenedores de estos instrumentos se vieron obligados a asumir las

pérdidas. Todo esto produjo una pérdida generalizada de la confianza.

Acciones para superar la crisis

Las autoridades, una vez admitido el carácter sistémico de la crisis,

Reaccionaron con relativa rapidez con diversas medidas, bajo el supuesto

de que una dilación o postergación de la solución aumentaría los costos

fiscales y retardaría la recuperación económica. Estas medidas se

implementaron durante el período 1982-86.

En una primera etapa, cuando la magnitud de la crisis no se percibía con

perfecta claridad, las autoridades reaccionaron flexibilizando algunas

normas con el objeto de facilitar el ajuste y la absorción de las pérdidas.

En esa perspectiva, se extendió el plazo para constituir provisiones por

incobrables y se alargó el plazo para que los créditos impagos fuesen

reconocidos contablemente como créditos vencidos.

Posteriormente, estas facilidades fueron eliminadas, restableciéndose

sanas prácticas bancarias y contables. Simultáneamente, se emprendieron

acciones más radicales, destinadas a sanear y recuperar el sistema

financiero. Un conjunto de acciones estuvo orientado a aliviar la

situación de los deudores del sistema financiero; en tanto otro estuvo

dirigido a sanear y rehabilitar el sistema bancario

Medidas para aliviar a los deudores

La drástica devaluación del 1982 y años siguientes produjo un fuerte

aumento de las obligaciones en moneda extranjera de los deudores del

sistema financiero. El Banco Central decidió otorgar a los deudores con

obligaciones en moneda extranjera un tipo de cambio preferencial, más

bajo que el tipo oficial. En una primera etapa, el subsidio era percibido

inmediatamente por el deudor al momento de cumplir con sus

compromisos. Posteriormente, éste fue diferido mediante la entrega de

títulos negociables en el mercado secundario. Este mecanismo alivió

significativamente la situación de los deudores, pero fue uno de los más

costosos para el Banco Central.

Otra medida importante fue la reprogramación generalizada de los

deudores comerciales o productivos del sistema bancario. El Banco

Central impartió instrucciones a las instituciones financieras para que

reprogramaran una fracción significativa de los compromisos de estos

deudores. Para ello otorgó a estas instituciones líneas de crédito

especiales. Los deudores recibieron condiciones muy convenientes en 12

cuanto a tasas de interés, plazos y períodos de gracia. Este programa

contribuyó a mejorar los flujos de caja de las empresas productivas.

Posteriormente, el Banco Central dispuso también mecanismos para

reprogramar los créditos hipotecarios para la adquisición de la vivienda y

los créditos de consumo, los que aliviaron la situación financiera de las

personas naturales.

Un tercer mecanismo que benefició directamente a los deudores fue la

redenominación a pesos de las deudas en dólares. A los pequeños y

medianos deudores se les brindó la oportunidad de transformar sus

compromisos en moneda extranjera por otros nuevos expresados en

moneda nacional, aplicando la tasa de cambio preferencial. Con ello,

estos deudores eliminaron definitivamente el riesgo de cambio. El costo

de estas operaciones fue absorbido por el Banco Central.

Costos de la crisis

Los costos de la crisis fueron altos por la magnitud de las pérdidas que

debían ser absorbidas. La medida que contempló los volúmenes más

altos de subsidios fue la aplicación del dólar preferencial, seguida por el

mecanismo de venta de cartera y las reprogramaciones de los deudores.

El costo total, incluido el apoyo a las instituciones en liquidación, se

estimó en su momento en una cifra superior a los 6.000 millones de

dólares de la época.

Estudios posteriores concluyeron que los costos fiscales comprometidos

para superar la crisis hasta fines de los ochenta alcanzaron a una suma

equivalente al 41% del PIB4

. Esta cifra sugiere que ésta ha sido una de

las crisis financieras más severas de las que se tiene registro en América

Latina.

La mayor parte de las pérdidas quedaron radicadas en el balance del

Banco Central, como activos de dudosa recuperación o bien como

obligaciones de la autoridad fiscal para reponer las sumas desembolsadas

en su momento por el Banco Central. Con el transcurso de los años, estas

pérdidas han sido absorbidas y lo que permanece en los libros del Banco

Central es solo un porcentaje bastante menor del monto original.

Pero los costos fiscales no fueron los únicos. A ellos se agregan los

costos por menor crecimiento económico en los años siguientes. En

general, éstos no son fáciles de estimar. Dependiendo de los supuestos

que se utilicen, es posible llegar a cifras en el rango del 24% al 41% del

PIB

Reforma bancaria

La fase de rehabilitación del sistema bancario se consideró completada en

1986. Ese año se promulgó una nueva ley de bancos.

cambios sustanciales a la regulación y supervisión bancaria. Los cambios

introducidos, en varios aspectos, encontraron cierta resistencia en la

comunidad bancaria, pero con el tiempo se validaron plenamente.

Posteriormente, sirvieron de referencia para reformas similares

implementadas en varios países de la región.

Pero los cambios no se detuvieron con la enmienda legal de 1986. A

través de modificaciones legales o reglamentarias, el marco de la

regulación o supervisión se ha actualizado permanentemente a lo largo

del tiempo, recogiendo la experiencia acumulada internamente y

recomendaciones internacionales. En una de esas actualizaciones se

introdujo, por ejemplo, requerimientos de capital siguiendo las directrices

de Basilea I.

Con todo, el marco de regulación y supervisión vigente en los últimos 25

años ha mantenido el sello de la crisis y sus lecciones. Por lo mismo,

resulta de interés revisar algunos de los elementos que sobresalen en

dicho marco.

Requisitos de solvencia e integridad para el otorgamiento de

licencia bancaria. Estos buscan prevenir que los bancos pueden ser

adquiridos por personas con antecedentes comerciales objetables o

sin la suficiente solvencia. La crisis puso de manifiesto que algunos

bancos habían sido adquiridos sin base patrimonial, recurriendo a

créditos que finalmente aparecían otorgados por las mismas

instituciones adquiridas.

Estricta limitación para los créditos con partes relacionadas. Se

permite que los grupos económicos sean dueños de bancos, pero el

negocio bancario debe ser gestionado en forma completamente

separada. Por lo mismo, los créditos de un banco a las empresas del

mismo grupo empresarial al cual pertenece quedan sometidos a

límites estrictos. Esto permitió que el total de créditos relacionados

del sistema disminuyera desde niveles muy altos hasta alcanzar en la

actualidad una cifra prácticamente irrelevante (del orden de 1-2% del

total).

Clasificación de cartera y provisiones por riesgo de crédito.

Después de la crisis, la autoridad estableció un sistema de

clasificación de los préstamos según su riesgo de recuperación del

cual se deducen exigencias de provisiones. Este sistema, que se ha

perfeccionado a lo largo del tiempo incorporando nuevos conceptos e

instrumentos de análisis, pasó a ser un componente fundamental de

la gestión y supervisión del sistema bancario.

Requerimientos de capital. La crisis enseñó que el capital puede

tornarse un concepto meramente formal si no es medido

correctamente. Por tanto se avanzó hacia una definición con un

sentido económico, que reconociera tempranamente las pérdidas de

cartera. Posteriormente se incorporaron las recomendaciones del

Comité de Basilea.

Mecanismos para enfrentar problemas de inestabilidad

financiera. Estos fueron establecidos para contar con

procedimientos legales que faciliten el ajuste y permitan una

razonable distribución de los costos, cuando la solvencia de una o

más instituciones se ve comprometida. Entre los mecanismos

contemplados están la capitalización preventiva por parte de los

propios dueños, que procedería cuando un banco presenta deterioro

de su base patrimonial pero ésta es aún positiva; el convenio de

acreedores, que busca distribuir los costos entre las partes

comprometidas; y la capitalización de un banco por el resto de las

instituciones del sistema. Si estas acciones correctivas no funcionan,

la salida es la intervención y liquidación forzosa de la institución

comprometida.

Protección para el sistema de pagos y seguro parcial para los

depósitos a plazo. La crisis planteó la conveniencia de hacer una

distinción entre los depósitos en cuenta corriente y otros a la vista,

que conforman parte del sistema de pagos, y el resto de los

depósitos, principalmente depósitos a plazo. Para los primeros la ley

estableció una protección, prácticamente sin restricciones, brindada

por el Banco Central y en último término por el Fisco. Para los

segundos, dispuso sólo una garantía estatal para las personas

naturales por un monto relativamente bajo, que alcanza actualmente 17

a una suma del orden de US$ 4.000. Se consideró que estos dos

mecanismos permitirían resolver los casos críticos con mayor grado

de libertad, sin tener que brindar necesariamente una protección total

a los depositantes y acreedores.

Información financiera y transparencia. En el período previo al

desencadenamiento a la crisis, la información financiera era escasa y

de mala calidad. Los balances entregan muy pocos antecedentes

sobre los riesgos que estaban asumiendo los bancos. Las exigencias

de información se elevaron sustancialmente. También se

establecieron obligaciones para que la autoridad informara

periódicamente sobre la calidad crediticia y solvencia de los bancos.

Se suponía que ello promovería la disciplina de mercado,

especialmente por el comportamiento de los inversionistas de mayor

tamaño, incluidos los inversionistas institucionales.

Foco de la supervisión. Después de la crisis, la supervisión dejó

completamente su enfoque formal y contable y se reorientó hacia

aspectos sustantivos. En una primera fase, la atención se centró en la

evaluación de la cartera de créditos. Con el transcurso del tiempo, la

supervisión, sin descuidar los aspectos o materias que la crisis

mostró como críticos, ha adoptado un enfoque donde la calidad del

gobierno corporativo y de la gestión de los riesgos han pasado a ser

claves. Para estos efectos se ha introducido un sistema de

clasificación de la gestión que supone la revisión y evaluación de

todos los aspectos o materias que resultan relevantes en el

comportamiento de una institución bancaria. Esta evaluación

comprende, por cierto, la gestión de los riesgos de crédito, de

mercado y los de corte operacional.

Conclusión

La crisis fue superada y hoy es historia pasada. Actualmente, el sistema

Bancario se encuentra sobre bases completamente distintas. Aparece

fundamentalmente sano y sólido, a pesar de que ha sentido los efectos

producidos por el actual cuadro macro-financiero global. Está sometido a

una regulación prudencial y a una efectiva supervisión, que promueve 18

una gestión alineada con estándares y recomendaciones internacionales.

Es un sistema más y mejor integrado al resto del mundo, más eficiente y

competitivo, y más profundo que el de hace 25 años, sin perjuicio de que

enfrenta todavía múltiples desafíos y oportunidades para mejorar su

desempeño.

La crisis dejó importantes lecciones sobre el manejo de cuadros de crisis.

Entre ellas habría que mencionar: la necesidad de contar

permanentemente con información sobre la situación del sistema

financiero para facilitar la toma de decisiones; la necesidad de actuar con

energía y rapidez una vez que los problemas se tornan evidentes,

considerando que la postergación de las decisiones sólo incrementa los

costos; y la necesidad de una estrecha coordinación entre la autoridad

monetaria y los supervisores para aumentar la efectividad de las acciones

adoptadas.

El manejo de la crisis chilena, considerando su envergadura, ha recibido

en general una evaluación positiva de parte de los analistas. Sin embargo,

es perfectamente posible formular algunas observaciones críticas. Se

puede argumentar, por ejemplo, que las autoridades tomaron mucho

tiempo en reconocer la gravedad de la situación y en emprender acciones

a la altura de las circunstancias. Pero se debe reconocer que, una vez que

se contó con un diagnóstico completo, las autoridades reaccionaron con

relativa rapidez y energía.

Pero quizá la principal crítica que se puede formular al manejo de crisis

es que el programa de venta de cartera al Banco Central, que luego derivó

en la obligación subordinada, no constituía una solución efectiva para

todos bancos. Para algunas instituciones, incluidos las dos más grandes

del sistema, este programa era sólo una solución transitoria. Prueba de

ello es que, varios años después, fue necesario diseñar un nuevo esquema

de solución.

La crisis también dejó lecciones sobre la importancia de la regulación

preventiva y la supervisión eficaz para la estabilidad del sistema 19

financiero. Ello quedó, en lo fundamental, bien recogido en la reforma

que se efectuó tan pronto se completó la fase de rehabilitación. Por cierto

quedaron temas o desafíos pendientes, varios de los cuales fueron

abordados en reformas posteriores.

En los siguientes años, múltiples factores han contribuido al

fortalecimiento del sistema financiero hasta alcanzar la posición que

puede exhibir en la actualidad. Entre esos factores habría que mencionar:

la positiva evolución de la economía; la implementación de políticas

macroeconómicas conducentes a la estabilidad y el crecimiento; ciertos

desarrollos institucionales, como el otorgamiento de autonomía al Banco

Central y la introducción de criterios y reglas para una disciplina fiscal,

que contribuyeron a generar condiciones de confianza y credibilidad; el

desarrollo de un mercado de valores que provee financiamiento de

mediano y largo plazo; y la permanente preocupación de las autoridades

por mantener una marco de regulación y supervisión prudencial, más allá

de las modernizaciones o actualizaciones que éste puede requerir

Bibliografía

1. -Friedman, Jorge. Entrevista Personal. 05 Mayo 2009. Entrevista.

2. -Fazio, Hugo. Entrevista Personal. 13 Mayo 2009. Entrevista

3. -"Crisis Económica 1982." INACAP Sede Santiago Centro. INACAP.

4. Banco Central de Chile. Legislación Económica Chilena. 1982.

5. -Apuntes sobre la fiscalización bancaria en Chile, Superintendencia de bancos e instituciones Financieras.

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