Crisis Humana

SABEMOS DÓNDE ESTÁ LA VERDADERA CRISIS?

Buscamos culpables, señalamos a otros sin estar antes informados de lo que viven, nos dejamos llevar por los prejuicios, traemos a este mundo a seres indefensos que ni siquiera somos capaces de formar. Vivimos en continuo conflicto con las demás personas, señalando al otro sin antes ver los errores que nosotros cometemos a diario. Invadidos por la tecnología, nos estamos dejando apoderar y controlar de esta, desperdiciando el valioso tiempo en actividades poco productivas, perdiendo la capacidad de expresarnos y de valernos por nosotros mismos.

La humanidad está pasando por una etapa de cambios, dificultades y trastornos, que la llevan a deteriorarse cada día más. Estamos en un mundo lleno de injusticia, corrupción e intolerancia, causados por la falta de educación, principalmente, la que viene desde el seno de una familia.

Dejando a un lado los principios inculcados en el hogar, hemos permitido que la ambición de poder, la codicia, rabia, rebeldía y holgazanería se apropien de nosotros, convirtiéndonos así, en seres vacíos preocupados sólo por nuestro bienestar sin medir las consecuencias de los actos y los efectos que pueden traer estos sobre los demás.

A nivel mundial se están implementando nuevas tecnologías que poco a poco van acabando con la mano de obra del hombre, pues existen máquinas capaces de hacer en cinco minutos lo que un hombre tarda horas en realizar. Además, las personas se están dejando llevar por la sociedad de consumo, que impone nuevas tendencias y estereotipos, como tener el último celular o el pantalón más fino, prefiriendo esto a tener servicios públicos en casa y una alimentación adecuada, sólo por caber en un grupo social y no exponerse a juicios.

Aspectos políticos y económicos se ven muy ligados a esta problemática, lo podemos ver en los países subdesarrollados como Colombia, un país con una gran riqueza en recursos naturales pero con graves defectos en sus estructuras políticas, económicas y sociales, que impiden el gran provecho de estos y que por el contrario, le abren paso a grandes potencias para que exploten lo que nosotros no hemos sabido administrar.

La globalización ha creado una brecha enorme entre ricos y pobres, algo que se ha podido evidenciar durante la historia de la humanidad. Por un lado, los ricos se destruyen entre sí, llenos de codicia y poder, mientras en la otra cara de la moneda los pobres se matan y se ultrajan a sí mismos por un mísero pan para alimentar a familias enteras que mueren de hambre y a su vez, su forma de vida va transformándose: Pensiones más extensas, más tiempo de trabajo y menos salario, menos educación y más mentes ignorantes para controlar.

Por otra parte, el gobierno ha habituado a la población a ser facilista, a vivir de la misericordia de otros, acostumbrándolos a recibir subsidios, empleos temporales y alimentos (esto en su mayoría, en tiempo de campañas electorales) dejando a un lado alternativas más favorables: Generalización y estabilidad de empleos.

Pero, ¿por qué sucede esto? Porque no nos hemos podido despegar de esa mentalidad arcaica de que todo lo malo que ocurre es por la culpa de otras personas, mencionando principalmente al gobierno. Todo empieza por la mentalidad y la fuerza de voluntad. Si hubiera más posibilidad de educación y de conseguir un buen empleo, más disciplina, más respeto por el prójimo, más trabajo en equipo y un control regular del vandalismo y narcotráfico evitando a toda costa la corrupción, el progreso del país sería extraordinario; pero para ello cada ciudadano debe aportar su grano de arena, debe demostrar compromiso e interés por el avance de la nación. Nuestro país sería distinto si dejáramos de culpar a los demás y comenzáramos por hacer parte de un mejor mañana.

Por todos estos prejuicios, se ha perdido la ética y la moral de la humanidad, cada día las mentes son más vacías, las personas han dejado de valorar la vida y en estos casos, no hay ninguna estimación política y económica que valga, porque si no hay respeto, valor e interés por la vida, todo será en vano. Si somos parte del problema, ojalá que seamos también de la solución.

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