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Crónica de una violación


Enviado por   •  18 de Mayo de 2017  •  Reseñas  •  582 Palabras (3 Páginas)  •  110 Visitas

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PERIODISMO II

TRABAJO

CRÓNICA

NOMBRE

Fabricio Chicaiza

CURSO

5º B

FECHA

2017-05-17

PARTES DEL TEXTO PERIODÍSTICO: CRÓNICA.

ANTETÍTULO

Crónica de una violación

TÍTULO

Su juego favorito eran las escondidas

SUMARIO

Una de las formas más violentas de lastimar a un niño: abusar de él.  

CUERPO DEL TEXTO

La casa abandonada, la hierba que me llegaba hasta las rodillas, el árbol de capulí, el croar de las ranas y, sobretodo, el olor a uvillas. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Cada detalle quedó grabado en mi mente con una precisión tal que, aún ahora, resuenan en mi cabeza las palabras que me decía:

- Vamos a jugar a las escondidas. Yo cuento hasta veinte y tú tienes que esconderte atrás de la casa antes de que alguien te vea.

Cuando tenía cinco años me gustaba pasar con él. Jugábamos fútbol, canicas, trompos, o cualquier cosa que se le ocurriera. Yo le decía Lilo, no recuerdo cuál era su nombre. Él tenía el pelo crespo, la piel morena, los dientes muy blancos; era delgado y bastante alto. Lo recuerdo así, porque siempre sonreía cuando me abrazaba para levantarme con sus brazos.

Yo era muy feliz cuando él venía a jugar conmigo porque le gustaba hacer las mismas cosas que a mí. No podía concebir una tarde de juegos sin que Lilo no estuviera presente. Cuando jugábamos a las escondidas solía quitarse el pantalón y decirme:

- Primero yo me pondré atrás de ti para que no tengas frío. Luego tú te pones atrás para calentarnos juntos.

Nunca encontraron nuestro escondite. Nos tapaban los matorrales, el pequeño monte que había en el terreno, las plantas de uvilla y el gran árbol de capulí. Era el lugar perfecto. Pasábamos horas jugando a las escondidas, hasta que un día dejé de verlo.

Su ausencia, o quizás la necesidad de recibir una explicación me transformaron por completo. A veces sentía mucha tristeza y lloraba sin saber por qué. Cuando entré a la escuela tuve una serie de conflictos porque me volví agresivo y golpeaba a todo aquel que se atrevía a molestarme. Sin embargo, en mi paso por el colegio la situación fue diferente: la agresividad se desvaneció y, automáticamente surgió la depresión. Como me decía Vanessa Cevallos, licenciada en publicidad:

- Cuando una persona es abusada sexualmente se rompe la manera en cómo siente su cuerpo; es algo que no puede controlar porque se afectó la relación consigo misma y con quienes le rodean. Se producen depresiones, ansiedad y una tensión emocional que trae consigo confusión en cuánto a no saber quién es y quién puede ser de confianza.

Es verdad. Aquellos que son víctimas de abuso viven estados depresivos constantes. Aún ahora es complicado para mí comprender la magnitud de lo que ocurrió cuando tenía cinco años.

-¿Cree que es posible que una persona pueda volver a ser quien fue, después de un abuso?- Le pregunté a Lissete Campaña, pastora de la iglesia a la que asisto.

- No quien fue, pero sí quien debe ser.

- ¿A qué se refiere?

- No puede volver pero puede retomar su vida, aprender a enfocarse nuevamente en sus sueños y reformar su personalidad, es decir, dejar todas las acciones que lo detienen. Creo que sin Dios es imposible.

CONCLUSIÓN

En el Ecuador, 17% de niños/as y adolescentes han sufrido abuso sexual (MIES). Las cifras son alarmantes, pero estoy seguro de que es posible luchar contra la depresión y el resto de peculiaridades que surgen a raíz de un abuso sexual.  Yo mismo he experimentado lo difícil que resulta salir adelante, pero también soy testigo de que no es imposible.  

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