¿Cómo afecta la corrupción en el desarrollo de la Ciudad de México?

Sandra Pérez Pasten Ponce

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco

Año de nacimiento: 1996

¿Cómo afecta la corrupción en el desarrollo de la Ciudad de México?

Corromper es definido por la Real Academia Española como el acto de “echar a perder, depravar, dañar o pudrir algo”.

Lamentablemente la Ciudad de México y el país viven la corrupción en todos sus órdenes de gobierno, en todos sus rincones. Se vive la corrupción en todos los rincones que abarca la Ciudad, desde las escuelas cuando un niño copia en el examen, en las calles con las mordidas a los policías para evitar una multa, los asaltos, secuestros y asesinatos que suceden en nuestras calles y hasta los gobernantes cuando roban a diestra y siniestra del presupuesto público que tienen para ejercer en cada una de las delegaciones.

Se ha corrompido nuestro sistema, nuestras familias, nuestras escuelas y nuestros gobiernos.

La Ciudad de México en 2016 presentó 165 mil denuncias de las cuales, resultando que el robo a transeúnte es el más común seguido por el robo a negocio sin violencia. ¿Cómo podemos desarrollarnos correctamente si ni siquiera podemos salir a la calle sin miedo a ser despojados de nuestras pertenencias? ¿Cómo podemos tener un negocio sin tener miedo a que roben todo lo que hemos trabajado?

Y el verdadero problema de la corrupción es que como sociedad nos hemos ido acostumbrado a vivir con ella dentro de todas nuestras instituciones de gobierno, reconociéndola incluso como un mal necesario.

La corrupción es un veneno para la democracia, para el gobierno y para el desarrollo económico. La corrupción en nuestras instituciones pone fuera del alcance de muchas personas los servicios públicos y hace cada vez más grande la brecha entre las personas que tienen más y los que carecen todo.

Al desviar los escasos recursos que existen para fomentar el desarrollo y hace más difícil financiar servicios como la alimentación, salud y educación. Es entonces un obstáculo importante para el desarrollo político, económico y social de la Ciudad.

De igual forma la corrupción refuerza y perpetua las desigualdades que existen. La falta de acceso a la justicia, ya que la justicia es de quien la puede pagar, las extorsiones, la trata de personas y prostitución son delitos ejercidos principalmente en los grupos sociales con un ingreso muy bajo o un ingreso casi nulo.

La corrupción, se ha comprobado que tiene un impacto gravemente perjudicial sobre las personas que viven en la pobreza. La corrupción no sólo afecta al desarrollo económico y desalienta la inversión extranjera en un país, sino que además la corrupción reduce el ingreso neto de aquéllos que viven en la pobreza, distorsiona las políticas, programas y estrategias dirigidas trazados para satisfacer sus necesidades básicas y desvía los recursos públicos para inversiones en infraestructura, que son elementos de importancia crucial para lograr reducir la pobreza en un país.

La pobreza genera más delincuencia, que a su vez genera más corrupción. ¿Qué sucede con una familia que no puede acceder a un programa social pero tampoco puede acceder a un trabajo bien pagado? La vía más fácil y sin violencia es pedir dinero en camiones o vender productos ilegalmente, sin embargo, al muchas veces ser más complejo y tardado el poder generar ingresos a través de esas ventas es mucho más fácil para las personas cometer algún acto ilícito como subirse a los camiones o microbuses a robar, asaltar a los automovilistas y peatones.

No sólo la población civil y los gobiernos son víctimas de corrupción, nos encontramos con el grave panorama de que también las empresas son víctima de la corrupción y se ven gravemente afectadas cuando la seguridad pública no es certera.

Nuestra economía y nuestro desarrollo como Ciudad y país, se ven detenidas por el constante ciclo que existe de corrupción-inseguridad.

La criminalidad se vale de la corrupción para lograr el apoyo de las autoridades para continuar con sus actividades delictivas, lo que deteriora la seguridad ciudadana y la gobernabilidad democrática. Los actores involucrados, como son los policías, en los programas de seguridad ciudadana son particularmente susceptibles a la corrupción por los bajos sueldos, débiles controles y en general la debilidad institucional de la Ciudad.

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