¿Debe la OTAN intervenir en Venezuela
AHSLEnsayo28 de Mayo de 2018
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"Con el fin de lograr paz en Venezuela, ¿Debe intervenir la OTAN en ese país por cualquier medio necesario?"
Jahzeel Ricardo Cordero Cordero
Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología
Notas del autor
Jahzeel Ricardo Cordero Cordero, Facultades de Ciencias Empresariales y Humanidades, Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología
La correspondencia relacionada al presente ensayo debe ser dirigida a Jahzeel Ricardo Cordero Cordero, Facultades de Ciencias Empresariales y Humanidades, Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología
Contacto: jcorderoc319@ulacit.ed.cr
"Con el fin de lograr paz en Venezuela, ¿Debe intervenir la OTAN en ese país por cualquier medio necesario?"
Los medios de información masiva clarifican los resultados que han surgido para el régimen democrático de la nación de Venezuela el ascenso al poder del señor Nicolás Maduro Moros, por consecuencia del deceso del ex presidente Hugo Rafael Chaves Frías (gobernante venezolano desde el 02 de febrero del año 1999 hasta su fallecimiento el 05 de marzo de año 2013). Es sumamente evidente el impactante retroceso generalizado que se observa en este país, muy semejante al que se instaura en naciones regidas bajo formas de gobierno dictatoriales; donde el pluralismo democrático se ha sustituido por el abuso de autoridad, ejemplificado en las elecciones populares y en el aumento de la represión para aquellos ciudadanos que se oponen al régimen. A lo largo del presente escrito se expondrán argumentos a favor y en contra respecto a si debe ser viable la intervención por cualquier medio necesario de la OTAN en aras de lograr paz en Venezuela; en este apartado desde el enfoque a favor se ergotizará principalmente en función a que la OTAN debe intervenir con la finalidad de lograr respeto de los derechos humanos de la ciudadanía venezolana, además para el respeto de la soberanía democrática original del país, en la nulidad de la persecución política de opositores al gobierno actual y solamente bajo la solicitud expresa de instituciones como la OEA y la ONU. Bajo otro enfoque, se argumentará en contra en función al respeto a la aparente soberanía del pueblo que votó a favor de la Constituyente, en vista de evitar situaciones bélicas más serias a lo interno del país, y bajo el argumento chavista de que Estados Unidos pretende implantar su ideología Monroe en esta nación. Finalmente, se evaluarán los hechos, se mostrarán conclusiones y se expondrán posibilidades claras respecto a cómo puede llegar a accionar los gobiernos de la comunidad internacional para así lograr cambios representativos en la dinámica actual de este país.
En primera instancia, se expresa que la OTAN debe intervenir bajo cualquier medio en función a la búsqueda del respeto de los derechos humanos de la ciudadanía venezolana. El escritor y pensador crítico Ricardo García Damborenea (2012) en su texto “El uso de la razón. El arte de Razonar, Persuadir y Refutar” hace alusión a los homenajes a Perogrullo, los cuáles se direccionan a efectuar intento de articular elementos que en general el mundo conoce, y es que en función a esto, es del conocimiento generalizado que en Venezuela los ciudadanos no cuentan con posibilidad de acceder a la dignificación alimenticia, el abastecimiento de medicinas, y literalmente el gobierno actual está atropellando las libertades jurídicas de opositores y personas no partidarias (Human Rights Watch, 2016). La Organización de las Naciones Unidas establece un amparo conceptual al estipular que un derecho humano hace alusión a toda aquella libertad, reivindicación o facultad propia de carácter inalienable de cada individuo por el hecho de pertener a la especie humana; destacando entre ellos temas de libertad, opinión, expresión, vida, acceso educacional y trabajo. En función a lo anterior, estamos frente a un hecho conocido y claramente denunciado en los últimos cuatro o cinco años respecto al irrespeto pronunciado de muchos de los derechos humanos de la ciudadanía que reside en Venezuela. En relación con esto, y debido a la ideología del gobierno de Nicolás Maduro, vislumbra la posibilidad moralmente aceptada de una intervención de la OTAN como medio para lograr la paz en esta nación urgida de “vientos de cambio”.
Desde otro aspecto, OTAN debe involucrarse en el conflicto venezolano bajo cualquier medio con el objetivo de colaborar en el respeto a la soberanía democrática original de Venezuela. En días anteriores del mes de julio e inicio de agosto del presente año 2017, se llevaron a cabo elecciones en Venezuela con el objetivo de conformar un parlamento de 545 diputados encargados de instaurar una nueva constitución en Venezuela, para sustituir la de 1999 presedida por el ex presidente Chavés (El País, 2017). Sin embargo en el análisis de los hechos, Hugo Chaves cuando promulgó la Asamblea Nacional Constituyente del año 99, la impulsó a través de lograr refundar el Estado y mantener pactos sociales que lograsen eclosionar en una nueva forma de gobierno, estableciendo así lo que se podría decir en el papel: “una democracia participativa y protagónica”. Y es que con la nueva ANC que se estableció desde el seno gubernamental, Nicolás Maduro muestra un accionar antigubernamental, principalmente basado en violencia que sacude el país, robando la paz de los habitantes. Aunado a lo anterior y la no participación de la oposición en el proceso debido al alegato de fraude, conducen a la objetividad de que el fin intrínseco de Maduro es lograr arrasar con los poderes públicos no afectos al gobierno; de tal manera, una intervención de la OTAN en la búsqueda del respeto soberano original y democrático de esta nación, puede representar una alternativa moralmente correcta.
Por otro lado, la intervención bajo cualquier medio de OTAN representa una opción viable ante la persecución política que el Gobierno de Nicolás Maduro ha efectuado contra los líderes de la oposición. El New York Times (2017) informa:
“(…) El gobierno venezolano ha iniciado una serie de acciones judiciales contra miembros de las organizaciones políticas opositoras y los grupos disidentes del país. El miércoles, oficiales del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) arrestaron al diputado Gilber Caro, miembro del partido Voluntad Popular cuyo líder, Leopoldo López, también se encuentra detenido desde el 18 de febrero de 2014, así como varios miembros de ese movimiento político.”
Y es que en Venezuela el concepto de “prisioneros políticos” ha emergido a raíz de las acciones desesperadas del gobierno actual para amedrentar y continuar en un proceso paulatino de degeneración institucional. Grupos defensores de derechos humanos han desprestigiado esta forma de accionar del gobierno de Nicolás Maduro e inclusive el Seno Papal en el Vaticano ha intervenido en la solicitud de la liberación por parte del gobierno de opositores políticos. Los hechos evidencian situaciones donde sin intención de generar presunción jurídica el accionar gubernamental se ha enfocado en buscar la violentación de libertades democráticas de expresión y oposición, lo cual genera un deterioramiento del pluralismo democrático del país. Concluyentemente a lo anteriormente mencionado, una intervención de OTAN representaría un medio para buscar paridad política en esta zona y evitar así que el gobierno en turno continúe actuando tan despotamente.
Aunado a lo explicado hasta este momento, se expresa tácitamente que la OTAN debería involucrarse en la situación venezolana bajo cualquier medio solamente si entes como la Organización de Estados Americanos o la Organización de las Naciones Unidas solicitan dicha disposición. Para comprender el postulado, es necesario recabar que, con la firma del Tratado del Atlántico Norte, el 4 de abril de 1949, en Washington se crea esta alianza militar con el fin básico de promover los valores democráticos y permitir a los miembros (actualmente son veintinueve, de los cuáles solo Estados Unidos y Canadá pertenecen a América) consultar y cooperar en tópicos de defensa y seguridad para la resolución de problemas, la construcción de confianza y la prevención de conflictos. A raíz de esto, el artículo 5 de dicho Tratado establece que, si los esfuerzos diplomáticos fracasan en situaciones que involucren países dentro del organismo, la OTAN tiene el poder militar para emprender operaciones de gestión de crisis; a raíz de esta situación jurídicamente limítrofe, tras la disolución del Pacto de Varsovia, en el año 1991 el presidente Bush propone “Dotar a la OTAN de capacidad para realizar acciones fuera de la zona asignada en el protocolo inicial, lo que más tarde se denominaría "misiones fuera del artículo 5" (Meyer, 1999). De tal forma, entendiendo a Venezuela como un país no miembro de este organismo, no sería cien por ciento bien visto la intervención de OTAN en la crisis venezolano sin que exista un llamado de apoyo internacional por instituciones como la OEA u ONU; debido a que el Tratado del Atlántico Norte salvaguarda el papel del Consejo de Seguridad de la ONU en la solución de los conflictos.
Desde el enfoque en contra de la intervención de este organismo, como primer punto se expone que la OTAN no debería de intervenir en la situación en Venezuela en función al respeto de la soberanía del pueblo que ha votado a favor de la instauración de la nueva Asamblea Nacional Constituyente. En términos generales, así como la oposición alega fraude, el gobierno de Nicolás Maduro argumenta la legitimidad de las elecciones de la nueva ANC, donde informa que un aproximado de ocho millones de venezolanos le dieron el sí a este nuevo parlamento. El portugués Boaventura de Souza Santos (considerado uno de los más respetados pensadores de izquierda en Europa), expresa considerar que si existió legitimidad por parte de la instauración de la ANC a raíz de considerar que el gane obtenido por la oposición en las elecciones del 2015 se debió a situaciones de crisis y descontento por el accionar específico de algunas situaciones del régimen bolivariano; no obstante alega que el pueblo de Venezuela tiene el deseo de continuar con el proyecto de inclusión social y dar poder a las comunas (aunque si considera que Maduro no es ni cerca el líder que fue Hugo Chaves) (Wallace, 2017). Aunado a esto, defensores del chavismo expresan que considerar que la nueva Asamblea Constituyente no es plenamente democrática representaría un hecho de hipocresía; en función al bloqueo que la Asamblea Nacional le estuvo efectuando a Nicolás Maduro desde al año 2015. A raíz de lo anterior, los opositores de la intervención de la OTAN en Venezuela argumentan que este organismo no debe inmiscuirse en situaciones ajenas a su amparo jurídico.
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