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Dialogos La Habana Cuba


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2013  •  862 Palabras (4 Páginas)  •  364 Visitas

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LOS COLOMBIANOS Y LOS DIÁLOGOS DE LA HABANA

.En La Habana se comienza a observar que las conversaciones sí pueden resultar en acuerdos, pese a esos sucesos que a la mayoría de colombianos nos estaban llevando a la total incredulidad, sin embargo esta semana nos muestra que sí hay un camino para terminar con un conflicto de más de 60 años.

En presencia de un hecho histórico de posibilidad de la terminación del alzamiento armado contra el Estado y de movimiento hacia el ejercicio de la política por parte de las fuerzas insurgentes, en este caso, en cabeza de las FARC-EP. En ese sentido, de la agenda celebrada para iniciar los diálogos adquiere toda relevancia, pues no se trata solamente del logro de unos acuerdos para ponerle fin a la confrontación armada en lo respectivo a definiciones políticas de los diferentes puntos de la agenda, sino ante todo de la legalización e ejecución de esos acuerdos, para llegar a un acuerdo final, no es suficiente la manifestación de voluntad por parte del Estado –representado en este caso por el gobierno de Santos- de dar cumplimiento a lo pactado.

La mayoría de nuestros colombianos no están dispuestos que por ejemplo que las Farc intervengan en la vida política del país. No, la mayor parte de los colombianos votarían desfavorablemente el referendo por la paz.

Los colombianos de hoy no les dan ninguna alternativa a la guerrilla porque las ven como un grupo terrorista que se ha dedicado al cultivo del narcotráfico y otras actividades ilegales, y como tal, carecen de cualquier formación para ocupar una curul en el congreso y menos aún creen que podrían llegar a gobernar desde una alcaldía o una gobernación. Eso es lo que piensan los colombianos hoy en día, y tienen mucho de razón.

Sin embargo, al escuchar en los relatos de colombianos de las regiones en las que el paramilitarismo ha sido más sanguinario y decisivo, se expresaba que la paz tiene un precio, y no puede haber un precio mayor para la sociedad colombiana que el de soportar miles de muertos que nos ha dejado el conflicto en los últimos años, y se piensa que tiene razón. La paz tiene un precio, y si por ahora, como se acordó en la Habana, se le dan unas curules en el congreso a la guerrilla en las regiones más golpeadas por el conflicto, ese es un buen principio. De llegar a realizar ese acuerdo.

A estas alturas de los diálogos de paz en los que vemos unos nacientes principios de acuerdo, frente a una percepción de los colombianos que muy probablemente votarían por el no, surgen varias inquietudes. No es fácil que en la marcha de los próximos años vuelva a presentarse una oportunidad de contacto del Estado con las FARC tan probable en resultados, como ahora. Algo peor, no imagino que los diálogos sigan por la vía de los acuerdos sobre temas fundamentales del conflicto, como por ejemplo en el tema

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