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ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA

2219eDocumentos de Investigación31 de Marzo de 2020

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 ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA

YUDIAN CASTILLO PRINTE

ERIKA MARÍA VILLEGAS

FARI FERNANDO ZÚÑIGA AMÚ

DIRIGIDO AL PROFESOR EDWARD ENRIQUE ESCOBAR QUIÑONEZ

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA SECCIONAL CALI

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS ADMINISTRATIVAS Y CONTABLES

CONTADURÍA PÚBLICA

SANTIAGO DE CALI

14 DE MAYO DE 2018

Economía social y solidaria

¿Podrá ser la economía social y solidaria un modelo a seguir para superar las condiciones de desigualdad que hay en Colombia?

¿Con la pérdida de poder adquisitivo de la clase media, y poca calidad de vida de los sectores más pobres, las Cooperativas son una alternativa de solución al problema de la pobreza en el país?

¿Ante la desatención por parte de las propiedades estatales, las organizaciones sin ánimo de lucro deberían ser el modelo principal de Economía?

¿Desde qué perspectiva los diferentes sectores económicos observan al ser humano?

OBJETIVO GENERAL

Identificar cuáles son los mecanismos de inclusión que tiene la Economía social y solidaria, y su campo de acción frente a la población en situación de vulnerabilidad.

Objetivos Específicos:

  • describir un análisis sobre el sistema socioeconómico, y sus actividades de bienes y/o servicios.

  • Presentar información que permita implantar modelos.

Justificación

Esta investigación tiene como propósito establecer la realidad por como la economía social y solidaria en Colombia debe ser tomada a manera de modelo a seguir, ya que por medio de ella se logra incluir un gran porcentaje de la sociedad, la cual se encuentra en situación vulnerable debido a la falta de organización, equidad y distribución de los recursos del país.

ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA

El concepto de Economía social y solidaria, ha comenzado a extenderse en los años recientes como consecuencia de la ineficiente distribución de los recursos que se generan en el país, la ineficaz labor que han desarrollado las diferentes entidades estatales encargadas de administrar estas economías, trae consigo conflictos sociales productos de la desigualdad, la pobreza, la carencia de oportunidades para las diferentes acciones productivas, es un fenómeno que no solo afecta a Colombia, sino a diferentes países cuyo proceso de industrialización es tardío.

En este artículo presentaremos información que permita esclarecer la forma en la que actúa este tipo de economía, vinculada con otros modelos de organización y producción económica, también veremos sus contribuciones con el medio ambiente de acuerdo a las diferentes actividades que se realizan para su desarrollo sustentable.

¿Qué es la economía social y solidaria?

Para comprender el concepto de economía social y solidaria, es válido distinguirla   como aquella forma de economía que no participa de la economía basada en la propiedad privada orientada al lucro por medio de la maximización de beneficios y la minimización de costos, y que ni tampoco pertenece al sector público o gubernamental, sino que responde a una modalidad cuya propiedad y control reside en la sociedad civil, por lo que con frecuencia se le denomina economía del “tercer sector” (Lara y Maldonado, 2014).

Es importante resaltar en este punto que las actividades económicas desarrolladas tienen un ritmo constante para la producción distribución de bienes y servicios, que conllevan a unos beneficios para la continuación de sus actividades, diferenciándola de otros tipos de organizaciones encaminadas a la caridad. La economía social genera riqueza, produce valor económico.

En consecuencia hay que tenerla en cuenta como una economía dirigida a la satisfacción de necesidades sociales, precisamente aquellas que surgen ante la desatención de las entidades estatales. Es ahí ante la desatención  del Estado que la economía social y solidaria concentra su esfuerzo e interés por resolver las falencias que las evidenciamos en la pobreza, hambre, falta de educación, contaminación, falta de atención médica, respeto por el medio ambiente, los animales, etc. Dicho de otra manera la economía social y solidaria halla su campo de acción en el retraso económico.

Esta forma de economía se manifiesta en organizaciones productivas, comerciales o de consumo, por lo que da lugar a cooperativas, mutuales, fondos de crédito rotativo, redes de trueque, ferias populares y otras modalidades de organización empresarial basadas en el compromiso con la sociedad, mismas que han sido conceptualizadas por uno de los más profusos divulgadores de esta forma de emprendimiento, Yunus (2011), en dos grandes tipos: I) empresas sin pérdidas ni dividendos dedicadas a resolver un problema social, cuyos propietarios reinvierten todos los beneficios en extender y mejorar el negocio; y II) empresas con fines lucrativos propiedad de personas pobres para aliviar su propia pobreza (2011, p. 29-30). En torno a esta conceptualización se derivan algunas consideraciones.

Primeramente, hay que tener definida la frontera entre los tipos de organización que buscan enfrentar problemas sociales; se comprende en acuerdo con el mismo Yunus que se trata de hacer frente a déficits económicos, políticos y medioambientales que agravan a la humanidad como el hambre, la falta de hogar, la enfermedad, la contaminación y la ignorancia (2011, p. 9). Es necesario subrayar que la empresa social no se incorpora en el campo de las fundaciones y otras organizaciones de asistencia social, que realizan acciones muy loables, sin ánimo de lucro, para enfrentar tales desdichas. La empresa social tipo I requiere desarrollar actividades económicas (productivas, comerciales, financieras) para poder generar el excedente económico necesario que se reinvierta y permita al menos, una reproducción simple del capital inicial.

En suma, a diferencia del voluntariado o las actividades caritativas, el emprendimiento social es un ejercicio autónomo, regular, dirigido hacia el beneficio económico elemental para poder permanecer en funciones y compensar deficiencias del mercado creadas por las empresas orientadas al lucro, así como satisfacer necesidades desatendidas por las empresas de propiedad estatal.

La noción de empresa social tipo II, según Yunus, da lugar a mayor ambigüedad en virtud de que su connotación social reside en la búsqueda de solución a la propia pobreza de los propietarios; desde esta concepción, puede considerarse emprendimiento social a la micro o pequeña organización de propiedad y control familiar, formalmente establecida, que para paliar su pobreza o mejorar su situación económica merma la calidad de los bienes y servicios en aras de abatir costos o genera empleo precario; más aún, en esa conceptualización cabe el autoempleo generado en la economía sombra o informal con toda su impronta de actividades adversas a la sociedad (contaminación y riesgos sanitarios, piratería, sustancias ilegales, etc.). Además de que no se integra la diferenciación entre el emprendimiento de atracción y el de arrastre (Lederman, Messina, Pienknagura y Rigolini, 2014).

La economía social y solidaria frente a otros modelos emergentes

En torno a la economía social y solidaria y sus formas de emprendimiento, surgen con frecuencia confusiones que se alientan en la búsqueda por aliviar el malestar económico. Es así que se imbrican con esta modalidad, la economía colaborativa (share economy, peer to peer economy), el financiamiento colectivo (crowdfunding), la economía circular (circular economy) y la economía del bien común (Gemeinwohl-Ökonomie), por señalar algunos de los más destacados.

La economía colaborativa, más que la colaboración promueve la compartición de bienes y servicios entre particulares (peer to peer) en lugar de la adquisición o renta directa de los mismos a una organización lucrativa. Fundamentalmente, es un modelo que se vale de los recursos tecnológicos. Los ejemplos más notorios de este modelo de economía son aplicaciones como Airbnb, Uber o Cabify; estas no son empresas en su sentido tradicional, sino plataformas que, por medio del internet, conectan a particulares oferentes con particulares demandantes, a cambio de una comisión. En términos económicos, la economía colaborativa fundamenta su éxito en que reduce los costos de transacción, en tanto que la transacción es entre particulares, y contribuye a “democratizar” el capital, pues muchas más personas fungen como emprendedores, propietarios o capitalistas, al obtener una renta o ingreso de sus activos.

Por su parte, el crowfunding, fondeo colectivo, micro financiamiento masivo, o micro mecenazgo, llama a la cooperación colectiva con determinados proyectos que captan la atención de un público interesado en financiarlos con pequeñas cantidades a cambio de alguna participación o recompensa social. Surge como una red a la que voluntariamente se integran los que buscan el crédito y los interesados en financiar proyectos vinculados con determinadas causas sociales, sean artísticas, ambientalistas, o educativas, etc. Si no se cumplen las metas de recaudación, los aportantes reciben de vuelta su dinero, lo que da incentivos a la promoción del proyecto de su interés.

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