Economia Social Solidaria
juanck157 de Mayo de 2013
4.760 Palabras (20 Páginas)397 Visitas
LA ECONOMÍA SOCIAL SOLIDARIA.
De los seis (6) millardos de seres que habitamos nuestro planeta, el 50% viven con menos de 2$ al día y 1.300 millones lo hacen con menos de 1$ diario. Esta situación ha tenido en las ultimas decadas (80,90); un incremento violento según datos aportados por la Confederación Mundial del Trabajo. (CMT)
Marcos De Castro Sanz, Presidente de la Confederación Empresarial Española de la economía social (CEPES), afirma que 4.400 millones de habitantes de los países subdesarrollados no tienen acceso al saneamiento, un tercio carece de agua potable, un cuarto no posee vivienda adecuada, una quinta parte de los niños en edad escolar (Primaria) no asisten a la escuela.
En el otro extremo se encuentran las 225 personas más ricas del mundo. Su riqueza combinada es superior al billón de dólares, equivalente al ingreso del 47% de la población mundial mas pobre (2.500 millones de personas). 10 grandes transnacionales en 1994 obtuvieron beneficios por 34.800 millones de $.
La comisión Económica para la América latina (CEPAL), en su informe del año 2.000, “Equidad, Desarrollo y Ciudadanía” señala que: “...el número de pobres se mantuvo ligeramente por encima de los 200 millones de personas hasta 1.997 y aumento a 224 millones al año 2000”. Un crecimiento relativo del 12% en apenas tres (3) años. Antonio Aranibar, Director General de la Comunidad Andina de Naciones (CAN); informa que en la comunidad andina cinco (5) de cada diez (10) trabajadores no pueden conseguir empleo a tiempo completo o están desempeñando un trabajo para el cual no están calificados, mientras el subempleo alcanza al 50% de la fuerza laboral.
Datos estos lo suficientemente estrepitosos para demostrar el rotundo fracaso del modelo neoliberal en relación con las necesidades fundamentales y el bienestar común de la humanidad; fin ultimo de cualquier modelo económico sustitutivo, justo, equitativo y en definitiva social.
Esta realidad obedece al hecho cierto y concreto, científicamente demostrado que el carácter del capitalismo reside en la competencia, la ganancia, la plusvalía. El capitalismo, como modo de producción y sistema de relaciones sociales y económicas entre los seres humanos, se caracteriza por su necesidad de expansión y extensión a todos los rincones del planeta y de la sociedad mundial.
En el capitalismo y su fase imperial denominada neoliberalismo, la producción no se desarrolla para satisfacer las necesidades humanas, ni siquiera las de los propios capitalistas, sino para aumentar las ganancias que le permitan a estos sobrevivir en la competencia nacional e internacional con otros capitalistas.
En la economía capitalista la producción depende en gran medida de la extensión y de la capacidad de compra del mercado, de allí la urgencia de los capitalistas por no dejar ningún espacio sin su presencia, por estar en todos los confines del planeta. Como consecuencia de la competencia feroz entre todos los capitalistas, el control absoluto del proceso productivo por parte del capital, es decir; la explotación despiada y perversa de los trabajadores, se convierte en condición sine qua non para la supervivencia de cada empresa y cada capitalista individual.
Este control del proceso de producción por parte de la burguesía se expresa de varias maneras, a saber:
1. Intensificación del trabajo
2. La jornada diaria de trabajo se prolonga o acorta; según la situación del mercado.
3. Dependiendo también del mercado, en ocasiones se contrata mas personal y en otras se despide; produciendo desempleo.
4. Se reduce el salario y se recortan los beneficios socioeconómicos de los trabajadores.
En síntesis, el empresario utiliza todos los métodos posibles para maximizar sus ganancias. Ahora bien, por el contrario partimos de la idea que la economía social no constituye en sí un modelo económico acabado que pueda ser encerrado dentro de lo que tradicionalmente ha sido definido como economías solidarias o sociales, ni reducido solamente a sus formas institucionales mas conocidas: cooperativas, microempresas, empresas mutuales, fundaciones, asociaciones civiles etc.
La economía social es, en primer lugar, y dentro del contexto socio-económico específico de naciones periféricas a los centros mundiales de capital como la nuestra; aquella economía que se desarrolla precisamente sobre los márgenes de los grandes nudos de acumulación de capital.
Se trata, entonces; de prácticas sociales reales de producción, distribución y consumo de bienes y servicios que configuran en estos momentos todo un universo productivo particular. Empieza por las laberínticas formas de la economía de subsistencia hasta alcanzar los lugares de asociación y solidaridad entre individuos desde los cuales se emprenden iniciativas multifacéticos de producción cognitiva, de bienes materiales, de servicios sociales, de producción simbólica y comunicacional, que decantan por lo general, en la formación de amplios potenciales socio-económicos.
Sin embargo, cabe destacar que desde el seno de dichas prácticas sociales, siendo ellas mismas prácticas de resistencia con larga data de experiencia y reflexión, se ha venido levantando un perfil ideológico-político de las mismas que constituyen un lugar síntesis de su propia utopía. Síntesis que, por supuesto, sigue abierta al debate de acuerdo a las nuevas experiencias asociativas en desarrollo y los horizontes que se abren dentro del mundo económico de hoy. Por nuestro lado, ese lugar síntesis de definición lo resumiremos en los siguientes siete elementos:
1. La economía social es una economía alternativa.
2. Donde privan las prácticas democráticas y autogestionarias.
3. Motorizada por las formas de trabajo asociado y no asalariado.
4. Donde la propiedad sobre los medios de producción es colectiva.
5. Centrada en el reparto igualitario del excedente.
6. Solidaria con el entorno social en que se desarrolla.
7. Y aferrada a su propia autonomía frente a los centros monopólicos del poder económico o político.
Debe convertirse en aquella forma de la Economía que incorpora la democracia plena a la empresa superando la desfavorable división histórica capital-trabajo, invirtiendo los términos alsuprimir la condición mercantil a la que esta sometida la fuerza de trabajo bajo la economía de mercado.
El problema que se nos plantea, entonces; es como hacer viable este sistema alternativo de producción dentro de una realidad económica llena de adversidades nacionales y globales para ella, así como dentro de una herencia socio-cultural que como efecto causal de la realidad económica, la determina.
Ya Marx en su obra “El Capital”, respecto de las cooperativas lo advertía: “representan los primeros brotes de una forma nueva dentro de la antigua, aun cuando reproducen naturalmente, y deben de reproducir siempre, en su organización actual, todas las insuficiencias del sistema dominante”.
Luego en 1.907 Rosa Luxemburgo agregaba al respecto: “...las cooperativas son una forma híbrida en medio del capitalismo. Es decir, estas son unidades de producción socializada de carácter marginal, las cuales deben sobrevivir en el seno de una economía-mundo capitalista- reproduciendo todas las imperfecciones y taras del mismo”.
Estamos, por tanto parados ante un doble reto. Primero el de promover un camino abierto a toda la ciudadanía desde donde se recuperen las mejores enseñanzas de esa economía de subsistencia de la cual es, en buena parte, partícipe. Una realidad que es hija de la precariedad estructural de nuestras naciones y de la inmensa desigualdad e injusticias que recorre toda nuestra historia, pero, sobre todo, de la crisis profunda que hoy en día vive el capitalismo como modelo global de producción; crisis que arropa y determina el destino gris al cual pareciera que estuviesen condenadas la inmensas mayorías de las naciones pobres y los pobres del mundo.
Pero además de las enseñanzas, se trata de un mundo laberíntico lleno de potencialidades y donde, efectivamente, se mueven enormes cantidades de capital que, en caso de comenzar a hacerse partícipes de un proyecto más integral y trascendente al mero interés individual, podrían convertirse en una palanca sustancial al desarrollo integral y equitativo de la sociedad. Del mismo modo nos referimos a las recientes experiencias de cogestión y autogestionarias de la economía social.
No estamos, entonces; ante un camino fácil de recorrer si de verdad se quiere, como en efecto rezan los mandatos constitucionales expresados en los artículos 70, 112, 118, 184, 308 de la constitución nacional; llevar adelante un proceso profundo de transformación de la realidad económica nacional; donde entre otras cosas se logre hacer de ella un lugar prioritario y estratégico para el desarrollo material y cultural de la democracia participativa y protagónica, así como de la misma economía nacional.
Así entonces se puede definir la economía social y solidaria como toda actividad económica, basada en la asociación de personas en entidades de tipo democrático y participativo; con primacía de las aportaciones personales y de trabajo sobre el factor capital.
La economía social esta esencialmente integrada por cooperativas, mutuales, asociaciones y fundaciones, entre otras formas asociativas; constituyéndose en los principales instrumentos que la caracterizan. Sus actividades no pertenecen al sector público ni a la actividad privada tradicional que tiene como único fin o motor de impulsión el lucro, la maximización del beneficio en términos financieros.
El
...