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EL AGUA COMO RECURSO ESENCIAL EN LA ECONÓMICO


Enviado por   •  8 de Abril de 2017  •  Biografías  •  1.717 Palabras (7 Páginas)  •  210 Visitas

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EL AGUA COMO RECURSO ESENCIAL EN LA ECONÓMICO

Los recursos naturales de la Tierra se dividen en renovables y en no renovables. Los primeros se reponen en cada ciclo; los segundos, como su nombre lo indica, no.  El agua pertenecería a la primera categoría, ya que se renueva a través del ciclo hidrológico.  Sin embargo, la contaminación y el mal uso de las fuentes seguras están haciendo que su existencia peligre, hasta el punto de convertirse en “hipotéticamente renovable”. 

Los recursos no renovables se encuentran en cantidad limitada, y el uso continuo de estos puede provocar su desaparición.  Entonces, el manejo del recurso implica una formulación de políticas relativas al agua, al igual que las relacionadas con otros recursos naturales, puede ejercerse desde distintas cosmovisiones.  Entre los modelos de políticas ambientales, se encuentran el explotacionista, el conservacionista y el sustentable.

  • El modelo explotacionista concibe la utilización del agua como un “producto” sujeto a necesidades económicas, sin poner foco en su capacidad de renovación ni en su utilización social.
  • La visión conservacionista procura armonizar la producción y la conservación del ambiente natural a través de un manejo cuidadoso, con el objetivo de lograr la preservación de los ecosistemas, pero haciendo énfasis en el medioambiente, por lo que no se hace hincapié en el aspecto social.
  • Finalmente, el uso sustentable busca mantener un equilibro entre las necesidades económicas y sociales y la capacidad de renovación del recurso en el ciclo hidrológico.  

En definitiva, el debate discurre sobre cómo considerar al recurso: si como bien económico, ambiental o social.

Por un lado, el agua es un bien público cuya regulación, cuando está dirigida en beneficio del interés común, garantiza un acceso más amplio para la población.  Al mismo tiempo, por tratarse de un recurso limitado, también es un bien económico.

Por esta razón, hay que administrarlo de forma correcta, para evitar problemas de escasez. Aquellos que consideran al agua un bien común defienden el acceso universal como un derecho humano fundamental, argumentando que el agua garantiza la salud y la calidad de vida de las personas. No se concibe al agua en su carácter de “producto” o mercancía disponible para ser intercambiada, sino como un recurso limitado, cuyas fuentes es necesario preservar y evitar su deterioro. La escasez es, en última instancia, una función de la oferta y la demanda, pero ambos lados de la ecuación están determinados por políticas públicas.

Pero la problemática no está tanto en la escasez del recurso en sí mismo, sino de los resultados de su gestión y distribución.  La brecha entre países desarrollados y países en vías de desarrollo pronto podría ser equiparada a la de aquellos que cuentan con acceso a agua segura, y aquellos cuyas posibilidades son más limitadas.  El progreso, según la ONU, debe darse a través de políticas nacionales firmes que persigan la equidad y estén enmarcadas en los planes de acción mundiales para el agua y saneamiento.

En América del Sur, por ejemplo, el agua dulce abunda por doquier. Todos estos países poseen el recurso, pero este no se distribuye en forma uniforme; a esto contribuyen el relieve y el clima.  Otro aspecto relacionado es que existe un conocimiento de los recursos hídricos superficiales, pero se desconoce la magnitud y la cantidad de los subterráneos, la calidad de sus aguas y la capacidad que tienen para satisfacer la demanda.

Según alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS), el agua es un recurso limitado, y su calidad está sometida a una presión constante. Puede verse alterada por la presencia de agentes infecciosos –productos químicos tóxicos, radiaciones–, por factores provocados por la contaminación o por la acción del hombre sobre la naturaleza.

Asimismo, la cantidad de agua disponible también se determina según la calidad, ya que no toda el agua puede ser apta para el consumo o el uso.  El líquido contaminado no se puede utilizar para bebida, saneamiento, actividades industriales o agrícolas.  Cuanto más contaminada esté el agua, más altos serán los costos del tratamiento para que vuelva a un estado utilizable.

La calidad, por su lado, es la aceptable para el consumo humano y para prevenir enfermedades. Al igual que las inversiones en educación y en sanidad, las inversiones en agua y saneamiento generan beneficios tanto para los individuos como para la sociedad.  El agua de mala calidad daña la salud humana y degrada los ecosistemas.

El abastecimiento de agua dulce en la Tierra por medio de los ríos, lagos o precipitaciones no es suficiente para la población que alberga el planeta.  No todas las personas acceden a estas fuentes de agua por igual.  Ello no se debe solo a la cercanía o lejanía de estas, sino que intervienen otros factores, como la calidad de las aguas o las condiciones de acceso.

Frente a esta problemática, que se plantea como la relación entre la cantidad de agua disponible y la cantidad de personas que pueden acceder a ella, surge el concepto de escasez.  Si bien cada país tiene recursos hídricos internos que están constituidos por los acuíferos, los ríos y el agua de lluvia, en la medida en que se incrementa la población, deben ser divididos por mayor cantidad de personas.

En Dublín, en 1992, en una de las reuniones preparatorias para la reunión cumbre de las Naciones Unidas de Río de Janeiro, se establecieron los siguientes principios:

  • El agua dulce es un recurso finito y vulnerable; esencial para la vida, para el desarrollo y para el medioambiente.
  • El agua tiene un valor económico y debe ser reconocida como un “bien económico”.

A partir de estas dos concepciones sobre la injerencia del agua, se plantea un debate sobre el rol de las prestadoras en una sociedad y el reconocimiento del valor del servicio por los usuarios.

En esta discusión es importante tener en cuenta que:

  • Dado que la mayoría de las enfermedades de origen hídrico son generalmente contagiosas, el acceso a una cantidad mínima de agua potable es indispensable para asegurar la salud general de la población.
  • Solo en el origen (cuando la población que habitaba sobre la faz de la Tierra era pequeña respecto a la cantidad de agua disponible), el agua pudo ser considerada un bien “libre” o sin valor económico. Por eso, es importante que la población comprenda la diferencia entre el carácter de esencial y el de libre disponibilidad.

El concepto de agua y saneamiento como servicio público esencial no es compatible con el concepto de bien libre. Si es necesario asegurar que esté a disposición de toda la población, es porque efectivamente no lo está, y los recursos que se inviertan en lograr este objetivo dan cuenta de los costos que representa.

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