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EL Abusador Como Unico Autor De Una Cruda Realidad


Enviado por   •  24 de Enero de 2012  •  2.222 Palabras (9 Páginas)  •  632 Visitas

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El abuso sexual se muestra a la sociedad como cualquier tipo de actividad sexual entre dos o más personas sin el consentimiento de una. Esta realidad puede presentarse entre adultos, adultos y niños e incluso entre menores de edad. Considerando el acto sexual como cualquier tipo de penetración de órganos genitales en contra de la voluntad de uno de los actores o aprovechando la incapacidad de entendimiento de un menor de edad frente a ciertos actos. También se refiere a la obligación de un menor a escuchar o presenciar un contenido sexual impropio.

En relación al abuso sexual de menores, una de las definiciones mas ampliamente aceptada por la comunidad científica internacional es la elaborada por Schecter y Roberge (en Kempe y Kempe, 1984): “el abuso sexual se define como el involucramiento de niños/as y adolescentes dependientes e inmaduros/as en actividades sexuales que no son verdaderamente comprendidas y frente a las cuales son incapaces de consentir responsablemente, o que violan los tabúes sociales de los roles familiares”.

Siendo un problema universal que esta presente, de una u otra manera, en todas las culturas o sociedades y que es producto de una combinación de factores individuales, familiares y sociales, el abuso sexual produce una interferencia en el desarrollo evolutivo del menor, dejando secuelas que no siempre se desvanecen con el tiempo. Sin embargo, ¿quién es el causante principal de que este hecho, que presenta registros hace ya muchos siglos atrás, y es tan moralmente rechazado por la sociedad, se lleve a cabo? ¿Cuáles serían los principales sospechosos de que esto suceda? Claramente nos dirigimos al abusador como el único culpable, presentándolo como un trastornado mental.

Actualmente el concepto de abuso sexual de un menor ha sido ampliado más allá del contacto sexual (ya sea tocar, besar, acariciar, estimular genitales u otras partes del cuerpo de un modo sexual), a conductas que intentan estimular sexualmente al niño, lo cual pude incluir mostrarle material pornográfico, fotografiarlo en actitudes inapropiadas o hablarle en forma obscena.

Básicamente se reconocen diversos factores que de cierta forma facilitarían es la ocurrencia de este tipo de abuso: con respecto al abusador, se presenta el factor psicológico en relación con la inmadurez emocional, con la necesidad de sentirse poderoso o posibles traumas sexuales anteriores como también un despertar sexual tardío. También se presenta la inexistencia de inhibidores internos, fruto de agentes como alcoholismo, drogadicción, distintos tipos de psicosis, etc. Más aún con la inexistencia de factores externos, ya sea por ausencia de la madre o imagen maternal, por aislamiento social de la familia o por la falta de normas sociales. Y por último se ve la falta de resistencia infantil ante el abuso, lo que se relaciona con la inseguridad, amenazas y peleas dentro de la familia.

Aun así son simples supuestos o factores generalizados, ya que la relativa imprecisión del concepto de “abuso sexual” es el primero de una serie de factores que impiden una identificación precisa del alcance del problema dentro de la sociedad actual, donde por su identidad tabú favorece su ocultamiento y silenciamiento. En segundo lugar, es un problema también que la mayoría de los abusos se produzcan sin testigos, por lo que la única persona que puede dar testimonio es la víctima. En tercer lugar, el hecho de que sea un menor de edad el afectado, implica que pocos casos sean los denunciados, ya sea por su incapacidad para comunicarlos o por el miedo que sienten. En cuarto lugar, dado que la mayoría de estos abusos se cometen en el interior de las familias o de círculos muy próximos al menor, es frecuente que se creen estrategias de ocultamiento extraordinariamente eficaces.

Con respecto al causante del delito, nos referiremos a él como el abusador, ya que por simple generalización los abusadores sexuales de menores son mayoritariamente hombres (aproximadamente un 87%) El abusador sexual es una persona de apariencia y vida normal. Según un estudio, la mitad de ellos no recibió ningún tipo de expresión de afecto durante su infancia y adolescencia, presenta problemas con el consumo de alcohol y no presenta déficit en habilidades sociales, aunque sí falta de empatía hacia sus víctimas, negando además el delito.

Para cualquier ser social, el abusador, lo relacionamos innatamente con un sujeto de estructura psicológica perversa, por el hecho de que éste disfruta sometiendo al menor y a la vez causándole un sufrimiento. También podemos encontrar dos grandes tipos de abusadores: los primarios y los situacionales.

Los primarios muestran una inclinación sexual casi exclusiva por los niños y su conducta compulsiva es independiente de su situación personal. Hablamos, clínicamente, de pedófilos en un sentido estricto del término, que presentan unas distorsiones cognitivas específicas, ya que consideran su conducta sexual como apropiada sin señas de culpabilidad ni resentimiento. Son capaces de planificar sus acciones, pueden llegar a atribuir su conducta a un efecto de la seducción por parte del menor o pueden justificarla como un modo de educación sexual para este. Entonces podríamos cuestionarnos el hecho de que el menor presente un grado de intencionalidad inconsciente dentro del abuso sexual y tomarlo como un factor culpable dentro del acto.

En cuanto a los situacionales, estos se caracterizan por que su conducta viene inducida por una situación de soledad o estrés donde el abuso suele ser un medio de compensar la baja autoestima o de liberarse de cierta hostilidad. No son estrictamente pedófilos, en tanto que su inclinación natural es hacia los adultos, con los que mantienen normalmente relaciones problemáticas (impotencia ocasional, tensión de pareja, etc.), sólo recurren excepcionalmente a los niños y lo hacen de forma compulsiva, percibiendo su conducta como anómala y sintiendo posteriormente culpa y vergüenza.

Pero cualquiera sea el tipo de abusador siempre llevaran a cabo el mismo acto de crueldad siguiendo una serie de generalizados pasos. La primera fase es la de seducción donde se manipula la dependencia y confianza del menor, preparando el momento y el lugar del abuso. Después se presenta una fase de interacción sexual abusiva donde se ven actos de exhibicionismo por parte del trastornado, carisias con intenciones eróticas o masturbación. Por lo cual ya podemos estar hablando de “abuso sexual”. Mas tarde viene el silenciamiento de lo ocurrido, donde el abusador por medio de amenazas, impone el silencio del menor. Y al final encontramos la fase represiva, que en el caso del incesto se busca desesperadamente el equilibrio para mantener la cohesión en la familia por lo que se tiende a negar, no darle importancia incluso hasta justificar

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