EL COVID-19 Y SECTOR SECURITARIO EN ECUADOR: UN CASO DE SORPRESA ESTRATÉGICA

DIMENSIÓN METODOLÓGICA

Objetivo: Analizar las dimensiones de investigación, a través de su caracterización, para un diseño de investigación

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EL COVID-19 Y SECTOR SECURITARIO EN ECUADOR: UN CASO DE SORPRESA ESTRATÉGICA

Ideas principales

• Al momento de hablar en torno al concepto de “sorpresa estratégica”, se tienen una serie de consideraciones en torno a los alcances del mismo, como también a la forma en que se da, gestiona y eventualmente, supera.
• La “sorpresa estratégica” tiene una connotación asociada al plano militar, o incluso con la Defensa, tomando en consideración el actuar de los actores e instrumentos bélicos, al momento de buscar una definición de un proceso conflictivo.
• Una de las perspectivas más comunes en torno a una definición y comprensión de dicho proceso, deviene de la dada por Kam, señalando que las “sorpresas estratégicas” se producen por un problema en el diagnóstico de las expectativas.

Ideas secundarias

• En este aspecto, cabe señalar que el punto central, se basa en errores al momento de efectuar el diagnóstico situacional de un determinado proceso que es determinado con algún grado potencial de amenaza, siempre desde la óptica estatal.
• Al momento de hacer una referencia a la existencia de limitaciones metodológicas, se realiza una consideración en torno a la manera en cómo se construyen las diversas técnicas de análisis, en conjunto con la estructura que sostiene la veracidad y confianza en los mismos.
• Si aquello no da los resultados en términos de tiempo y eficiencia, o incluso en el propio campo del análisis, se estaría haciendo referencia a un déficit o dificultad dentro del sistema de alerta en cuestión.

EL COVID-19 Y SECTOR SECURITARIO EN ECUADOR: UN CASO DE SORPRESA ESTRATÉGICA

Introducción

¿En qué consiste el denominado proceso de “sorpresa estratégica”? ¿Cómo las instituciones asociadas al sector securitario en el Ecuador se vieron envueltas bajo el proceso mencionado? El presente trabajo tiene por objetivo responder a las interrogantes planteadas; pero sin perjuicio de un posterior desarrollo de las mismas, resulta metodológicamente adecuado dar respuestas a las mismas, tomando en consideración respuestas meramente introductorias y que permitan una comprensión generalizada sobre la temática, además de permitir un ordenamiento en el plano metodológico. Al momento de hablar del proceso de “sorpresa estratégica”, se está haciendo una directa referencia a un elemento que no se tenía adecuadamente contemplado dentro de la planificación estratégica, y que dio como resultado una modificación sustancial de los objetivos que se tenían estipulados. En este sentido, si bien la “sorpresa estratégica” deviene generalmente de un acontecimiento externo, también puede tener elementos que se derivan de una débil planificación estratégica, con los diferentes aspectos que aquello conlleva. Por ende, la “sorpresa estratégica” tiene una serie de dimensiones sobre las cuales puede ser comprendida y desarrollada; pero lo relevante en este caso, es tener la capacidad de reconocimiento en torno a los elementos que dieron origen al mencionado proceso, en conjunto con la capacidad de reacción de los sectores que se vieron afectados, al tiempo que se establecen lecciones aprendidas para no repetir los errores del pasado y, por ende, no caer nuevamente en el proceso señalado.

Si lo anterior se aplica para el caso del sector securitario en el Ecuador, y de acuerdo a la segunda interrogante planteada, se tiene como resultado que hubo una serie de premisas y elementos que dieron como resultado que la arquitectura securitaria del país, no tuviese las condiciones y medios necesarios para hacer frente a la situación dada como consecuencia de la pandemia del COVID-19, pese a que se conocía de su existencia y de las medidas que otros países ya estaban tomando. Así, se parte de una base en que si bien se tiene una concepción en torno a cómo debían actuar los actores clásicos vinculados a la seguridad, es decir las Fuerzas Armadas (FF.AA.) y la Policía Nacional, la falta de claridad en la inclusión de otros actores, en conjunto con elementos estructurales deficitarios del sistema ecuatoriano de seguridad, otorgan como resultado que las consecuencias de la pandemia en cuestión, fueran altamente negativas para la imagen del país, con un ámbito securitario que operaba bajo una situación de coyuntura y con un contexto adverso.

En este sentido, y derivado de la existencia de un ámbito de “sorpresa estratégica” al cual la seguridad en el país se vio envuelta, es que se establece como hipótesis de trabajo que como resultado de una serie de procesos, entre ellos las consecuencias de los sucesos ocurridos en el mes de octubre de 2019, una planificación estratégica difusa, y la debilidad en el actuar del sistema de inteligencia estratégica en el país, fueron los principales aspectos sobre los cuales la pandemia del COVID-19 estableció un panorama de “sorpresa estratégica” en el ámbito securitario ecuatoriano.

Este planteamiento ofrece tres grandes elementos sobre los que, si bien pueden reflexionarse por separado, en conjunto dan la base para la explicación del momento que evidenció el país en general, y el contexto securitario, en conjunto con sus actores más representativos en particular, durante los 3 primeros meses de la emergencia sanitaria.

Desarrollo (Marco teórico, metodología, resultados)

Una perspectiva en torno a los elementos que establecen el estado de “sorpresa estratégica” en los tomadores de decisiones del ámbito estratégico, es la que señala Javier Jordán. El mencionado autor plantea que es necesario considerar la existencia de cuatro variables que lograrían explicar y comprender el desarrollo e impacto del mencionado proceso para el logro de los objetivos: la existencia de limitaciones metodológicas; la existencia de sesgos cognitivos al momento de efectuar diagnósticos situacionales; lo que él denomina “patologías estructurales” dentro de las instituciones encargadas de la producción de inteligencia estratégica; y finalmente la escasa receptividad de los productos de inteligencia, por parte del nivel político, especialmente al momento de establecer decisiones gubernamentales.

En términos generales, al momento de hacer una referencia a la existencia de limitaciones metodológicas, se realiza una consideración en torno a la manera en cómo se construyen las diversas técnicas de análisis, en conjunto con la estructura que sostiene la veracidad y confianza en los mismos. La carencia de elementos metodológicos que puedan ser corroborados y desarrollados, o bien el tener dichos componentes, pero que se encuentren en un estado de duda sobre su fiabilidad al momento de plantear esquemas analíticos. Relacionado con lo anterior, los sesgos cognitivos son una parte crucial al momento de plantear un diagnóstico sobre los problemas dentro del análisis, tomando en cuenta que pueden prevalecer esquemas mentales propios o grupales, desviando la atención de los tópicos que pudieses ocasionar consecuencias negativas. En tercer término, se encuentra lo que Jordán plantea como “patologías estructurales”, lo que se asocia a un plano organizacional e institucional de aquellos actores encargados de efectuar y aplicar el proceso de inteligencia estratégica. Aquello es basado en las complicaciones que pudiesen existir dentro de una organización dedicada a la función de inteligencia de un país, ya sea por canales de comunicación deficitarios, dificultades intrapersonales, e incluso el no tener una claridad sobre los objetivos primordiales, tomando en consideración el ámbito estratégico en que busca desenvolver. Y como último elemento que permitiría la gestación de un proceso de “sorpresa estratégica”, es el hecho de que exista una desconexión entre los análisis y escenarios planteados por el sector inteligencia, y las ponderaciones que se dan de los mismos desde el sector gubernamental, que finalmente determina la aplicación de las medidas político-estratégicas. En este sentido, la relevancia que se da a lo que pueda señalar el sector inteligencia, es baja o nula desde el contexto político, lo que se traduce finalmente en una inacción de parte de los actores con la competencia para tomar decisiones.

La “sorpresa estratégica” en el sector securitario ecuatoriano

Considerando los elementos que son parte del proceso de “sorpresa estratégica”, es posible efectuar un paralelismo en torno a lo que se señalaba desde un punto de vista conceptual en relación al proceso mencionado, y lo acontecido en el ámbito de la Defensa en el Ecuador, como una forma de visualizar que aquel sector se vio afectado por dicho proceso, dando como resultado una suerte de parálisis al momento de tomar decisiones y evaluar, de una forma eficiente y óptima, los acontecimientos durante los primeros meses bajo el contexto de la pandemia. Considerando aquello, la “sorpresa estratégica” en el país, no solamente tuvo una noción interna, desde el punto de vista de los acontecimientos e impactos sociales, económicos, políticos y securitarios, sino que también se pudo atestiguar como la imagen país del Ecuador, estuvo fuertemente afectada, a lo cual diversos medios de comunicación con alcance global, hicieron eco. Pero sin perjuicio de lo mencionado en torno a la forma en que se reflejó el estado de calamidad pública y complejidad en torno a la gestión de la pandemia en el país, lo cierto es que aquello no puede tener una visión exclusivamente negativa sobre las propias capacidades del país, y particularmente de los medios de la Defensa y la seguridad, sino que también es necesario establecer una perspectiva internacional sobre el proceso. El hecho de que la afectación de los primeros meses de la pandemia tuviese una connotación negativa en la gran mayoría de los países del mundo, da cuenta de que no se tenía un adecuado conocimiento sobre las consecuencias del virus, ni mucho menos de su comportamiento, siempre en términos efectivos. Así, el propio proceso de “sorpresa estratégica”, tuvo un fuerte componente de novedad en torno a este proceso que comenzaba a afectar la seguridad de los países, debido principalmente al aspecto novedoso de la enfermedad. Una apreciación de aquello queda en evidencia al momento de tomar en cuenta los propios comunicados de las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tomando en cuenta que la declaratoria de una “pandemia”, recién fue establecida en 11 de marzo de 2020, dando como resultado el hecho de que, desde el mismo sistema internacional, no había una certeza sobre la forma en que el virus se expandía y comportaba. Es por ello que una de las primeras visiones obtenidas, siempre desde el punto de vista internacional, es que ningún país del mundo se encontraba con una capacidad efectiva de dar respuestas, especialmente por la propia cualidad de novedad del fenómeno en sí.

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